La
terapia hipotensiva está diseñada para reducir el riesgo de
complicaciones cardiovasculares cuando la presión arterial alcanza o
supera los 160/100 mmHg. La efectividad del tratamiento hipotensor está
fuertemente demostrada: evita de 2 a 3 muertes y 2 accidentes
cerebrovasculares por cada 100 pacientes tratados durante 4-5 años. Este
beneficio esperado se obtiene fijando un objetivo de tensión arterial
por debajo de 140/90 mmHg, excepto en los pacientes de edad avanzada
para los que el valor sistólico aislado se recomienda que sea <150
mmHg, y en pacientes diabéticos y pacientes con insuficiencia renal para
los que el objetivo es <140/85mmHg. Pero actualmente, estas
recomendaciones están siendo reevaluadas y el valor objetivo en la
terapia antihipertensiva varía sustancialmente de una guía a otra.
El Estudio SPRINT fue un ensayo de intervención de presión arterial sistólica en el que se compararon los beneficios de la terapia antihipertensiva para la presión arterial sistólica <120 mmHg frente a un objetivo de <140 mmHg. El estudio, aleatorizado, controlado y abierto, se realizó en pacientes hipertensos no diabéticos que presentaban mayor un riesgo cardiovascular (n = 9.361). La mitad de los pacientes incluidos en el ensayo se asignaron a un objetivo de presión arterial de menos de 140 mmHg (tratamiento estándar) y la otra mitad un objetivo de menos de 120 mmHg (tratamiento intensivo). El criterio de valoración primario fue un compuesto de infarto de miocardio, otros síndromes coronarios agudos, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca y muerte cardiovascular. El estudio se detuvo prematuramente después de un seguimiento promedio de aproximadamente tres años, debido a las diferencias observadas entre los grupos: en el tratamiento intensivo los resultados mostraron una reducción promedio del 25% en el punto final primario (cociente de riesgos [HR] = 0.75, IC 95%: 0.64-0.89, p <0.001) y una reducción promedio del 43% en la mortalidad cardiovascular y del 27% de la mortalidad general, en comparación con el objetivo de 140mm Hg. El número necesario a tratar para prevenir un evento de punto final primario, muerte por todas las causas o muerte cardiovascular se estimo respectivamente en 61, 90 y 172 pacientes durante 3,26 años. Los efectos adversos graves atribuibles al tratamiento fueron del 4,7% en el grupo intensivo y del 2,5% en el grupo estándar (HR = 1,88, p <0,001). Estos fueron mayoritariamente episodios de hipotensión, síncope, alteraciones electrolíticas e insuficiencia hepática o renal aguda. Un análisis de subgrupos también mostró un aumento en la insuficiencia renal crónica debido a la disminución intensiva de la presión arterial sistólica. Según los autores del estudio, los beneficios en términos de mortalidad superan a los efectos adversos potenciales. Por el contrario, una revisión Cochrane basada en todos los estudios disponibles (incluido SPRINT) no mostró ningún beneficio en términos de morbilidad-mortalidad de una estrategia dirigida a valores de presión arterial más bajos (≤135/80 mmHg) en pacientes con alto riesgo de enfermedad cardiovascular.
Los resultados del estudio SPRINT cuestionaron fuertemente las recomendaciones tradicionales e influenciaron en gran medida las nuevas recomendaciones estadounidenses que fueron revisadas (2017) teniendo en cuenta los resultados de este estudio y han pasado a considerar como pacientes hipertensos a las personas con presión arterial de 130/80 mmHg o superior. Mientras, las nuevas recomendaciones europeas (2018) tienen en cuenta en menor medida los datos de SPING y se inclinan por seguir manteniendo objetivos de cumplimiento menos estrictos, de 140/90mmHg. Debe tenerse en cuenta que las recomendaciones estadounidenses son controvertidas incluso internamente, con un amplio grupo de generalistas estadounidenses que han decidido no seguirlas por completo.
Biliografía:
Journal of the American College of Cardiology 2018; 71 (19): e128-248
European Heart Journal 2018; 39(33): 3021–3104
Cochrane Database of Systematic Reviews2018, Issue 7. Art. No.: CD010315
New England Journal of Medicine 2018; 378 (6): 497-499
Revue Médicale Suisse 2018; 14: 1594-1597
La revue Prescrire 2018; 38 (422): 927
N Engl J Med 2015; 373:2103-2116
Rev Prescrire 2015; 35 (383) : 683-686
El Estudio SPRINT fue un ensayo de intervención de presión arterial sistólica en el que se compararon los beneficios de la terapia antihipertensiva para la presión arterial sistólica <120 mmHg frente a un objetivo de <140 mmHg. El estudio, aleatorizado, controlado y abierto, se realizó en pacientes hipertensos no diabéticos que presentaban mayor un riesgo cardiovascular (n = 9.361). La mitad de los pacientes incluidos en el ensayo se asignaron a un objetivo de presión arterial de menos de 140 mmHg (tratamiento estándar) y la otra mitad un objetivo de menos de 120 mmHg (tratamiento intensivo). El criterio de valoración primario fue un compuesto de infarto de miocardio, otros síndromes coronarios agudos, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca y muerte cardiovascular. El estudio se detuvo prematuramente después de un seguimiento promedio de aproximadamente tres años, debido a las diferencias observadas entre los grupos: en el tratamiento intensivo los resultados mostraron una reducción promedio del 25% en el punto final primario (cociente de riesgos [HR] = 0.75, IC 95%: 0.64-0.89, p <0.001) y una reducción promedio del 43% en la mortalidad cardiovascular y del 27% de la mortalidad general, en comparación con el objetivo de 140mm Hg. El número necesario a tratar para prevenir un evento de punto final primario, muerte por todas las causas o muerte cardiovascular se estimo respectivamente en 61, 90 y 172 pacientes durante 3,26 años. Los efectos adversos graves atribuibles al tratamiento fueron del 4,7% en el grupo intensivo y del 2,5% en el grupo estándar (HR = 1,88, p <0,001). Estos fueron mayoritariamente episodios de hipotensión, síncope, alteraciones electrolíticas e insuficiencia hepática o renal aguda. Un análisis de subgrupos también mostró un aumento en la insuficiencia renal crónica debido a la disminución intensiva de la presión arterial sistólica. Según los autores del estudio, los beneficios en términos de mortalidad superan a los efectos adversos potenciales. Por el contrario, una revisión Cochrane basada en todos los estudios disponibles (incluido SPRINT) no mostró ningún beneficio en términos de morbilidad-mortalidad de una estrategia dirigida a valores de presión arterial más bajos (≤135/80 mmHg) en pacientes con alto riesgo de enfermedad cardiovascular.
Los resultados del estudio SPRINT cuestionaron fuertemente las recomendaciones tradicionales e influenciaron en gran medida las nuevas recomendaciones estadounidenses que fueron revisadas (2017) teniendo en cuenta los resultados de este estudio y han pasado a considerar como pacientes hipertensos a las personas con presión arterial de 130/80 mmHg o superior. Mientras, las nuevas recomendaciones europeas (2018) tienen en cuenta en menor medida los datos de SPING y se inclinan por seguir manteniendo objetivos de cumplimiento menos estrictos, de 140/90mmHg. Debe tenerse en cuenta que las recomendaciones estadounidenses son controvertidas incluso internamente, con un amplio grupo de generalistas estadounidenses que han decidido no seguirlas por completo.
Biliografía:
Journal of the American College of Cardiology 2018; 71 (19): e128-248
European Heart Journal 2018; 39(33): 3021–3104
Cochrane Database of Systematic Reviews2018, Issue 7. Art. No.: CD010315
New England Journal of Medicine 2018; 378 (6): 497-499
Revue Médicale Suisse 2018; 14: 1594-1597
La revue Prescrire 2018; 38 (422): 927
N Engl J Med 2015; 373:2103-2116
Rev Prescrire 2015; 35 (383) : 683-686
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