La barrera intestinal sirve como límite entre el sistema inmunitario de la mucosa en la lámina propia y el entorno externo de la luz intestinal, que contiene una amplia gama de microorganismos y factores ambientales ingeridos, incluidos patógenos, antígenos alimentarios, toxinas y otras sustancias extrañas. Esta barrera tiene un papel central en la regulación de la interacción controlada entre los factores luminales y el sistema inmunitario intestinal. Las alteraciones de las células epiteliales intestinales, que sirven como barrera física, o de los péptidos antimicrobianos y las mucinas que producen, que actúan como barrera química, pueden provocar un intestino permeable. En este estado, la pared intestinal es incapaz de separar eficazmente la flora intestinal y el contenido luminal del sistema inmunitario intestinal. La activación posterior del sistema inmunitario tiene un papel importante en la patogénesis de la enfermedad inflamatoria intestinal, así como en la esteatohepatitis asociada a la disfunción metabólica, la colangitis esclerosante primaria y el cáncer colorrectal. También se ha descrito una desregulación de la integridad de la barrera intestinal en pacientes con enfermedades inflamatorias crónicas fuera del tracto gastrointestinal, como la artritis reumatoide y los trastornos neurodegenerativos. Los estudios mecanicistas de la disfunción de barrera han revelado que la posterior activación local y la circulación sistémica de las células inmunitarias activadas y las citocinas que segregan, así como las vesículas extracelulares, promueven procesos proinflamatorios dentro y fuera del tracto gastrointestinal. En esta revisión, resumimos estos hallazgos y destacamos varios conceptos terapéuticos nuevos que se están desarrollando actualmente y que intentan controlar los procesos inflamatorios a través de la modulación directa o indirecta de la función de barrera intestinal.
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