La obesidad es una enfermedad multifactorial, con una patogénesis compleja relacionada con factores biológicos, psicosociales, socioeconómicos y ambientales, además de heterogeneidad en las vías y mecanismos de acción, lo que conduce a un mal estado de salud.
En 2013, importantes sociedades científicas de EE. UU. entre ellas la Amercan Heart Association, recomendaron utilizar la definición de sobrepeso de la OMS, es decir, un índice de masa corporal (IMC) ≥25 y <30 kg/m2, así como la definición de obesidad, con el IMC ≥30 kg/m2.
Aunque el IMC está fuertemente correlacionado con el porcentaje de grasa corporal en todas las poblaciones, existen limitaciones en su capacidad de predicción para estimar la grasa corporal de cualquier individuo dado, con una variación considerable por sexo, edad y raza/etnia.
Se han desarrollado puntos de corte específicos para subpoblaciones asiáticas como China, para los cuales se recomiendan puntos de corte de 24 kg/m2 para el sobrepeso y 28 kg/m2 para la obesidad. Se estima que entre el 39% y el 49% de la población mundial tiene sobrepeso u obesidad.
También se comprobó que más de los dos tercios de las muertes de pacientes con sobrepeso y obesidad fueron causadas por enfermedades cardiovasculares (ECV), incluso después de contabilizar el tabaquismo y la mala salud. En EE. UU. sobre la base de una Encuesta Nacional, la prevalencia bruta de obesidad en 2015 era 39,8% y va en aumento.
La prevalencia de la obesidad de clase 3 (IMC ≥40 kg/m2) es relativamente muy elevada, con diferencias raciales/étnicas y de sexo. Particularmente en EE. UU., la estigmatización por el peso y la experiencia desproporcionada de estrés psicosocial, enfatizado por el racismo estructural existente, promueven entornos obesogénicos y desigualdades socioeconómicas.
La exposición desigual a factores psicosociales y ambientales, que contribuyen tanto a la obesidad como a otros factores de riesgo de ECV, se relaciona directamente con las disparidades en los resultados de las ECV, observadas en los grupos raciales/étnicos.
En las poblaciones pediátricas, la obesidad adolescente es una epidemia de salud en todo el mundo. En los últimos 35 años, la población adolescente ha sufrido marcado un incremento en la prevalencia de obesidad, lo que, en última instancia, contribuye al riesgo de ECV en la edad adulta.
Por otra parte, la tendencia de la prevalencia mundial de obesidad destaca el impacto significativo que la misma tiene en la incidencia y prevalencia de las ECV.
Aunque la obesidad está relacionada con numerosas enfermedades del sistema cardiovascular, incluido el accidente cerebrovascular, la enfermedad tromboembólica venosa y la hipertensión pulmonar, esta declaración se centra en el impacto de la obesidad sobre la fisiopatología, el diagnóstico, el tratamiento y los resultados clínicos de la ECV aterosclerótica, la insuficiencia cardíaca (IC) y las arritmias, especialmente la muerte cardíaca súbita (MCS) y la fibrilación auricular (FA).
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