Importancia La uveítis se caracteriza por la inflamación de la úvea, la parte media del ojo compuesta por el iris, el cuerpo ciliar y la coroides, que causa enrojecimiento de los ojos, dolor, fotofobia, moscas volantes y visión borrosa. La uveítis no tratada puede causar cataratas, glaucoma, edema macular, desprendimiento de retina, daño al nervio óptico y pérdida de la visión.
Observaciones La uveítis afecta predominantemente a individuos de 20 a 50 años. La uveítis anterior afecta el iris y el cuerpo ciliar (41%-60% de los casos); la uveítis intermedia afecta a la pars plana (punto de unión del humor vítreo) y a la retina periférica (9%-15%); la uveítis posterior involucra la coroides y/o la retina (17%-23%); y la panuveítis involucra todas las capas uveales (7%-32%). La uveítis se clasifica como no infecciosa o infecciosa, y la toxoplasmosis, el herpes, la tuberculosis y el VIH comprenden entre el 11% y el 21% de los casos infecciosos en los países de ingresos altos y el 50% en los países de ingresos bajos y medianos. La incidencia y prevalencia de la uveítis están influenciadas por factores genéticos (p. ej., antígeno leucocitario humano-B27), factores ambientales (p. ej., contaminación del aire) y tasas de infección. En los EE. UU. y Europa, del 27% al 51% de los casos de uveítis son idiopáticos, y del 37% al 49% están asociados con enfermedades sistémicas, como la espondiloartritis axial. Los objetivos del tratamiento son inducir y mantener la remisión mientras se minimiza el uso de corticosteroides para reducir los efectos adversos relacionados con los corticosteroides. La uveítis infecciosa requiere tratamiento antimicrobiano sistémico. Los trastornos inflamatorios activos asociados con la uveítis deben ser tratados por el especialista apropiado (p. ej., reumatólogo). El tratamiento para la uveítis depende del subtipo; La uveítis anterior se trata con corticosteroides tópicos y la uveítis intermedia leve se puede controlar sin tratamiento inicial. Los pacientes con uveítis intermedia moderada a grave, uveítis posterior y panuveítis tienen un alto riesgo de complicaciones que amenazan la vista y requieren corticosteroides sistémicos y/o intravítreos y agentes inmunosupresores. Para la uveítis posterior, la terapia de primera línea con fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad como el metotrexato logró la remisión de la inflamación en el 52,1% (IC del 95%, 38,6%-67,1%) de los pacientes, y el micofenolato mofetilo controló la inflamación en el 70,9% (IC del 95%, 57,1%-83,5%). En pacientes que no mejoran o empeoran con la terapia de primera línea, adalimumab extendió el tiempo hasta el fracaso del tratamiento a 24 semanas frente a 13 semanas con placebo y redujo la frecuencia de fracaso del tratamiento del 78,5% al 54,5% (P < 0,001).
Conclusiones y relevancia La uveítis se caracteriza por la inflamación de la úvea y afecta principalmente a adultos de 20 a 50 años. Para la uveítis anterior no infecciosa, las gotas oftálmicas con corticosteroides son el tratamiento de primera línea. Para la uveítis posterior no infecciosa, los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad son terapia de primera línea; Los productos biológicos como el adalimumab son tratamiento de segunda línea para pacientes con inflamación refractaria al tratamiento. La uveítis causada por una infección sistémica debe tratarse con antimicrobianos, y se pueden usar esteroides locales o sistémicos según la gravedad de la uveítis y el microorganismo específico.

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