Décadas de mejoras constantes en la esperanza de vida en Europa se ralentizaron desde aproximadamente 2011, mucho antes de la pandemia de COVID-19, por razones que siguen siendo discutidas. Nuestro objetivo fue evaluar cómo los cambios en los factores de riesgo y las tasas de mortalidad por causas específicas en diferentes países europeos se relacionaban con los cambios en la esperanza de vida en esos países antes y durante la pandemia de COVID-19.
Métodos
Utilizamos datos y métodos del Estudio sobre la Carga Mundial de Enfermedades, Lesiones y Factores de Riesgo 2021 para comparar los cambios en la esperanza de vida al nacer, las causas de muerte y la exposición de la población a los factores de riesgo en 16 países del Espacio Económico Europeo (Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal, y Suecia) y las cuatro naciones del Reino Unido (Inglaterra, Irlanda del Norte, Escocia y Gales) durante tres períodos de tiempo: 1990-2011, 2011-19 y 2019-21. Los cambios en la esperanza de vida y las causas de muerte se estimaron con un método establecido de descomposición de la esperanza de vida específica por causa, y se compararon con los valores resumidos de exposición de los factores de riesgo para las principales causas de muerte que influyen en la esperanza de vida.
Resultados
Todos los países mostraron mejoras medias anuales en la esperanza de vida tanto en 1990-2011 (media general de 0,23 años [intervalo de incertidumbre [UI] del 95%: 0,23 a 0,24]) y en 2011–19 (media general de 0,15 años [0,13 a 0,16]). La tasa de mejora fue menor en 2011–19 que en 1990–2011 en todos los países, excepto en Noruega, donde el aumento medio anual de la esperanza de vida aumentó de 0,21 años (95%; UI; 0,20 a 0,22) en 1990–2011 a 0,23 años (0,21 a 0,26) en 2011–19 (diferencia de 0,03 años). En otros países, la diferencia en la mejora media anual entre estos períodos osciló entre –0,01 años en Islandia (0,19 años [95% UI 0,16 a 0,21] frente a 0,18 años [0,09 a 0,26]), a –0,18 años en Inglaterra (0,25 años [0,24 a 0,25] frente a 0,07 años [0,06 a 0,08]). En 2019–21, hubo una disminución general de la esperanza de vida media anual en todos los países (media general de –0,18 años [IC del 95%: –0,22 a –0,13]), y todos los países registraron una caída absoluta de la esperanza de vida, excepto Irlanda, Islandia, Suecia, Noruega y Dinamarca, que mostraron una mejora marginal en la esperanza de vida, y Bélgica, que no mostró cambios en la esperanza de vida. En todos los países, las causas de muerte responsables de las mayores mejoras en la esperanza de vida entre 1990 y 2011 fueron las enfermedades cardiovasculares y las neoplasias. Las muertes por enfermedades cardiovasculares fueron el principal impulsor de las reducciones en las mejoras de la esperanza de vida durante 2011-19, y las muertes por infecciones respiratorias y otros resultados relacionados con la pandemia de COVID-19 fueron responsables de las disminuciones en la esperanza de vida durante 2019-21. Las muertes por enfermedades cardiovasculares y neoplasias en 2019 se atribuyeron a la presión arterial sistólica alta, los riesgos dietéticos, el humo del tabaco, el colesterol LDL alto, el IMC alto, los riesgos ocupacionales, el consumo elevado de alcohol y otros riesgos, incluida la baja actividad física. La exposición a estos principales factores de riesgo difiere según el país, y se observaron tendencias de aumento de la exposición a un IMC alto y disminución de la exposición al humo de tabaco en todos los países durante 1990-2021.
Interpretación
Los países que mejor mantuvieron las mejoras en la esperanza de vida después de 2011 (Noruega, Islandia, Bélgica, Dinamarca y Suecia) lo hicieron a través de un mejor mantenimiento de las reducciones en la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y neoplasias, respaldadas por una menor exposición a riesgos importantes, posiblemente mitigados por políticas gubernamentales. Las continuas mejoras en la esperanza de vida en cinco países durante 2019-21 indican que estos países estaban mejor preparados para resistir la pandemia de COVID-19. Por el contrario, los países con la mayor desaceleración en las mejoras de la esperanza de vida después de 2011 registraron algunas de las mayores disminuciones en la esperanza de vida en 2019–21. Estos hallazgos sugieren que las políticas gubernamentales que mejoran la salud de la población también fomentan la resiliencia a futuras crisis. Dichas políticas incluyen la reducción de la exposición de la población a los principales riesgos iniciales de enfermedades cardiovasculares y neoplasias, como las dietas nocivas y la baja actividad física, la lucha contra los determinantes comerciales de la mala salud y la garantía del acceso a servicios de salud asequibles.
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