La hipertensión resistente es altamente prevalente entre las personas con enfermedad renal crónica (ERC) y está estrechamente asociada con una disminución acelerada de la función renal y un aumento de la morbilidad y mortalidad cardiovascular.
Las guías clínicas recientes han establecido objetivos de presión arterial (PA) más claros para esta población, recomendando generalmente valores de PA en el consultorio por debajo de 140/90 mmHg, con un objetivo más estricto de < 130/80 mmHg para pacientes con albuminuria, diabetes, alto riesgo cardiovascular o trasplante. Por el contrario, no se recomienda la presión sistólica por debajo de 120 mmHg debido a preocupaciones sobre la hipoperfusión renal y los resultados cardiovasculares adversos asociados.
El tratamiento inicial consiste en un régimen de terapia triple optimizado con un bloqueador del sistema renina-angiotensina, un bloqueador de los canales de calcio y un diurético, con la adición de betabloqueantes en pacientes con comorbilidades cardíacas. Los pacientes con PA mal controlada requieren un cuarto agente. La espironolactona sigue siendo una opción preferida cuando la tasa de filtración glomerular estimada es de ≥ 30 ml / min / 1,73 m², pero la adherencia a largo plazo es deficiente. La clortalidona es adecuada en la ERC más avanzada, particularmente combinada con diuréticos de asa. Los agentes simpaticolíticos centrales representan una alternativa valiosa.
Los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa 2, los antagonistas no esteroideos de los receptores mineralocorticoides y los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón 1 han demostrado efectos antihipertensivos y claros beneficios renales y cardiovasculares. El antagonista dual del receptor de endotelina puede ofrecer una opción adicional en pacientes con hipertensión resistente. La denervación renal representa otro enfoque prometedor. En casos seleccionados de enfermedad renovascular aterosclerótica con estenosis de alto grado y características de riesgo clínico, la revascularización puede proporcionar beneficios.
En conjunto, estos desarrollos respaldan un enfoque más individualizado y basado en la evidencia para controlar la hipertensión resistente en la ERC.




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