Rev Prescrire 2016; 36 (388): 109
Además del riesgo de eventos cardiovasculares y de trastornos neurológicos asociados a su uso general, los descongestionantes simpaticomiméticos presentan un potencial efecto teratogénico cuando son usados durante el primer trimestre de embarazo. Durante el segundo y tercer trimestre del periodo de gestación, el feto se encuentra expuesto a los mismos efectos adversos que la madre.
Los vasoconstrictores simpaticomiméticos (efedrina, nafazolina, oximetazolina, fenilefrina, pseudoefedrina y tuaminoheptano) son medicamentos ,en ocasiones, propuestos como tratamiento para los síntomas de oído, nariz y garganta que comúnmente acompañan a los catarros comunes. Su balance riesgo-beneficio es claramente desfavorable, independientemente de la vía de administración, dado el riesgo de potenciales efectos adversos inaceptables para este tipo de dolencias menores. Debido a sus efectos estimulantes sobre el sistema nervioso central, estos medicamentos pueden conducir a efectos adversos sistémicos graves, incluso con el simple uso intranasal, como trastornos cardiovasculares (crisis de hipertensión, accidente cerebrovascular y arritmia cardiaca con riesgo de taquicardia y angina de pecho), y trastornos neuropsiquiátricos (convulsiones, insomnio, ansiedad).
Además, su utilización durante el embarazo supone, aunque con baja probabilidad, una serie de riesgos específicos adicionales. Diferentes estudios de cohortes y estudios de casos y controles, con datos de cerca de 10.000 mujeres embarazadas expuestas a al menos uno de estos descongestivos durante el primer trimestre de gestación, mostraron un aumento del riesgo de malformaciones relacionadas con efectos adversos derivados de la interrupción del sistema vascular del embrión. Las anomalías cardiovasculares fueron las más frecuentes, especialmente con tratamientos con efedrina, y los problemas de fertilidad aparecieron más comúnmente con seudoefedrina y oximetazolina. Aunque otros estudios de cohortes no encontraron aumento del riesgo de malformaciones con pseudoefedrina, efedrina, oximetazolina o fenilefrina, al menos cinco estudios de casos y controles sí encontraron un mayor riesgo de ciertas malformaciones, como gastrosquisis (cierre defectuoso de la pared abdominal), atresia intestinal y microsomia hemifacial, con pseudoefedrina y oximetazolina. En relación a los posibles efectos de nafazolina y tuaminoheptano, no existen por el momento datos relevantes en la literatura disponible.
Cuando son utilizados durante el segundo y tercer trimestre del embarazo y cerca del momento del parto, tanto el feto, como el recién nacido y la mujer embarazada están expuestos a sus efectos simpaticomiméticos. Los efectos previsibles suponen una reducción de la perfusión uterina y fetal con posibilidad de deterioro del desarrollo del feto, hipoxia fetal y trastornos cardiovasculares, junto con una elevada presión arterial materna y bradicardia fetal y neonatal. Se conocen casos de acidosis neonatal y de desaceleración de la frecuencia cardíaca fetal cuando se utilizó la efedrina durante el parto, así como de situaciones de cianosis e hipertensión en un recién nacido cuya madre utilizó un espray nasal con nafazolina durante todo el embarazo.
El uso de estos medicamentos, con muy baja recomendación de utilización incluso entre la población general, deben ser especialmente limitados en las mujeres embarazadas.
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