¿Se dispone de justificación basada en la evidencia para prevenir fracturas confármacos?
La evidencia relacionada con la prevención de fracturas
osteoporóticas en mujeres posmenopáusicas es muy abigarrada. La revisión
sistemática para la preparación de la guía NICE89 de septiembre de 2008
incluye más de 100 artículos. Muchos estudios se han desarrollado en
varias partes, se han duplicado parcialmente, han tenido seguimientos
posteriores, han separado subgrupos o han incluido poblaciones
correspondientes a varios
estudios (pooled), entre otras complejidades. La labor de ordenar la
evidencia es pues fundamental. Se listan a continuación por su acrónimo
los grandes ensayos clínicos frente a placebo que finalmente condicionan
las recomendaciones, aclarando que de algunos de ellos, como se ha
dicho, existen varias publicaciones y evoluciones: alendronato (FIT,
Liberman y FOSIT), risedronato (VERT y HIP), ibandronato (Chesnut),
raloxifeno (MORE), ranelato de estroncio (TROPOS y SOTI), teriparatida (Neer), calcitonina (PROOF)82-4,86-7.
La importancia clínica de la osteoporosis radica en ser un factor de
riesgo de fracturas y el objetivo de su tratamiento es la prevención de
fracturas, fundamentalmente las de cadera por su relevancia clínica. Sin
embargo, la eficacia preventiva de los fármacos antiosteoporóticos,
según las evidencias disponibles, es muy limitada, tanto en grupos de
población como en tamaño del efecto.
En mujeres sin antecedente de fractura ningún fármaco ha demostrado
eficacia consistente en la reducción de incidencia de facturas de cadera
o no vertebrales. Los datos de subgrupos de pacientes sugieren que el
alendronato podría reducir la incidencia de fracturas de cadera en
mujeres con osteoporosis en un 1%. El riesgo de fracturas vertebrales se
reduce con alendronato y raloxifeno en torno al 2% y con ranelato de
estroncio un 8,2% (dato de subgrupo, y con mayor riesgo basal que los
ensayos con bifosfonatos)82-4,86-7.
En mujeres con fractura previa, en algunos ensayos se logran
reducciones de fractura de cadera del 1%, no vertebrales del 2% y
vertebrales del 6%, aproximadamente. Ha de insistirse en que la validez
de los ensayos clínicos y de sus resultados es también limitada
(pérdidas importantes, datos de subgrupo, análisis conjunto de datos
(estudios pooled), significación estadística en el límite), lo que hace
difícil valorar la relevancia clínica y la efectividad de estos
fármacos82-4,86-7.
Que en este campo existe una clara falta de relación entre las
evidencias y las correspondientes recomendaciones se demuestra por la
enorme disparidad de éstas. No son fáciles de resumir con precisión ni
es nuestro objetivo. Baste decir que se pueden encontrar consensos (los
norteamericanos de The North American Menopause Society NAMS90 y
Nacional Osteoporosis FundationNOF91) que recomiendan tratamiento
farmacológico en cualquier mujer mayor de 50 años (e incluso varón91)
con osteoporosis densitométrica y/o antecedentes de fractura, así como
en osteopenias con factores de riesgo. Al mismo tiempo, también hay
consensos que restringen la intervención a mayores de 60-65 años que
tengan además de antecedentes de fractura, osteoporosis y, a veces,
algún factor de riesgo. En estos casos, suelen limitar la intervención
en mujeres sin fractura a los casos de osteoporosis con diversos
factores de riesgo con criterios más o menos estrictos en función de la
edad y en ningún caso recomiendan el
tratamiento de la osteopenia (caso de los consensos españoles de la
Comunidad de Madrid82 o el conjunto de varias sociedades científicas y
el Centro Cochrane Iberoamericano87, y también, básicamente, las guías
NICE83-4). Pero bien podría deducirse de las evidencias que no estaría
justificado el uso de fármacos en mujeres que no han sufrido fractura,
pues no se evitan fracturas de cadera.
Se debe insistir periódicamente en la instauración de medidas que
eviten caídas, y en las medidas higiénico dietéticas: en una amplia
cohorte de mujeres seguida durante 12 años, pasear 4 horas a la semana
redujo a la incidencia de fractura de cadera en 1,5% (RAR)92. Incluso,
también estaría de acuerdo con las evidencias un enfoque más restrictivo
en el uso de fármacos en mujeres con antecedentes de fractura.
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