miércoles, 24 de julio de 2019

GC Varela. La entrevista clínica está lejos de su mejor momento.

La formación de los médicos en entrevista clínica se encuentra lejos del rigor exigido en otros campos considerados básicos como la estadística, la anatomía o la fisiología. Este es un hecho difícil de entender, dado que es obvio que si un médico no escucha el relato del paciente con profesionalidad, el razonamiento clínico quedará, con certeza, seriamente sesgado, induciendo a pruebas innecesarias y a errores diagnósticos. A pesar de la falta de estudios rigurosos sobre el tema, una revisión sistemática y un meta-análisis sugieren que una comunicación efectiva tiene impacto en los resultados de salud. De las conclusiones de este trabajo se desprende que una relación médico-paciente de calidad es equivalente, o incluso superior, a la prevención del infarto de miocardio atribuible a tomar una aspirina diaria durante cinco años. ¡Eh! Y sin riesgo de hemorragia digestiva.

Las cosas, sin embargo, están lejos de ir bien. Como ya documenté en el post "El monólogo del paciente", los médicos tienen tendencia a cortar el relato de los pacientes antes del primer minuto de la entrevista, haciendo uso de preguntas con respuestas cerradas que no dejan margen a matices, y redirigiendo la información hacia formularios específicos, por lo que muchos pacientes acaban marchando del consultorio sin haber conseguido explicar lo que realmente les preocupaba.

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