viernes, 19 de julio de 2019

JAMA. Tratamiento antibiótico intravenoso domiciliario.

Los pacientes con infecciones graves que necesitan antibióticos por vía intravenosa (IV), pero se encuentran bien y no tienen ninguna otra razón para estar en el hospital, pueden ser susceptibles de continuar la terapia con antibióticos por vía intravenosa en su propio domicilio.
Otras opciones para la terapia con antibióticos por vía intravenosa fuera del hospital incluyen visitas diarias a un centro de infusión para pacientes ambulatorios o admisión en un centro de enfermería especializado. La elección depende en gran medida de las preferencias del paciente; no todos los pacientes se sienten cómodos administrando sus propios antibióticos por vía intravenosa o tienen familiares o amigos que puedan ayudarlos.
Cuando se administran tratamientos prolongados de antibióticos por vía intravenosa fuera del hospital, la acción se realiza a través de un catéter colocado en una vena grande, generalmente en la parte interna de la parte superior del brazo. Se coloca un vendaje protector estéril sobre el sitio de inserción del catéter. El cuidado del catéter incluye cambios semanales de apósito por parte de un enfermero, procurando manteniendo el apósito limpio y seco, protegiendo el lugar de inserción del trauma y evitando levantar objetos pesados. Aparte de estas precauciones, el catéter generalmente no afecta las actividades diarias.
Los pacientes que reciben antibióticos por vía intravenosa en el hogar suelen estar supervisados por varios profesionales médicos, incluyendo el médico que prescribe el antibiótico, generalmente un especialista en enfermedades infecciosas; enfermeros que trabajan en el mismo consultorio del médico que prescribe, farmacéuticos que organizan la administración de los antibióticos por vía intravenosa; enfermeros de atención domiciliaria, cuando se consideran necesarios; y un cirujano, dependiendo del tipo de infección.
Por lo general, un enfermero de atención domiciliaria realiza una visita inicial al hogar para enseñar al paciente y/o cuidadores a administrar el antibiótico por vía intravenosa. La mayoría de los pacientes necesitan de 1 a 3 dosis de antibióticos al día durante 1 a 8 semanas. Este enfermero visita al paciente al menos una vez a la semana para cambiar el vendaje del catéter y tomar muestras de sangre. El médico que prescribe supervisa los resultados de los análisis de sangre semanales y, generalmente, visita al paciente en la clínica una o dos veces durante el tratamiento. Los pacientes deben notificar a su médico nuevos síntomas. Cuando finaliza el ciclo de antibióticos planificado y el médico que prescribe ha confirmado que el antibiótico intravenoso puede suspenderse, el enfermero o un clínico especializado pueden retirar el catéter en casa.
Los efectos secundarios más comunes son los típicamente asociados con los antibióticos que incluyen erupción, picazón, diarrea y resultados anormales de las pruebas de laboratorio de riñón o hígado. El médico que prescribe monitorea estos efectos secundarios y ajusta el antibiótico cuando es necesario. Por su parte, los riesgos más comunes asociados con los catéteres intravenosos incluyen obstrucciones, coágulos de sangre e infección. Los pacientes deben comunicarse con su enfermero o médico si notan hinchazón, dolor o enrojecimiento en el brazo con el catéter.

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