En el paciente diabético, la presencia de niveles inadecuados de glucosa en sangre y otros factores que concurren con frecuencia (hipertensión arterial, hipercolesterolemia...) pueden ser causa de alteración en las fibras nerviosas dando lugar a un grupo de trastornos que se denominan en conjunto neuropatías diabéticas que pueden causar múltiples y variados problemas en función del nervio afectado. Los mecanismos últimos por los que esto ocurre no se conocen con exactitud, pero sí está claro que las modificaciones estructurales que se producen en las fibras nerviosas responden a la acumulación de subproductos metabólicos relacionados con los elevados niveles de glucosa en sangre que presentan estos pacientes y que son responsables de la pérdida del recubrimiento de mielina de los nervios. Tal pérdida tiene como consecuencia una disminución de la capacidad de transmisión de información nerviosa, problema que puede verse agravado si existen problemas circulatorios que comprometen una correcta irrigación del nervio. Existen al menos tres grandes tipos de neuropatía diabética: neuropatía sensitivo-motora (las formas más típicas y frecuentes), neuropatía autonómica y mononeuropatías. En la neuropatía sensitivo-motora se produce sensación de entumecimiento, hormigueo y ardor en pies y manos, pérdida de sensibilidad, percepción incorrecta de sensaciones táctiles y posibilidad de dolor ante cualquier mínimo estimulo táctil sobre la piel. Puede ocurrir pérdida de músculo en pies, piernas, manos y caderas junto con dificultades para caminar y mantener el equilibrio o la coordinación. Con el entumecimiento de los pies, los puntos de presión de los zapatos pueden llegar a no ser notados, lo que puede ser causa de aparición a úlceras e infecciones que en ocasiones pueden conducir a la necesidad de amputación. En caso de neuropatía autonómica están involucrados nervios de los órganos internos (estomago, intestino, corazón) y puede haber dificultad para tragar, indigestión, náuseas o vómitos, diarrea o estreñimiento, aumento de la frecuencia cardíaca en reposo, problemas con la micción, disfunción eréctil o sequedad vaginal, así como mareos o desmayos a causa de una disminución marcada de la presión arterial tras periodos en los que se está sentado. Si se trata de mononeuropatía la afectación se localiza sobre un único nervio, dando lugar a problemas de parálisis y/o dolor en una zona determinada.
A día de hoy, no existe tratamiento específico para la neuropatía diabética que permita prevenir su aparición o revertir las alteraciones de las fibras nerviosas dañadas. Por el contrario, sí se ha avanzado en la medicación paliativa de los síntomas asociados, principalmente del dolor que en ocasiones puede llegar a ser extremo, y no responde a las medidas analgésicas habituales. Dado que solo cabe la posibilidad de prevenir la aparición de la afectación o tratar de estabilizarla una vez instaurada, el paciente debe intentar mantener un control de la diabetes lo más estricto posible. Además de la hiperglicémia son factores de riesgo elevados niveles de lípidos en plasma, oxigenación inadecuada de los nervios, obesidad, hipertensión arterial, tabaquismo y consumo de alcohol, así como una cierta predisposición hereditaria.
La búsqueda de soluciones a nivel farmacológico para tratar la afectación se encuentra enfocada al estudio de factores de crecimiento nervioso.
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