La fibrilación auricular (FA) y la enfermedad arterial coronaria (EAC) suelen coexistir debido a factores de riesgo compartidos como la edad avanzada, hipertensión, diabetes, obesidad, insuficiencia renal o tabaquismo. Aproximadamente, entre el 10 y el 15% de los pacientes con FA, presentan EAC que requiere tratamiento mediante intervención coronaria percutánea. En este contexto, se plantea la necesidad de combinar diferentes estrategias antitrombóticas: la triple terapia antitrombótica (TTA), que incluye un anticoagulante oral (ACO) para la prevención del ictus, junto con doble antiagregación plaquetaria (DAGP) para reducir el riesgo de trombosis del stent e infarto de miocardio (1-4).
Esta TTA se compone de:
- un ACO, preferentemente un anticoagulante de acción directa (ACOD): apixabán, rivaroxabán, dabigatrán o edoxabán), aunque también pueden utilizarse antagonistas de la vitamina K (acenocumarol o warfarina),
- y una DAGP, habitualmente compuesta por ácido acetilsalicílico (AAS) y un inhibidor P2Y12, siendo clopidogrel el más utilizado.
Así, la TTA se configura como ACO + AAS + inhibidor P2Y12 (1-4).
La estrategia antitrombótica óptima en pacientes con FA y EAC estable sigue siendo incierta respecto al equilibrio entre riesgo trombótico y hemorrágico. Las guías actuales recomiendan una transición temprana a la doble terapia antitrombótica (DTA) (ACO + inhibidor P2Y12), especialmente en pacientes con alto riesgo de hemorragia, con un enfoque individualizado según sus características clínicas, con el objetivo de minimizar sangrados sin afectar la protección isquémica.
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