La
práctica de la medicina no es un proceso exacto y con frecuencia no
es reproductible; esto hace que los profesionales de la salud nos
encontremos la mayoría de las veces en situaciones de incertidumbre
ante la toma de decisiones sobre nuestros pacientes y, por
consiguiente, que no podamos asegurar de forma matemática su
diagnóstico y el tratamiento.
En la práctica de la medicina tradicional (MT) esta incertidumbre se
aborda mediante el paradigma clásico de beneficencia y no
maleficencia, bajo un principio de ética moral de forma individual
heredero del principio hipocrático de primun non nocere en
el que el médico procura en su práctica diaria, realizar su trabajo
lo mejor posible con
el mínimo daño posible.
http://archivos.pap.es/files/1116-2535-pdf/01_Editorial_MBE.pdf
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