La educación para la salud
comprende las oportunidades de aprendizaje creadas conscientemente,
destinadas a mejorar la alfabetización sanitaria de la población, tanto
conocimientos como habilidades. Su finalidad es responsabilizar a los
ciudadanos en la defensa de la salud propia y colectiva.
Es un instrumento utilizado en todos los niveles del proceso asistencial, tanto en la prevención, el tratamiento, y la rehabilitación, como en la promoción de la salud, por lo que atañe a profesionales sanitarios, sociales y de la educación.
En sus inicios se basaba en la difusión de información y hechos.
Progresivamente, los esfuerzos se han centrado más en el abordaje global
de la salud y en el desarrollo de habilidades.
Esto nos lleva a la educación para la salud basada en habilidades.
Se trata de un enfoque que pretende crear o mantener estilos y
condiciones de vida saludables a través del desarrollo de conocimientos,
actitudes y especialmente habilidades, utilizando una variedad de
experiencias de aprendizaje, con énfasis en métodos participativos.
-El conocimiento hace referencia a un conjunto de información y su comprensión.
-Las actitudes son las preferencias
y evaluaciones subjetivas que predisponen a uno a actuar o responder de
una manera predecible. Las actitudes hacen que algo te guste o no, lo
consideres bueno o malo, o te importe.
-Las habilidades son las
capacidades que permiten a las personas desarrollar comportamientos
específicos. Podemos dividirlas en habilidades para la vida HPV y otras
habilidades:
--Las habilidades para la vida: son
el repertorio de destrezas psicosociales dirigidas hacia uno mismo,
hacia los demás o hacia su entorno. La OMS define hasta 10, entre las
que se encuentran la empatía, el pensamiento crítico y creativo o el
manejo de problemas y conflictos.
--Las otras habilidades: hacen referencia a destrezas prácticas relacionadas con la salud, como los primeros auxilios, la higiene o la salud sexual.
Siglas. HPV: habilidades para la vida. OMS: Organización Mundial de la Salud.
