lunes, 16 de septiembre de 2024

(Primary Care Diabetes) El papel de la finerenona en el tratamiento de la enfermedad renal crónica en la diabetes tipo 2: consideraciones prácticas para la atención primaria.

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La prevalencia de la diabetes y la enfermedad renal crónica (ERC) está aumentando en todo el mundo. La enfermedad renal diabética es una afección crónica caracterizada por un aumento gradual de la excreción urinaria de albúmina, la presión arterial, el riesgo cardiovascular y una disminución de la tasa de filtración glomerular (TFG) que puede progresar a enfermedad renal en etapa terminal (IRT). Las personas con diabetes deben someterse a pruebas de detección de ERC anualmente. El cribado debe incluir tanto la medición de la albuminuria como la estimación de la TFG (TFGe). Los cambios estructurales en la enfermedad renal diabética en individuos con diabetes tipo 1 son bastante uniformes, pero el cuadro histológico en aquellos con diabetes tipo 2 y ERC es, por el contrario, una mezcla de cambios que van desde anomalías menores hasta glomeruloesclerosis grave, fibrosis tubulointersticial y arteriolohialinosis. La cicatrización de los riñones está estrechamente relacionada con la función renal. Las personas con diabetes a menudo requieren múltiples terapias para prevenir la progresión de la ERC y sus comorbilidades y mortalidad asociadas. El tratamiento de los factores de riesgo cardiorrenal, incluida la modificación del estilo de vida, el control de la glucosa en sangre, la presión arterial y los lípidos, el uso de bloqueadores del sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA), el uso de inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa 2 (SGLT2) y el antagonista del receptor de mineralocorticoides no esteroideos finerenona en personas con DT2 son las piedras angulares del tratamiento. Los médicos de atención primaria (PCP, por sus siglas en inglés) desempeñan un papel fundamental en la identificación de las personas con ERC, el manejo de las primeras etapas de la ERC y la derivación de aquellos con ERC de moderada a grave o con una función renal en rápido deterioro a un nefrólogo. Se debe considerar la derivación a un nefrólogo cuando se superan ciertos umbrales de eGFR, albuminuria, proteinuria, hematuria o hipertensión. Esta revisión resume las directrices actuales para el tratamiento de la ERC y sus complicaciones y destaca el papel de los PCP en la atención de los pacientes con ERC.



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