La
infección del tracto urinario se define como el crecimiento de
microorganismos en orina recogida de forma estéril, en un paciente con
síntomas clínicos compatibles. En ausencia de sintomatología el
aislamiento de bacterias en urocultivo se denomina bacteriuria
asintomática y no precisa tratamiento. En neonatos y lactantes el signo
guía para sospechar una infección del tracto urinario es la fiebre. En
niños continentes los síntomas urinarios clásicos cobran mayor
importancia. El diagnóstico requiere siempre la recogida de urocultivo
previo al inicio de tratamiento antibiótico. En niños continentes la
muestra de orina para urocultivo se debe recoger por micción espontánea.
En niños no continentes mediante sondaje vesical, pudiendo optar por
punción suprapúbica en neonatos y lactantes pequeños. No se debe enviar
para urocultivo una muestra recogida mediante bolsa adhesiva. No se han
demostrado diferencias significativas en la evolución clínica y
desarrollo de secuelas entre la administración antibiótica oral
exclusiva frente a la intravenosa de corta duración seguida de
administración oral. La selección de la antibioterapia empírica inicial
se basará en el patrón local de susceptibilidad. En la cistitis este
consenso recomienda el uso empírico de cefalosporinas de segunda
generación en menores de 6 años y fosfomicina trometamol en mayores. La
antibioterapia empírica recomendada en pielonefritis que no precisan
ingreso son las cefalosporinas de tercera generación. En caso de
precisar ingreso se recomiendan los aminoglucósidos. En menores de 3
meses se debe añadir ampicilina. Una vez conocido el resultado del
cultivo se debe dirigir el tratamiento de continuación, tanto
intravenoso como oral.
https://www.analesdepediatria.org/es-recomendaciones-sobre-el-diagnostico-tratamiento-articulo-S1695403319301389
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