martes, 20 de abril de 2021

(Infac) Probióticos: mucho ruido y ¿cuántas nueces? .

 Evidencias y recomendaciones en adultos y niños, seguridad, uso correcto, etc.

https://www.euskadi.eus/contenidos/informacion/cevime_infac_2021/es_def/adjuntos/INFAC-Vol-29-n-3_probioticos.pdf 

 La microbiota hace referencia al conjunto de microorganismos que reside en nuestro cuerpo (bacterias, hongos, arqueas, virus y parásitos), mientras que el término microbioma es más amplio y hace referencia a todo el hábitat, que incluye las comunidades microbianas, sus genes y metabolitos, así como las condiciones ambientales que los rodean en cada una de sus localizaciones. Estos ecosistemas se encuentran en el tracto gastrointestinal, el genitourinario, la cavidad oral, la nasofaringe, el tracto respiratorio y la piel, entre otros. Entre todas estas localizaciones destaca el microbioma intestinal por ser el más complejo, diverso y numeroso, siendo hasta el momento el más estudiado.
La microbiota se compone de cientos de especies diferentes y, por ejemplo, en el colon de un ser humano adulto se ubican aproximadamente 40 billones de células. La microbiota desempeña importantes funciones: metabólica, de barrera e inmunorreguladora, imprescindibles para el correcto mantenimiento del estado de salud del hospedador; de tal forma que algunos la consideran un órgano más1 y múltiples estudios apuntan a que las poblaciones de microorganismos colonizantes difieren entre individuos sanos y enfermos.
Las interacciones entre los microbios intestinales y el hospedador son objeto de una intensa investigación, parte de la cual implica la manipulación de la microbiota intestinal con una intención terapéutica. En los últimos años, se ha acrecentado el interés por actuar en corregir, de algún modo, las posibles “disfunciones o alteraciones de este órgano”, mediante la utilización de agentes probióticos, prebióticos y simbióticos siendo los primeros los más estudiados (ver tabla 1).


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