La alergia a penicilina es una reacción anormal del sistema inmunitario al fármaco antibiótico penicilina, el cual se prescribe para tratar varias infecciones bacterianas. Los signos y síntomas frecuentes de la alergia a penicilina son urticaria, sarpullido y picazón, entre otros. A continuación mencionamos cinco puntos relevantes sobre esta alergia.
1. La alergia a penicilinas es comúnmente reportada, pero la gran mayoría de los pacientes que la reportan no tiene una verdadera alergia.
La alergia a penicilinas es reportada hasta en 10% de nuestros pacientes. Sin embargo, 90% de quienes la reportan no tiene sensibilidad mediada por inmunoglobulina E cuando se le realiza una prueba cutánea de alergia. Esto puede ocurrir porque a los pacientes se les catalogó erróneamente como alérgicos o porque pudieron haber tenido una alergia a penicilinas que resolvió con el tiempo.[1] Por tanto, es necesario estudiar a quienes reportan ser alérgicos a penicilina y confirmar este diagnóstico.
2. Los pacientes alérgicos a penicilinas no necesariamente son alérgicos a las cefalosporinas.
Aunque existe una asociación en pacientes que tienen alergia a penicilinas a tener alergia a otros antibióticos betalactámicos, en estudios de investigación se ha visto que de aquellos con una alergia confirmada a penicilina, 97% tolera cefalosporinas y 99% tolera carbapenémicos.[2]
Debemos recordar que en la práctica clínica la mayoría de los pacientes que reportan alergia a penicilina recibe una cefalosporina.
La mejor forma de abordar alergia a betalactámicos es realizar una prueba de alergia.
3. Etiquetar a un paciente como alérgico a penicilinas lo lleva a un uso mayor de antibióticos.
En estudios de investigación se ha documentado que reportar alergia a penicilinas hace que los médicos demos esquemas de antibióticos de mayor espectro, y esto se ha asociado con mayor número de reacciones adversas y de esquemas de antibióticos con menor efectividad.
Asimismo, se ha reportado que los pacientes etiquetados como alérgicos a penicilina tienen 55% de aumento de riesgo de adquirir Staphylococcus aureus resistente a meticilina y 35% más riesgo de tener infección por Clostridiodes difficile.[3]
4. Los antibióticos betalactámicos continúan siendo una de las principales causas de choque anafiláctico.
La alergia a penicilinas es un antecedente que se debe considerar seriamente y estudiarse por medio de una prueba de alergia realizada por especialistas. Aunque la mayoría de los síntomas que se atribuyen a alergia a penicilinas, como dolor o distensión abdominal, son en su mayoría compatibles con efectos adversos y no con una verdadera alergia, este antecedente no debe ser desestimado, ya que continúa siendo uno de los principales grupos de fármacos asociados a anafilaxia.
5. La prueba de alergia a penicilina es costo-efectiva.
Las pruebas de alergia a penicilina se realizan en 1 a 2 horas y se utiliza una combinación de prueba cutánea y prueba de reto; se debe realizar por personal capacitado en un ambiente seguro y este abordaje tiene un valor predictivo negativo de casi 100%. Estudiar la alergia a penicilinas en pacientes hospitalizados y ambulatorios trae beneficios en el manejo de los individuos a corto y largo plazos.
Dra. Armelle Pérez-Cortés Villalobos
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