lunes, 7 de julio de 2025

Jama. Bronquiectasias. Revisión.

https://jamanetwork.com/

Importancia La bronquiectasia de la fibrosis no quística (FQ) es una afección pulmonar crónica causada por la dilatación e inflamación permanente de los bronquios y se caracteriza por tos diaria, esputo y exacerbaciones recurrentes. Aproximadamente 500 000 personas en los EE. UU. tienen bronquiectasias no relacionadas con la FQ.

Observaciones: Las bronquiectasias no relacionadas con FQ pueden asociarse con neumonía previa, infección por micobacterias no tuberculosas o tuberculosis, afecciones genéticas (p. ej., deficiencia deα 1-antitripsina, discinesia ciliar primaria), enfermedades autoinmunes (p. ej., artritis reumatoide, enfermedad inflamatoria intestinal), aspergilosis broncopulmonar alérgica y síndromes de inmunodeficiencia (p. ej., inmunodeficiencia variable común). Hasta el 38% de los casos son idiopáticos. Según los datos de EE. UU., las afecciones asociadas con las bronquiectasias no relacionadas con la FQ incluyen la enfermedad por reflujo gastroesofágico (47%), el asma (29%) y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (20%). La prevalencia de bronquiectasias no FQ aumenta sustancialmente con la edad (7 por 100 000 en individuos de 18 a 34 años frente a 812 por 100 000 en aquellos ≥75 años) y es más frecuente en mujeres que en hombres (180 frente a 95 por 100 000). El diagnóstico se confirma con tomografía computarizada de tórax sin contraste que muestra vías respiratorias dilatadas y, a menudo, engrosamiento de las vías respiratorias y taponamiento de moco. La evaluación diagnóstica inicial implica análisis de sangre (recuento completo de células sanguíneas con diferencial); pruebas de cuantificación de inmunoglobulinas (IgG, IgA, IgE e IgM); cultivos de esputo para bacterias, micobacterias y hongos; y espirometría prebroncodilatadora y postbroncodilatadora. El tratamiento incluye técnicas de desobstrucción de las vías respiratorias; nebulización de solución salina para aflojar las secreciones tenaces; y ejercicio regular, participación en rehabilitación pulmonar, o ambos. Los broncodilatadores inhalados (agonistas β y antimuscarínicos) y los corticosteroides inhalados están indicados para pacientes con bronquiectasias que tienen asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Las exacerbaciones de las bronquiectasias, que generalmente se presentan con un aumento de la tos y el esputo y un empeoramiento de la fatiga, se asocian con una disminución progresiva de la función pulmonar y una disminución de la calidad de vida. Las exacerbaciones deben tratarse con antibióticos orales o intravenosos. Los individuos con 3 o más exacerbaciones de bronquiectasias al año pueden beneficiarse de antibióticos inhalados a largo plazo (p. ej., colistina, gentamicina) o macrólidos orales diarios (p. ej., azitromicina). El trasplante de pulmón se puede considerar para pacientes con deterioro grave de la función pulmonar, exacerbaciones frecuentes o ambos. Entre los pacientes con bronquiectasias no FQ, la mortalidad es mayor para aquellos con exacerbaciones frecuentes y graves, infección por Pseudomonas aeruginosa y comorbilidades, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Conclusiones y relevanciaLa bronquiectasia no fibrosa es una afección pulmonar crónica que suele causar tos crónica y producción diaria de esputo. Las exacerbaciones se asocian con una disminución progresiva de la función pulmonar y una disminución de la calidad de vida. El tratamiento incluye el tratamiento de las afecciones asociadas con las bronquiectasias, técnicas de limpieza de las vías respiratorias, antibióticos orales o intravenosos para las exacerbaciones agudas y la consideración de antibióticos inhalados a largo plazo o macrólidos orales para pacientes con 3 o más exacerbaciones al año.



(Eur Heart J) Factores de riesgo, síntomas y tto farmacológico del 1º IAM.

 https://academic.oup.com/eurheartj/

A pesar de la implementación de algoritmos de riesgo clínico basados en factores de riesgo tradicionales, la carga global de enfermedad cardiovascular aterosclerótica ha seguido aumentando en las últimas décadas. Hay pocos datos del mundo real sobre la prevalencia de los síntomas y los factores de riesgo antes del infarto de miocardio (IM). Este estudio tuvo como objetivo investigar la prevalencia de factores de riesgo documentados de enfermedad de las arterias coronarias, los síntomas documentados, las visitas al médico y la aceptación de la terapia preventiva antes del primer infarto de miocardio.

Métodos

En este estudio de cohorte retrospectivo, se incluyeron pacientes estadounidenses de ≥18 años con una primera definición de IM [Clasificación Internacional de Enfermedades, 10ª Revisión (CIE-10)] entre el 1 de enero de 2017 y el 30 de septiembre de 2022 del producto Clarivate Real-World Data que vincula registros médicos electrónicos, reclamaciones médicas y reclamaciones de farmacia del 98% de los planes de seguro de salud gubernamentales y comerciales en los EE. UU. Se evaluó la prevalencia de síntomas cardíacos previamente documentados en la CIE-10 y factores de riesgo modificables estándar (SMuRF), visitas al médico y uso de tratamiento médico preventivo antes del IM.

Resultados

El estudio identificó a 4 657 412 pacientes con un primer infarto de miocardio (2017-2022), con una mediana de edad de 70 años; El 42,3% eran mujeres. Antes del infarto de miocardio, el 50,5 % de los pacientes no presentaba síntomas documentados, el 18,0 % no presentaba SMuRF, el 22,2 % no tenía visitas documentadas al médico y el 63,4 % no había recibido ninguna terapia preventiva. Los individuos ≤60 años y los hombres tenían menos probabilidades de tener síntomas documentados y SMuRF, tenían menor frecuencia de visitas al médico de atención primaria, usaban menos terapia preventiva y tenían una ocurrencia más frecuente de IM con elevación del ST que los individuos de >60 años y las mujeres, respectivamente.

Conclusiones

En un gran conjunto de datos del mundo real, la mitad de los pacientes con primer infarto de miocardio no tenían síntomas antecedentes documentados, y aproximadamente 1 de cada 5 no tenía SMuRF previamente identificados. La mayoría de los que visitaron a un médico antes del IM con SMuRF identificados y síntomas no estaban usando ningún tratamiento médico preventivo. Estos hallazgos ponen de manifiesto una necesidad urgente e insatisfecha de mejorar las herramientas para identificar a los pacientes en riesgo de infarto de miocardio que pueden beneficiarse de la terapia preventiva.




(BMJ) Cómo leer un artículo sobre inteligencia artificial (IA) en medicina.

 https://bmjmedicine.bmj.com/

Este documento guía a los lectores a través de la evaluación crítica de un documento que incluye el uso de la inteligencia artificial (IA) en entornos clínicos para la prestación de atención médica. Se ofrece una breve introducción a los diferentes tipos de IA utilizados en la atención sanitaria, junto con algunos principios éticos para guiar la introducción de sistemas de IA en la atención sanitaria. Se destacan las directrices de publicación existentes para los estudios de IA. Se sugieren diez preguntas preliminares sobre un artículo que describe un algoritmo de apoyo a la toma de decisiones basado en IA.

Mensajes clave

  • Los artículos que describen la investigación sobre o con inteligencia artificial (IA) son ahora comunes

  • Algunas formas de IA tienen un lugar establecido en la práctica clínica, mientras que otras son especulativas

  • Se describe un marco preliminar y un conjunto de preguntas para evaluar un artículo que describe un algoritmo de apoyo a la toma de decisiones basado en IA

(Preevid) Cribado de depresión en el anciano ¿Cuál es la escala más apropiada de cribado de depresión en el anciano?.

https://www.murciasalud.es/preevid/26454

Los Sumarios de Evidencia(SE) y las Guías de Práctica Clínica (GPC) consultadas, sobre depresión en el anciano y el adulto, recomiendan fundamentalmente el uso del Cuestionario de salud del paciente-2, Cuestionario de salud del paciente-9, la Escala de Cornell para el cribado de la Depresión en la Demencia y la Escala de Depresión Geriátrica (GDS, por sus siglas en inglés), especialmente diseñada para el cribado de aquellas personas mayores de 65 años que presentan comorbilidades.

El SE de UpToDate sobre detección de la depresión en adultos(1) recomienda el cribado rutinario de la depresión en personas mayores de 65 años o más. El cribado y la evaluación de la depresión en estas personas presentan desafíos especiales, ya que los mayores pueden ser más reacios a reconocer la depresión o a la creencia de que los síntomas de la depresión son consecuencia del "envejecimiento normal". Por otro lado, el profesional sanitario puede tener dificultades para diferenciar los síntomas de depresión de los de enfermedades concurrentes o los efectos secundarios de los medicamentos. El deterioro cognitivo de estas personas también puede dificultar el cribado.

Los autores de este SE sugieren una estrategia de cribado de la depresión en dos pasos: 

  • Paso 1: Comenzar utilizando el Cuestionario de salud del paciente-2 (PHQ-2, por sus siglas en inglés). El PHQ-2 se deriva de la herramienta Primary Care Evaluation of Mental Disorders (PRIME-MD) y detecta la depresión de forma rápida y precisa con solo dos preguntas.
  • Paso 2: Las personas con un resultado positivo deben someterse a una evaluación adicional con el Cuestionario de salud del paciente-9 (PHQ-9, por sus siglas en inglés). El PHQ-9 es un instrumento de nueve preguntas cuyas preguntas se corresponden directamente con los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición (DSM-5, por sus siglas en inglés) para la depresión mayor. El PHQ-9 es un instrumento ampliamente validado en diversas poblaciones de pacientes y en varios idiomas, y presenta una sensibilidad y especificidad aceptables.

Entre los instrumentos de detección desarrollados específicamente para adultos mayores, los autores de este SE destacan la Escala de Cornell, para el cribado de la Depresión en la Demencia, que puede utilizarse para evaluar a personas con deterioro cognitivo y la Escala de Depresión Geriátrica (GDS, por sus siglas en inglés), especialmente diseñada para el cribado de aquellas personas mayores de 65 años que presentan comorbilidades que pueden dificultar la interpretación de los resultados del PHQ-9. Este SE cuenta con varias tablas donde se recogen diversos instrumentos de detección de la depresión en personas mayores y en las que se indica sus características principales así como su especificidad y sensibilidad. En este documento se sugiere que a la hora de elegir una prueba de cribado, los profesionales sanitarios deben considerar los siguientes factores:

  • Facilidad de administración (completada por el paciente o por el profesional sanitario, número de preguntas, nivel de lectura requerido).
  • Facilidad de puntuación e interpretación.
  • Validación en diversas poblaciones (p. ej., diferentes entornos clínicos, grupos de pacientes, varios idiomas).
  • Uso de un estándar de referencia adecuado (p. ej., el "patrón de oro" con el que se compara la prueba).
  • Precisión de la prueba en la población a cribar (generalmente medida por la sensibilidad, la especificidad o los cocientes de verosimilitud).

El SE Dynamed sobre depresión en adultos mayores(2), señala que las herramientas que han mostrado mayor utilidad para la detección de la depresión y su gravedad en adultos mayores incluyen la GDS, el PHQ2 y/o el PHQ9. Añade que estos instrumentos son precisos y factibles para la detección de la depresión en la tercera edad.

El SE de BMJ sobre depresión en adultos(3) recomienda la detección de la depresión en todos los adultos mayores, usando el PHQ-2 y el PHQ-9, ya que hay pruebas, derivadas de un metanálisis(4), en el que se determinó que un enfoque de cribado que comienza con un PHQ-2, y pasa a un PHQ-9 cuando había puntuaciones ≥2 en el PHQ-2, tenía una precisión similar a la de realizar el PHQ-9 a todos los pacientes, y reducía la necesidad de realizar un PHQ-9 completo en más del 50% de los casos.

La Guía de Buenas Prácticas de la Asociación Profesional de Enfermeras de Ontario (RNAO, por sus siglas en inglés) sobre Delirio, Demencia y Depresión en las Personas Mayores(5) recomienda utilizar la escala de Cornell y la GDS para la detección de depresión en adultos mayores. 

En nuestro contexto asistencial, la GPC sobre tratamiento de la depresión en Atención Primaria(6), incluye una tabla (tabla 2) con los instrumentos de evaluación de la depresión validados en español, y entre ellos se encuentran el PHQ-9, la Escala para la Detección de Depresión en Ancianos (EDDA) y la DGS, en sus dos versiones validadas la GDS-15 y la GDS-5. En este documento no se indica preferencias de un instrumento sobre otro.

Otras GPC consultadas que abordan la depresión en personas adultas, no hacen mención a las escala más apropiada de cribado de depresión en el anciano(7-9)

(Blog de Ricardo Ruiz de Adana) IECA y ARA-II en Hipertensión y Nefropatía: Guía de Uso Racional en Atención Primaria.

 https://ricardoruizdeadana.blogspot.com

Los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) y los antagonistas del receptor de angiotensina II (ARA-II) son fármacos fundamentales en el tratamiento de la hipertensión arterial (HTA), insuficiencia cardíaca y nefropatía crónica. Sin embargo, su uso requiere criterio clínico para evitar errores frecuentes como la duplicación terapéutica, el uso indiscriminado o la suspensión innecesaria. Este artículo proporciona claves prácticas para un uso racional de estos fármacos desde la consulta del médico de familia.










¿SE PUEDEN ASOCIAR IECA O ARA-II CON OTROS FÁRMACOS ANTIHIPERTENSIVOS  

Diuréticos tiazídicos

Bases para su utilización: Los diuréticos tiazídicos reducen el volumen plasmático y la resistencia vascular periférica. Al combinarlos con IECA o ARA-II, se potencia el efecto antihipertensivo y se mitigan efectos adversos como la hipopotasemia inducida por diuréticos.

Evidencia clínica: Esta combinación ha demostrado ser efectiva en la reducción de la presión arterial y en la disminución del riesgo cardiovascular en diversos estudios. 

Consideraciones: Es importante monitorizar la función renal y los niveles de electrolitos, especialmente en pacientes con enfermedad renal crónica.

Antagonistas de los canales de calcio (ACC)

Bases para su utilización: Los ACC, especialmente los dihidropiridínicos, inducen vasodilatación arterial. Su combinación con IECA o ARA-II contrarresta la activación refleja del sistema renina-angiotensina-aldosterona, mejorando el control de la presión arterial.

Evidencia clínica: Estudios han mostrado que esta combinación es eficaz en la reducción de eventos cardiovasculares y en la protección renal, especialmente en pacientes con diabetes mellitus.

Consideraciones: Se debe tener precaución en pacientes con edema periférico, ya que los ACC pueden exacerbar este efecto.

Diuréticos de asa

Bases para su utilización: Los diuréticos de asa son útiles en pacientes con insuficiencia cardíaca o enfermedad renal avanzada. Su combinación con IECA o ARA-II ayuda a controlar la presión arterial y a reducir la sobrecarga de volumen. 

Evidencia clínica: Aunque hay menos estudios en comparación con otras combinaciones, esta estrategia es común en la práctica clínica para el manejo de pacientes con comorbilidades significativas.

Consideraciones: Es esencial monitorizar la función renal y los electrolitos, debido al riesgo de hipopotasemia e hiponatremia. 

Betabloqueantes

Bases para su utilización: Los betabloqueantes disminuyen la frecuencia cardíaca y la contractilidad miocárdica. Su combinación con IECA o ARA-II es beneficiosa en pacientes con enfermedad coronaria o insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida.

Evidencia clínica: Esta combinación ha demostrado mejorar la supervivencia y reducir las hospitalizaciones en pacientes con insuficiencia cardíaca.

Consideraciones: Se debe ajustar la dosis gradualmente y monitorizar la frecuencia cardíaca y la presión arterial para evitar bradicardia o hipotensión excesiva.

Antagonistas de mineralocorticoides (AMR)

Bases para su utilización: Los AMR, como la espironolactona, bloquean los efectos de la aldosterona, reduciendo la retención de sodio y agua. Su combinación con IECA o ARA-II es útil en pacientes con insuficiencia cardíaca avanzada.

Evidencia clínica: Estudios como RALES y EPHESUS han demostrado beneficios en la supervivencia y reducción de hospitalizaciones con esta combinación.

Consideraciones: Existe un riesgo aumentado de hiperpotasemia, especialmente en pacientes con enfermedad renal, por lo que se requiere una monitorización estrecha.

Inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2)

Bases para su utilización. La integración de inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2) con IECA) o ARA-II ha emergido como una estrategia terapéutica clave en el manejo de pacientes ERC e insuficiencia cardíaca (IC), independientemente de la presencia de diabetes mellitus tipo 2

Evidencia clínica: El estudio DAPA-CKD demostró que la adición de dapagliflozina a pacientes con ERC (TFG entre 25–75 ml/min/1.73 m² y albuminuria 200–5000 mg/g), ya tratados con IECA o ARA-II, redujo en un 39% el riesgo de progresión a enfermedad renal terminal, duplicación de creatinina o muerte cardiovascular. Estos beneficios fueron consistentes en pacientes con y sin diabetes. Asimismo, en pacientes con insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida (ICFEr), los iSGLT2 han mostrado beneficios significativos al reducir la hospitalización por IC y la mortalidad cardiovascular. Estos efectos se suman a los proporcionados por IECA o ARA-II, ofreciendo una protección cardiovascular integral.

Consideraciones: Es fundamental evaluar la función renal y los niveles de potasio antes y durante el tratamiento, especialmente en pacientes con ERC avanzada. También es importante informar sobre posibles efectos adversos, como infecciones genitourinarias y síntomas de hipotensión, y la importancia de mantener una adecuada hidratación. Y se deben evitar en pacientes con TFG < 20 ml/min/1.73 m², antecedentes de cetoacidosis diabética o infecciones urinarias recurrentes graves. 

(Semfyc) Deprescribir en Atención Primaria, un reto y un compromiso para evitar la polimedicación.

https://www.semfyc.es/actualidad/deprescribir-en-atencion-primaria-un-reto-para-evitar-la-polimedicacion-

La polimedicación es un problema de salud pública que, según datos del Ministerio de Sanidad, en España afecta al 10% de la población y aumenta en los últimos años. Es decir, este porcentaje toma cinco o más medicamentos crónicos (aquellos dispensados al menos 6 meses en un año). Un fenómeno que suele estar vinculado al envejecimiento, la cronicidad y la complejidad de los tratamientos, y sobre el que hablamos con cuatro especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria con el objetivo de dar un paso al frente en lo que concierne a la deprescripción. 

De acuerdo con los datos recogidos en la Base de Datos Clínicos de Atención Primaria (BDCAP), el 37,6 % de la población en España utiliza al menos un medicamento de forma regular. Dentro de este grupo, el 8,2 % está en situación de polimedicación, es decir, toma cinco o más fármacos al mismo tiempo. De ellos, el 7,3 % consume entre cinco y nueve medicamentos, mientras que un 0,9 % presenta un nivel de polimedicación severa, al utilizar diez o más tratamientos de manera simultánea. 

Revisar para cuidar: por qué deprescribir es una necesidad 

Con este escenario, incorporar la deprescripción en la práctica médica se presenta como una necesidad urgente para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas. “Se trata de un proceso sistemático de revisión del tratamiento de los pacientes para valorar la retirada de fármacos que estén tomando, bajo supervisión y con el objetivo de optimizar su tratamiento. A nivel personal me da muchas satisfacciones y mejora mi relación con las personas atendidas, que agradecen que se les reduzca su carga”, explica Juan Fran Menárguez, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, que desarrolla su labor en el Centro de Salud Profesor Jesús Marín (Molina de Segura, Murcia).  

Ante lo que considera “un mundo medicalizado”, Menárguez detalla que revisa “los fármacos que tienen prescritos los y las pacientes, para valorar el impacto teórico en salud que pueden tener, desde una visión crítica de la eficacia, tolerabilidad y seguridad, y el balance entre ellas.  

Además, subraya el coste económico que pueden tener algunos medicamentos: “Otro aspecto para tener en cuenta desde un enfoque de selección razonada de fármacos es el coste. No todo el mundo puede permitirse pagar determinados fármacos, sobre todo cuando son dudosos como la mejor elección”.  

En la misma línea de Menárguez se muestra Javier Montero, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria que actualmente trabaja en el Centro de Emergencias Sanitarias 061 Andalucía de Huelva, quien define la importancia de la deprescripción como “troncal en la práctica clínica diaria e imprescindible en nuestro día a día en consulta” y expone que "estamos acostumbrados a finalizar la consulta con una prescripción, lo que es un error. Nuestro trabajo es mejorar la salud de nuestros pacientes, y esta función no siempre se logra con la prescripción de un fármaco. A veces es estando junto a él en momentos difíciles, en otras será recomendarle actividad física, en otras deprescribir una medicación que, o bien ya ha cumplido su función, o bien, ya no es necesaria por la presencia de efectos adversos o la modificación de las circunstancias de nuestro paciente". 

Psicofármacos y pacientes frágiles: dónde poner el foco 

Asimismo, la médica de familia Rosana García, que trabaja en el Centro de Salud Dr. Aguilar (Cubas de la Sagra, Madrid), incide en que “cuando entras en una historia y ves un listado interminable de fármacos, es un buen momento de plantearse revisar ese tratamiento. También en pacientes paliativos, donde los beneficios de los tratamientos crónicos son cuestionables”. En esta línea, Menárguez apunta a la preocupación por “la falta de conciliación en pacientes atendidos en diversos servicios, en los que se aporta una visión sesgada en función de cada especialidad, organificando a veces la atención y siempre sin tener en cuenta el contexto de cada paciente o una visión integral de la salud”.  

Por su parte, Javier Moreno tiene claro que "cualquier paciente podría beneficiarse de la deprescripción” y añade que “si bien los más frágiles son los que se benefician en mayor cuantía y, por ende, en los que debemos pensar en primer lugar: ancianos, pacientes con polifarmacia y en todos aquellos en los que hayamos evidenciado una preponderancia de los efectos adversos frente a los beneficiosos". Un tema acerca del que Juan Fran Menárguez sostiene que entre sus prioridades “están los pacientes con problemas de la vida cotidiana, a los que se les ofrece el fármaco como una respuesta a su problema, pero sin hacerlo partícipe y proactivo en búsqueda de su propia salud. Este es un tema especialmente relevante en el uso de psicofármacos”

 

Precisamente, psicofármacos como las benzodiacepinas o los antidepresivos, y los inhibidores de la bomba de protones, los analgésicos, antihipertensivos, antidiabéticos, estatinas, anticolinérgicos, anticolinesterásicos y neurolépticos son medicamentos muy recetados y susceptibles de intervención, según los médicos y médicas de familia consultados 

 

Es importante poner el foco en las benzodiacepinas, ya que, como explica Carolina Mir, del Centro de Salud Guillem de Castro (Valencia), “en 2020, la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) sitúa a España como el país del mundo con mayor consumo de benzodiacepinas, afirmando que el 9,7% de la población los ha consumido durante el último mes. En España existe un aumento incesante en la prescripción y consumo de ansiolíticos: los datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) confirman que la DHD (dosis diaria definida por 1.000 habitantes/día) se ha incrementado de 50,88 en 2012, a 58,09 en 2022.  Además, el consumo de benzodiacepinas aumenta con la edad hasta los 85 años y asocia un gradiente social, de manera que conforme disminuye la renta o en personas en desempleo, el consumo de estas sustancias es mayor, sobre todo en el caso de las mujeres”.  

Mir añade que “pese a la recomendación según la Estrategia de Seguridad del Paciente, de no prescribir benzodiacepinas para el tratamiento del insomnio en mayores de 75 años, un 53,4% (58% mujeres y 45% hombres) de la población mayor ha recibido al menos un envase de benzodiacepinas, aunque no se tiene la certeza de que el insomnio ha sido la causa principal de la indicación. Las benzodiacepinas en las consultas de Atención Primaria adquieren un papel fundamental en su prescripción. Están prescritas en un 45-76% por médicos del primer nivel asistencial”.  

Asimismo, esta médica de familia que coordina el Grupo de Trabajo de Atención al Mayor de la semFYC, habla también sobre la evidencia científica que respalda la práctica de la deprescripción en la población mayor y cuáles son los beneficios observados: “En España el estudio APEAS, realizado en el ámbito de la Atención Primaria de Salud, determinó que el 48,2% de eventos adversos que tienen lugar en este nivel asistencial están relacionados con la medicación, destacando como más frecuentes: empeoramiento del curso clínico o de la enfermedad de base, síntomas gastrointestinales (náuseas, vómitos y diarrea), alteraciones dermatológicas (prurito, rash o erupciones) y alteraciones neurológicas. En conjunto, estos cuadros supusieron el 44% de los eventos adversos analizados, de los cuales se consideraron potencialmente evitables el 70,2%".  

Herramientas para deprescribir con seguridad 

Estos especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria también nos traen diversas herramientas para abordar la deprescripción adecuadamente. Entre las estrategias más utilizadas están las explícitas, centradas en los fármacos, como:  

  • Los criterios de Beers, PRISCUS o STOPP/START, todos ellos actualizados periódicamente. Estos listados recogen medicamentos cuya prescripción no se considera adecuada en personas mayores —u otros grupos de pacientes—, y permiten al profesional tomar decisiones basadas en la evidencia. En el ámbito europeo, los criterios STOPP/START son los más empleados, ya que incluyen tanto medicamentos potencialmente inapropiados como otros que podrían ser beneficiosos si aún no se han indicado. 

En la práctica clínica, también se han desarrollado variantes específicas de los criterios STOPP para poblaciones concretas:  

  • Los STOPP-Pal, orientados a pacientes en situación terminal, y los recientes STOPP-Cog, pensados para personas con deterioro cognitivo. No existe una fórmula única para deprescribir, por lo que muchas veces se recurre a técnicas de entrevista motivacional para facilitar el diálogo con el paciente.  

Asimismo, herramientas de ayuda en la toma de decisiones, como: 

  • Las desarrolladas por el grupo de Ottawa o la Clínica Mayo, que pueden ser muy útiles.  
  • Algunos protocolos, como los propuestos por Enrique Gavilán y Antonio Villafaina, también ofrecen guías prácticas valiosas recomendadas especialmente a residentes en formación.  

En contraste, las estrategias implícitas se centran más en el paciente y su contexto individual. Estas herramientas valoran la adecuación de cada tratamiento desde un enfoque personalizado, teniendo en cuenta la situación clínica concreta de cada persona. En este enfoque destacan: 

  • Recursos como el algoritmo de Garfinkel.  
  • El Índice de Adecuación de la Prescripción (MAI).  
  • El cuestionario de Hamdy.  
  • Las guías de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria.  

Estas estrategias permiten una evaluación más cualitativa de la medicación, promoviendo un tratamiento realmente adaptado a las necesidades del paciente. 

Formación y tiempo para cuidar mejor  

En otro orden de asuntos, Juan Fran Menárguez considera fundamentales dos aspectos clave para que médicos y médicas de familia puedan deprescribir adecuadamente: “Formación y tiempo. Formación avalada científicamente, como no puede ser de otra manera, sobre los diferentes aspectos de la deprescripción (aspectos positivos, dificultades, herramientas, entre otros.). Es cierto que últimamente se está incrementado la concienciación en la prescripción y deprescripción de las benzodiazepinas, y algunos Sistemas de Salud están proporcionando información al respecto a sus médicos de familia; y tiempo para establecer una adecuada relación médico-paciente basada en la confianza mutua; y tiempo para poder revisar los tratamientos de nuestros pacientes y poder hablar con ellos sobre deprescripción sin prisas

Los cuatro profesionales consultados coinciden en que la deprescripción no solo es posible, sino necesaria. Su aplicación en las consultas de Atención Primaria aporta beneficios tangibles: mejora la calidad de vida, reduce hospitalizaciones, minimiza efectos adversos e interacciones, y favorece la adherencia y la funcionalidad del paciente.  

Los médicos y las médicas de familia tienen que contar con la formación, las herramientas y, sobre todo, la confianza de los y las pacientes para llevarla a cabo. Es momento de comprometerse y asumir la deprescripción como parte esencial de la práctica clínica, incorporando la prevención cuaternaria como eje ético y científico de la toma de decisiones. Aunque implique un esfuerzo añadido, buscar lo mejor para cada paciente, desde la personalización y la evidencia, es una labor que dignifica la profesión y aporta un valor incalculable a la salud de las personas atendidas. Deprescribir es, en definitiva, cuidar mejor

(JGIM) Guía de práctica clínica con decisiones compartidas para la reducción gradual de la dosis de benzodiazepinas: cuando los riesgos superan los beneficios.

 https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/40526204/

Abstract

Descripción: La Sociedad Americana de Medicina de la Adicción (American Society of Addiction Medicine, ASAM) se ha asociado con otras nueve sociedades médicas y asociaciones profesionales que representan una amplia gama de entornos clínicos y poblaciones de pacientes para proporcionar orientación sobre estrategias basadas en la evidencia para reducir la medicación con benzodiazepinas (BZD) en una variedad de entornos.

Métodos: La guía se elaboró siguiendo la metodología GRADE modificada y el proceso de consenso clínico. El proceso incluyó una revisión sistemática de la literatura, así como varias búsquedas complementarias específicas. La guía de práctica clínica se revisó a partir de la revisión externa de las partes interesadas.

Recomendaciones: Las conclusiones clave incluyeron lo siguiente: Los médicos deben participar en la evaluación continua del riesgo-beneficio del uso/disminución gradual de BZD, los médicos deben utilizar estrategias de toma de decisiones compartidas en colaboración con los pacientes, los médicos no deben interrumpir bruscamente los BZD en pacientes que probablemente sean físicamente dependientes y corran el riesgo de abstinencia, los médicos deben adaptar las estrategias de reducción gradual a cada paciente y ajustar la disminución en función de la respuesta del paciente. Y los médicos deben ofrecer a los pacientes intervenciones psicosociales complementarias para apoyar el éxito de la reducción gradual.



(Lancet Diabetes Endocrinol) Realinear los regímenes de tratamiento de la diabetes en adultos mayores: una ruta para simplicar el Ttº y la desprescripción.

Sabemos tratar la diabetes en mayores, pero....¿sabemos desprescribir? Este consenso propone un enfoque para simplificar tratamientos, reducir hipoglucemias y priorizar calidad de vida. Aquí te lo explico en 3 claves:

El problema: Muchos adultos mayores con diabetes siguen regímenes complejos y agresivos que aumentan caídas, deterioro cognitivo y mortalidad. Hasta el 50% podría estar sobretratado con objetivos de HbA1c demasiado bajos.

La solución: ✔️ Buscar causas de dificultad en el autocuidado ✔️ Decidir en conjunto nuevas metas ✔️ Ajustar objetivos realistas ✔️ Usar medicación más simple y segura, adaptada a cada paciente.

Conclusión: En la diabetes del adulto mayor, menos a veces es más. Simplificar no es rendirse: es priorizar seguridad, autonomía y bienestar. Estudio completo: doi.org/10.1016/S2213-



8587(24)00372-3