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Las alteraciones leves del sodio plasmático son hallazgos frecuentes en la práctica de Atención Primaria. Aunque muchas veces se detectan de forma incidental en análisis rutinarios, su correcta interpretación tiene gran relevancia clínica. Una hiponatremia leve (Na⁺ 130–134 mmol/L) o una hipernatremia leve (Na⁺ 146–150 mmol/L) pueden reflejar trastornos de equilibrio hídrico, efectos farmacológicos o errores analíticos, y anticipar descompensaciones más graves si se identifican a tiempo.
El sodio es el principal catión del espacio extracelular y su concentración determina, junto con el agua corporal, la osmolaridad plasmática. La homeostasis del sodio depende del equilibrio entre la ingesta, la excreción renal y las pérdidas extrarrenales, regulado por mecanismos hormonales (ADH, sistema renina-angiotensina-aldosterona, péptidos natriuréticos).
En la consulta de Atención Primaria, la evaluación de una natremia anómala exige integrar los datos clínicos (volemia, signos de deshidratación o sobrecarga), antecedentes farmacológicos y comorbilidades, antes de decidir estudios complementarios o derivación.
El objetivo de este artículo es ofrecer una guía práctica para el abordaje diagnóstico y terapéutico de las alteraciones leves del sodio en adultos, en un contexto ambulatorio: cuándo tratar, cuándo observar y cuándo derivar.

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