lunes, 28 de mayo de 2018

FÁRMACOS KM.0. LOS EFECTOS ADVERSOS DE LOS ANTIDEPRESIVOS.

Hace unas semanas en el post sobre la eficacia de los antidepresivos nos gustaría haber tratado la tolerancia según los efectos adversos, como el contenido era un poco largo lo dejamos  anunciando que trataríamos la seguridad en otra entrada; ha llegado el momento.
Actualmente hay disponibles en el mercado varias clases de antidepresivos: tricíclicos, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), los de acción dual (inhibidores de la recaptación de noradrenalina y serotonina) y otros que actúan por distintos mecanismos de acción.
A la hora de seleccionar un antidepresivo frente a otro se ha de considerar el perfil de efectos adversos, tolerabilidad, comorbilidades, antecedentes de tratamientos previos y medicación concomitante.
Aproximadamente un 40% de los pacientes abandonan el antidepresivo durante el tercer mes de tratamiento debido a los efectos adversos. Si bien los tricíclicos junto con los IMAO son los que presentan peor tolerancia y mayor frecuencia de efectos adversos (EA), hay que señalar que ningún grupo es inocuo ni está exento de problemas de seguridad.
Para garantizar la adherencia que condiciona la eficacia del tratamiento, generar confianza y evitar frustración, es imprescindible que el clínico aborde ampliamente desde el inicio el tema de los EA con los pacientes, así como realizar un seguimiento del tratamiento y de los EA especialmente durante las primeras semanas.
Algunos EA se presentan a los pocos días de iniciar tratamiento y son transitorios (diarrea, nerviosismo…), sin embargo, otros no son de carácter autolimitado y afectan a la calidad de vida de los pacientes, como por ejemplo, la disfunción sexual que afecta aproximadamente al el 30-60% de los pacientes que toman ISRS/ISNS. Además, no todos los EA se resuelven completamente tras la suspensión del tratamiento, como es el caso de los problemas urológicos con reducción del flujo urinario tanto en mujeres como en hombres.
En la página web Canadiense de Rxisk (medicamentos seguros para todos) podemos encontrar una relación exhaustiva de los EA de los antidepresivos, en el boletín  INFAC  (publicado por Osakidetza) podemos leer una excelente revisión sobre el tema y en la siguiente tabla tomada del boletín CADIME se muestran los EA indicando para cada principio activo la mayor o menor frecuencia de los mismos.
















En  2016 el blog “Deadly medicines” de Peter C Gøtzsche anunciaba la publicación de un importante meta-análisis sobre los efectos de los antidepresivos en personas sanas. Según los estudios los antidepresivos  doblan los daños relacionados con el suicidio y las conductas violencias en adultos sanos, especialmente en pacientes jóvenes o personas con tendencia al suicidio. Ya en el estudio 329 se habían visto estos efectos,  y no fue hasta el 2015 cuando la FDA emitió una alerta (Black-box) para todos los antidepresivos por el incremento de ideación y comportamiento suicida en niños y adolescentes especialmente al inicio del tratamiento. Por ello, en aquellos pacientes más jóvenes o con tendencias suicidas, es prioritario monitorizar el tratamiento fundamentalmente durante las primeras semanas y seleccionar un antidepresivo que tenga una baja toxicidad en sobredosificación.
Por otra parte, hasta el 50% de los pacientes pueden tener dificultades en la retirada del antidepresivo, aspecto que está condicionado por la semivida de eliminación del fármaco, dosis y duración del tratamiento entre otros. Para evitar el síndrome de discontinuación del antidepresivo, la retirada debe ser lenta,  reduciendo la dosis de forma gradual durante semanas/meses, y advirtiendo a los pacientes que los posibles síntomas no son atribuibles a una recaída de la enfermedad.
La prescripción de antidepresivos se ha duplicado en la última década, según los datos del NHS, y por supuesto  también en nuestro país, tal y como refleja el informe publicado la Agencia Española del Medicamento. ¿Estamos ante un aumento de la prevalencia de la depresión en los países desarrollados? pues parece que sí, pero también muy probablemente a una utilización excesiva de estos medicamentos en los malestares de la vida diaria, tal y como PACAP de la SemFYC nos recomiendan no hacer, aunque es indudable que la necesidad y eficacia del tratamiento incrementa al aumentar la gravedad de la enfermedad y que si no se trata genera un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes.
Podemos concluir diciendo que, antes de realizar la prescipción de un antidepresivo, se debe dialogar con el paciente sobre el balance de beneficios-riesgos esperados y realizar una toma de decisiones compartidas con información realista, de lo que se puede esperar del tratamiento y, de los efectos adversos.  De esta forma, quizás, podremos evitar leer relatos como el que manifiesta este paciente sobre sus problemas sexuales con los antidepresivos, o el de esta otra paciente que no puede dejar de tomarlos mostrado en un vídeo publicado en “The New York times”.
Eva Prieto Utiel y Ana Gangoso. Farmacéuticas de Atención Primaria.

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