lunes, 17 de junio de 2024

(SEFH) Guía sobre el manejo del tratamiento con inmunosupresores y terapias biológicas en el perioperatorio.

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El manejo perioperatorio en pacientes con enfermedades inmunomediadas requiere una especial atención, teniendo en cuenta que la mayoría de estos pacientes se encuentran en tratamiento con terapias inmunosupresoras tales como corticosteroides, moléculas sintéticas dirigidas o terapias biológicas. El tratamiento con agentes inmunosupresores se ha relacionado con un mayor riesgo de infección postoperatoria, así como con alteraciones en la cicatrización de la herida quirúrgica. A esto se añade el riesgo de infección inherente a la propia patología inmunomediada. 

Durante años, el enfoque del manejo se ha basado en la evidencia indirecta que sugiere un mayor riesgo de infección asociado al uso de estas terapias, llevando a suspender el tratamiento durante largos periodos de tiempo. Sin embargo, la bibliografía más reciente establece que la continuación de la terapia biológica no se asocia a un aumento significativo en las infecciones del sitio quirúrgico. No obstante, la estrategia óptima de abordaje del tratamiento con terapias inmunosupresoras durante el periodo perioperatorio sigue sin estar claramente definida, basándose mayoritariamente en estudios observacionales retrospectivos y opiniones de expertos. 

La toma de decisiones sobre la suspensión de estas terapias inmunosupresoras, previa y posteriormente a la cirugía, ha de tener en cuenta el equilibrio entre el riesgo de infección y el compromiso en el proceso de cicatrización con el riesgo de exacerbación de la enfermedad en caso de interrupción temporal del tratamiento. 

A pesar de que la semivida biológica es una buena guía para la suspensión del tratamiento inmunosupresor, esta no siempre coincide con la persistencia del efecto inmunológico, que puede perdurar aunque la molécula desaparezca del plasma; por lo que se deberían tener en cuenta ambos conceptos. La opción más comúnmente aceptada en la práctica clínica es suponer que la duración del efecto se corresponde con un ciclo de tratamiento, por lo que la cirugía debe programarse cuando haya pasado un periodo de tiempo igual a un ciclo de tratamiento desde la última administración del fármaco. En el caso de una cirugía de urgencia en la que es imposible suspender el tratamiento durante el periodo establecido, se recomienda ampliar la profilaxis antibiótica para reducir el riesgo de infección grave. 

La evidencia existente en cuanto a la reintroducción del tratamiento tras la cirugía también es escasa, sin embargo, distintas fuentes coinciden en que se deben considerar algunos aspectos clínicos como la ausencia de drenaje, que la herida quirúrgica muestre evidencia de curación y que no haya hinchazón o eritema significativos. Además, teniendo en cuenta que el uso de los agentes biológicos puede retrasar la cicatrización de la herida quirúrgica y está contraindicado en el caso de heridas abiertas, se recomienda esperar a que la herida se haya cerrado y no haya signos de infección. Este periodo suele durar aproximadamente 14 días.

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