Eficacia modesta en dolor crónico y agudo
El tramadol es un opioide sintético con potencia analgésica moderada (entre 5 y 10 veces inferior a la
morfina). Actúa como agonista débil de receptores µ a nivel del SNC y, además inhibe selectivamente la
recaptación de serotonina y noradrenalina. Es un fármaco con efectos anticolinérgicos, ya que inhibe los
receptores muscarínicos y puede contribuir a una carga anticolinérgica general, especialmente en
pacientes mayores. Su acción analgésica puede variar en función de las características genéticas
individuales que modulan el efecto del fármaco y la aparición de efectos adversos.
Tradicionalmente se ha considerado una opción “más segura” frente a otros opioides lo que ha favorecido
su uso en diversas patologías. Sin embargo, una reciente revisión sistemática con metaanálisis invita a
replantear su papel en el manejo del dolor crónico no oncológico.
Implicaciones para la práctica clínica
Los resultados de estos trabajos recientes inciden en la necesidad de una prescripción prudente y
personalizada del tramadol invitando a reconsiderar su papel en el manejo del dolor crónico no
oncológico.
Es necesario extremar la precaución en pacientes mayores, polimedicados y en personas con patología
cardiovascular.
Es fundamental revisar los pacientes con prescripciones activas de tramadol para valorar:
• La efectividad real,
• la duración del tratamiento,
• la adecuación de la dosis
• posible interacción con otros fármacos (sobre todo antidepresivos, gabapentinoides,
benzodiacepinas, opioides, antipsicóticos y otros depresores del SNC)
• posibles reacciones adversas.
Recordatorio posologías:
• Tramadol solo: De forma general no debe excederse la dosis de 400 mg al día
• Tramadol/celecoxib: máximo 4 comprimidos al día
• Tramadol/dexketoprofeno: máximo 3 comprimidos al día
• Soluciones orales: 5 gotas o 1 pulsación = 12,5 mg de tramadol
Mensaje clave
El tramadol ofrece un alivio modesto del dolor, pero con riesgos importantes de reacciones adversas,
dependencia e interacciones. Su uso debe ser puntual, con objetivos claros, seguimiento estrecho y
revisión periódica.
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