No hace mucho hablamos de los resultados del estudio LEADER
(Liraglutide Effect and Action in Diabetes: Evaluation of
cardiovascular Outcome Results) y al margen de sus resultados nos
sorprendió que hubiera más enfermedades relacionadas con las vías
biliares y de la vesícula biliar en el grupo del liraglutide que en el
del placebo (61 de 2481 frente a 12 de 1242), incluidos problemas graves
relacionados con ésta. El número de colecistectomias debidas a
colelitiasis o colecistitis fueron 40 de 2481 para el liraglutide y 6
de 1242 para el placebo. Lo que nos hizo preguntarnos si este efecto
secundario era común de los derivados incretínicos, de las dos familias,
sean inhibidores de los dipeptidil peptidasa–4 (inh DPP-4) y de los
análogos del glucagon-like peptide 1(GLP-1), o de alguno de ellas en
particular, o era un efecto exclusivo de esta molécula, el liraglutide.
Se sabe que in vitro los GLP-1 aumentan la proliferación y la
actividad de los colangiocitos, lo que incrementó en su día la
preocupación sobre el posible incremento del riesgo de presentar
enfermedades relacionadas con las vías biliares, la litiasis biliar,
sean colecistitis o colangitis o incluso cáncer del conducto biliar. Según
la base de datos de la OMS la utilización de los derivados
incretínicos se les ha relacionado con 1069 casos de enfermedad de las
vías biliares o litiasis biliar y 79 casos de neoplasia malignas de las
vías biliares o de la vesícula biliar en todo el mundo desde el 2007,
que teniendo en cuenta la generalización de estos tratamientos no parece
un dato preocupante. Sin embargo, dado que es un tema poco estudiado
y no existen estudios observacionales específicos al respecto, este
estudio de base poblacional que comentamos tiene, creemos, su interés.
Intenta determinar si la utilización de estos fármacos están asociados
con un aumento del riesgo de enfermedad de las vías biliares y de la
vesícula biliar en pacientes con diabetes tipo 2 (DM2).
Se realizó este estudio de base poblacional relacionando los datos
de la “United Kingdom (UK) Clinical Practice Research Datalink (CPRD)”
que recoge la información de 13 millones de pacientes (8% de UK) con la
base de datos hospitalaria “Hospital Episodes Statistics (HES)” que
incluye la información de los pacientes ingresados diariamente en los
hospitales en base la codificación mediante la ICD-10.
Según esta cohorte se identificaron a 71.369 pacientes mayores de 18
años que iniciaron un tratamiento con antidiabéticos no insulínicos
(ADNI) entre enero del 2007 y marzo del 2014. Para un seguimiento medio
de 3,2 años se estudiaron a 227.994 personas por año. Se comparó la
utilización reciente de derivados incretínicos solos o en combinación
con otros tratamientos ADNI (al menos dos fármacos). Se calcularon según
un modelo estadístico proporcional tiempodependiente Cox los hazard
ratios (Hr) de este tipo de complicaciones de unos fármacos frente a
otros.
Entre estos hubo 853 pacientes con ingresos por urgencias con problemas
relacionados con la vesícula biliar en el tiempo estudiado, o una tasa
de incidencia de 3,7 casos por 1000 personas/año (IC 95% 3,5-4,0). Entre
estos hubo colelitiasis (563), colecistitis (368), colangitis (5) y
otras enfermedades relacionadas con las vías biliares (151). Según este
análisis los inh DPP-4 no estarían asociados a un riesgo aumentado de
presentar problemas de las vías biliares ni de la vesícula biliar en
comparación con otros ADNI (3,6 frente a 3,3 por 1000 personas y año;
HR, 0,99; IC 95% 0,75-1,32). Por el contrario los análogos de los
GLP-1 aumentarían el riesgo de enfermedades de los conductos biliares y
de la vesícula biliar (6,1 frente a 3,3 por 1000 personas y año; HR,
1,79; IC 95% 1,21-2,67). En un análisis secundario se vio que los
análogos de los GLP-1 estarían también asociados a un riesgo aumentado
de colecistectomía (HR, 2,08; IC 95%, 1,08-4,02). La duración de la DM2
no influyó en la asociación.
Concluyen en la línea de los resultados del LEADER que la utilización
de los análogos de los GLP-1 aumentan el riesgo (79%) de enfermedades
relacionadas con las vías biliares y de vesícula biliar en los 180
primeros días de utilización. La explicación de este hecho no está clara
y se la ha relacionado con el aumento de la saturación de colesterol en
la bilis al perder peso o al aumento de la actividad de los
colangiocitos.
Faillie JL1, Yu
OH2, Yin H3, Hillaire-Buys D4, Barkun A5, Azoulay L6. Association of
Bile Duct and Gallbladder Diseases With the Use of Incretin-Based Drugs
in Patients With Type 2 Diabetes Mellitus. JAMA Intern Med. 2016 Aug 1.
doi: 10.1001/jamainternmed.2016.1531. [Epub ahead of print]
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