Un asunto
pendiente de las calculadoras de riesgo cardiovascular es que sean
extensibles a otros grupos de pacientes, y no sólo válidas en la
población de estudio originaria. Por este motivo, en referencia a la
herramienta Redin-SCORE, se acaba de presentar en el Congreso Europeo de Cardiología (ESC Congress 2016) un novedoso estudio
que valida su utilidad en una población contemporánea de pacientes
ambulatorios con insuficiencia cardiaca de “la vida real”, seguidos en
la Unidad de Insuficiencia Cardiaca del Hospital de la Santa Creu i Sant
Pau de Barcelona.
“Los pacientes con insuficiencia cardiaca que vemos habitualmente en nuestro hospital son un poco diferentes a la población del estudio original, debido a las características de nuestro hospital y al área de referencia”, explica el Dr. Jesús Álvarez-García, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y primer firmante del artículo.
Redin-SCORE ha sido creada a partir de un estudio multicéntrico de ámbito nacional y que emplea seis variables comunes de la práctica clínica (presencia de signos de insuficiencia cardiaca izquierda, frecuencia cardiaca >70 latidos por minuto, anemia, insuficiencia renal, aurícula izquierda dilatada en el ecocardiograma y elevación de péptidos natriuréticos).
El resultado es que la calculadora discrimina adecuadamente (índice C superior a 0.70) entre aquellos pacientes con alto, medio o bajo riesgo de ingresar por IC a corto plazo (un mes) o largo plazo (un año).
Sin embargo, cuando se desarrolló Redin-SCORE se quiso enfatizar en dos aspectos eminentemente útiles para la práctica clínica diaria, y diferentes respecto a otras calculadoras de riesgo: “Centrarnos sólo en un evento como el ingreso por IC y que fuera derivada desde y para el medio ambulatorio, donde vemos a la mayoría de nuestros pacientes”, matiza el Dr. Álvarez-García.
Asimismo, en las unidades de IC hospitalarias es muy interesante saber qué paciente presenta bajo riesgo de ingreso por este motivo durante el próximo año, y puede ser derivado a atención primaria o al médico internista para su seguimiento.
“Seleccionar a pacientes de muy bajo riesgo también nos sirve para reducir la complejidad de la asistencia hospitalaria, o para identificar al que tiene alto riesgo, ser más agresivo con el tratamiento y hacer un seguimiento más estrecho en el tiempo”, puntualiza el experto.
Queda pendiente comprobar el rendimiento de la calculadora en una población mucho más amplia de pacientes con IC en otros medios, porque se ha comprobado su resultado en pacientes atendidos por cardiólogos en consultas de hospitales, pero se desconoce cómo se puede comportar la herramienta en pacientes con IC que habitualmente ven los médicos de atención primaria o los de medicina interna, que suelen ser enfermos más ancianos y con mayor número de comorbilidades. “Tenemos previsto empezar en otoño un estudio con médicos de atención primaria del área de Barcelona para comprobar si Redin-Score también es fiable en esta población”, concluye el Dr. Álvarez-García.
“Los pacientes con insuficiencia cardiaca que vemos habitualmente en nuestro hospital son un poco diferentes a la población del estudio original, debido a las características de nuestro hospital y al área de referencia”, explica el Dr. Jesús Álvarez-García, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y primer firmante del artículo.
Redin-SCORE ha sido creada a partir de un estudio multicéntrico de ámbito nacional y que emplea seis variables comunes de la práctica clínica (presencia de signos de insuficiencia cardiaca izquierda, frecuencia cardiaca >70 latidos por minuto, anemia, insuficiencia renal, aurícula izquierda dilatada en el ecocardiograma y elevación de péptidos natriuréticos).
El resultado es que la calculadora discrimina adecuadamente (índice C superior a 0.70) entre aquellos pacientes con alto, medio o bajo riesgo de ingresar por IC a corto plazo (un mes) o largo plazo (un año).
Sin embargo, cuando se desarrolló Redin-SCORE se quiso enfatizar en dos aspectos eminentemente útiles para la práctica clínica diaria, y diferentes respecto a otras calculadoras de riesgo: “Centrarnos sólo en un evento como el ingreso por IC y que fuera derivada desde y para el medio ambulatorio, donde vemos a la mayoría de nuestros pacientes”, matiza el Dr. Álvarez-García.
Asimismo, en las unidades de IC hospitalarias es muy interesante saber qué paciente presenta bajo riesgo de ingreso por este motivo durante el próximo año, y puede ser derivado a atención primaria o al médico internista para su seguimiento.
“Seleccionar a pacientes de muy bajo riesgo también nos sirve para reducir la complejidad de la asistencia hospitalaria, o para identificar al que tiene alto riesgo, ser más agresivo con el tratamiento y hacer un seguimiento más estrecho en el tiempo”, puntualiza el experto.
Queda pendiente comprobar el rendimiento de la calculadora en una población mucho más amplia de pacientes con IC en otros medios, porque se ha comprobado su resultado en pacientes atendidos por cardiólogos en consultas de hospitales, pero se desconoce cómo se puede comportar la herramienta en pacientes con IC que habitualmente ven los médicos de atención primaria o los de medicina interna, que suelen ser enfermos más ancianos y con mayor número de comorbilidades. “Tenemos previsto empezar en otoño un estudio con médicos de atención primaria del área de Barcelona para comprobar si Redin-Score también es fiable en esta población”, concluye el Dr. Álvarez-García.
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