La premisa de que el EGB es universalmente sensible a los antibióticos betalactámicos está comenzando a cambiar. Es fundamental establecer una vigilancia continuada
gpiaepap.wordpress.com/2025/12/02/est víaAlerta en Pediatría: El Estreptococo del Grupo B y su Emergente Resistencia a Betalactámicos
El Pilar de la Prevención Neonatal
Streptococcus agalactiae, comúnmente conocido como estreptococo del grupo B (EGB), es un agente causal de gran importancia en la infección perinatal. Dado que actualmente no existe una vacuna aplicable a la mujer embarazada, la estrategia fundamental para la prevención de la infección neonatal por EGB se basa en la profilaxis intraparto. Esta consiste en el uso de penicilina preferentemente, o en su defecto ampicilina, a las madres que han sido identificadas como portadoras de la bacteria.
Un Paradigma en Transformación: La Amenaza de la Resistencia
La premisa de que el EGB es universalmente sensible a los antibióticos betalactámicos (ABL) —la primera línea de defensa para la prevención y el tratamiento— está comenzando a cambiar. Desde que en 2008 se detectaran las primeras cepas en Japón, se han descrito a nivel mundial aislados con sensibilidad reducida a estos antibióticos, tanto en humanos como en animales. Esta disminución en la eficacia se debe a la aparición de mutaciones puntuales en los genes que codifican las proteínas fijadoras de penicilina (PBP), dando lugar a proteínas PBP con una menor afinidad por los antibióticos betalactámicos. La relevancia clínica de este fenómeno es directa y alarmante: ya se han documentado cepas resistentes como causa de infección neonatal grave en Mozambique, y en Tanzania se han reportado tasas de resistencia a betalactámicos superiores al 90% en aislados de hemocultivos neonatales.
La Necesidad de una Vigilancia Activa
En España, el conocimiento sobre la epidemiología de EGB con sensibilidad disminuida a los ABL es muy limitado, basándose en datos de un único estudio antiguo realizado en un solo centro de Madrid. La importancia de monitorizar esta tendencia ha sido subrayada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2024 incluyó al EGB en su lista de patógenos prioritarios en los que es necesario controlar la aparición de resistencias. Por tanto, es fundamental establecer una vigilancia continuada de la sensibilidad del EGB a los antibióticos betalactámicos. Solo así podremos confirmar si las recomendaciones actuales para la prevención y el tratamiento de la infección por EGB conservan su validez y garantizan la seguridad de nuestros pacientes más vulnerables.
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