jueves, 13 de agosto de 2020

Juan A. Pineda. Enfermedad por virus del Nilo Occidental (WNV).

https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/analisisituacion/doc/Evaluacion_de_riesgo-VNO-2017.pdf

Dado que en las últimas horas se está hablando mucho de la enfermedad por virus del Nilo Occidental (WNV), voy a escribir un hilo sobre esta enfermedad (1).

La enfermedad por WNV se identificó por primera vez en una mujer del distrito del Nilo Occidental en Uganda al este de África, en 1939. Desde entonces, se ha diseminado por distintos puntos del mundo, describiéndose por primera vez en EEUU en 1999.

El WNV es un flavivirus, de la misma familia que el del dengue (enfermedad frecuente en países tropicales, que a veces adquieren los viajeros) y el zika (del que se habló mucho hace 4 años, por el brote en Iberoamérica) y emparentado con el de la hepatitis C.

El reservorio principal de este virus son las aves, y los movimientos migratorios de las mismas posibilitan que se disemine de unas zonas a otras. Los animales domésticos pueden adquirir la infección, siendo en el caballo en el que se produce mas casos sintomáticos .

El WNV se transmite al hombre cuando un mosquito Culex, Aedes o Mansonia (no cualquier mosquito) pica a un animal infectado y luego a una persona. Los mosquitos transportan las mayores cantidades de WNV entre agosto y octubre, por lo que en esta época se ve más la enfermedad (6).

El riesgo de padecerla disminuye a medida que el clima se vuelve más frío y los mosquitos comienzan a extinguirse. En la última década se han producido contados casos de enfermedad por WNV en Andalucía (7).

El 80% de las infecciones humanas son asintomáticas e inadvertidas. Sólo pueden diagnosticarse por la presencia de anticuerpos en un análisis de sangre. Si hay síntomas, son fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y, a veces, manchitas en la piel diseminadas por el cuerpo (8).

Aproximadamente, en el 0,70% de los casos hay enfermedad neuroinvasiva, con meningoencefalitis (letargo, alteraciones conductuales, saltos musculares, convulsiones) y/ o parálisis fláccidas de miembros por lesión de la médula espinal (9).

Quiere esto decir que, si los 18 casos de meningoencefalitis reportados por la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía fueran causados por el WNV, se habrían infectado sin advertirlo al menos varios cientos/miles de personas (10).

Tienen riesgo de contraer la enfermedad las personas que viven en zonas de brotes y, en general, donde haya mosquitos transmisores, como en la Marisma Sevillana. Hay más riesgo de enfermedad grave en edades extremas y en inmunodeprimidos (11).

El diagnóstico se puede hacer por serología (análisis de sangre), pero puede dar falsos positivos. Por ello, se debe hacer también PCR en sangre, que es positiva en la fase de fiebre, y en líquido cefalorraquídeo, aunque en este último puede haber falsos negativos (12).

Desgraciadamente, no hay ningún tratamiento específico ni vacuna para esta enfermedad. Por ello solo cabe tratamiento de soporte en los enfermos afectados, hasta que se elimine por sí misma, y medidas generales de prevención anti-mosquitos (13).

Dichas medidas incluyen: mosquiteras, repelentes para mosquitos, ropa larga, sobre todo al atardecer y al amanecer, en zonas de brotes y evitar en lo posible los reservorios de aguas quietas (charcas, latas, platos de macetas, etc)(14).

En las piscinas, las medidas habituales de higienización son suficientes. En la web de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía (LINK) se indican más detalles sobre las medidas de prevención (15).

Juan A. Pineda
@japineda_

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