No nos engañemos, más allá del 15 de julio Madrid no es un paraíso.
Si estás en la ciudad no es por placer, sino porque tanto los días
libres como la cuenta corriente son limitadas, porque te aterra más la
posibilidad de veranear en temporada alta o simplemente porque no has
salido airoso en los pactos vacacionales de los centros de salud.
Te daremos algunos motivos por lo que preferirás descartar cualquier
excursión por la órbita del Kilómetro Cero, para permanecer entre los
soplidos de tu ventilador o aire acondicionado leyendo algunas de las
novedades que recomendamos.
Si pretendías acercarte a alguna presa de un río, poza o pantano, te recordamos que una cianobacteria domina el Manzanares, por lo que quizá será mejor explorar el Microcosmos con el boletín del Infac sobre duración de tratamiento antiinfeccioso o el del SESCAM sobre infecciones odontogéncias.
Tomar el sol en piscinas públicas o privadas son sólo opciones si se ha leído antes la entrada del blog de SEFAP sobre fotosensibilidad de medicamentos y sobretodo si tenemos una gran tolerancia a los gritos y a las aglomeraciones. Además la excusa de sintetizar vitamina D queda un poco obsoleta desde que conocimos la entrada de Rincón de Sísifo.
Apelar al séptimo arte tampoco es solución. La pobreza de la
cartelera estival te incitará a complementar la proyección de la
película con montañas de snacks, golosinas y otros dulces,
aumentando la probabilidad de engrosar las filas de hiperglucémicos de
la región. Es científico: el cine palomitero puede originar gangrena de Fournier, tal como apuntan los compañeros valencianos de Hemos Leído. También convendría revisar el paso de análogos de insulina de insulina humana que se realiza en Quid pro quo, o las conclusiones del ensayo de canagliflozina Credence publicado en este mismo espacio. Los más pejigueros podrán contribuir a redactar el manuscrito final del documento sobre diabetes de la Subdirección de Farmacia de Madrid.
Contemplar las vistas de la ciudad con luz del atardecer desde las
azoteas emblemáticas, tampoco es aconsejable, sobretodo si eres tendente
a la melancolía o te cuestionas planteamientos filosóficas. Si son las
eternas preguntas existenciales, contamos con la reciente guía de cuidados paliativos, el Servicio Extremeño de Salud, los nuevos criterios STOPP-PAL
sobre medicamentos proscritos en estos pacientes. Si la reflexión está
más ligada al paso implacable del tiempo y la senectud, desde Canadá
nos alertan sobre el exceso de dosis de gabapentinoides y desde Australia la combinación de antipsicóticos y riesgos de fracturas de cadera.
Tampoco nos salvarán San Cayetano, San Lorenzo o la Virgen de la
Paloma. Por una parte los castizos bocadillos de gallinejas y
entresijos que toman en estas fiestas pueden afectar nuestros niveles de
ácido úrico. El algoritmo de desprescripción de alopurinol y la suspicacia que nos genera febuxostat desde que se difundió su alerta de seguridad, nos aboca a la dieta estricta. Y por otro lado, su repertorio verbenero de schotis y pasodoble, tras pasar por el rock, pop y disco ha desembocado en el más puro reggaetón. Momento para recordarnos que como torpes bailarines del perreo
nuestro papel se debe centrar más en el ritmo sinusal que en el
musical. Para lo primero contamos con el resumen, otra vez de SEFAP, de
la asociación de fármacos antiarrítmicos y la pregunta PREEVID sobre la utilización de antidepresivos en fibrilación auricular.
En definitiva Madrid en verano no es Baden Baden.
Carlos Barreda. Farmacéutico de atención primaria
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