Antecedentes: La atención nutricional en la práctica general es crucial para la prevención y el manejo de las enfermedades cardiovasculares (ECV), aunque falta la comparación entre las estrategias dietéticas.
Objetivo: Comparar la mejor evidencia disponible (la más reciente, relevante y de alta calidad) para seis estrategias dietéticas efectivas para la prevención primaria / reducción del riesgo absoluto de EC.
Diseño y contexto: Una revisión narrativa pragmática de revisiones sistemáticas de ensayos aleatorios Métodos: Se incluyeron estudios de: (i) adultos sin antecedentes de eventos cardiovasculares; (ii) estrategias dietéticas dirigidas postuladas para reducir el riesgo de ECV, y (iii) resultados directos de mortalidad cardiovascular o por todas las causas. Se examinaron seis estrategias dietéticas: déficit de energía, dieta similar a la mediterránea, reducción de sodio (reducción y sustitución de sal), dieta DASH, reducción de alcohol y consumo de pescado / aceite de pescado. Las revisiones se seleccionaron en función de la calidad, la actualidad y la relevancia. La calidad y la certeza de la evidencia se evaluaron mediante GRADE. Resultados: Veinticinco revisiones cumplieron con los criterios de inclusión; ocho fueron seleccionados como los de mayor calidad, recientes y relevantes. Tres estrategias dietéticas mostraron reducciones modestas y significativas en los eventos cardiovasculares: déficit de energía (reducción del riesgo relativo [RRR] 30%, IC 95% 13% -43%), dieta similar a la mediterránea (RRR 40%, 95% CI 20% -55%) y sustitución de sal (RRR 30%, 95% CI 7% -48%). La reducción de sal, la dieta DASH y la reducción del alcohol mostraron reducciones pequeñas y significativas en la presión arterial, pero ninguna reducción en los eventos cardiovasculares. El consumo de pescado/aceite de pescado mostró poco o ningún efecto; La suplementación con aceite de pescado solo mostró pequeñas reducciones en los eventos de ECV.
Conclusión: Para la prevención primaria, el déficit de energía, las dietas similares a la mediterránea y la sustitución de sodio tienen evidencia modesta para la reducción del riesgo de eventos de ECV. Las estrategias incorporadas en la atención nutricional clínica deben garantizar que la orientación esté centrada en la persona y adaptada a las circunstancias clínicas.
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