Este estudio agrupa datos procedentes de 12 estudios prospectivos realizados en Europa y en Estados Unidades con un total de 1.44 millones de participantes. Sus resultados indican que un nivel elevado de actividad física en el tiempo de ocio puede disminuir la incidencia de 13 de los 26 cánceres analizados. Esto nos debería motivar, aún más, a fomentar el ejercicio físico entre nuestros pacientes.La actividad física en el tiempo de ocio (AFTO) se asocia a una menor mortalidad cardiovascular y total y con un menor riesgo de algunos cánceres (colon, mama y endometrio) aunque esta asociación no está bien establecida.
Con el objetivo de analizar la relación entre el nivel de AFTO y el riesgo de cáncer, se seleccionaron y analizaron los resultados de 12 estudios prospectivos (8 de los Estados Unidos y 4 de Europa). Se consideraron AFTO todas aquellas actividades físicas, de intensidad moderada o vigorosa, realizadas durante el tiempo libre y a discreción del paciente, a fin de mantener la salud o estado físico. En los diferentes estudios se usaron diversos métodos para cuantificar esta variable. Para armonizarlos, se convirtieron todos los valores en una escala de percentiles, con lo que el 0 correspondía a baja y el 100 en actividad alta. Los diagnósticos de cáncer se recogieron a través de cuestionarios o revisiones de las historias clínicas y de los registros nacionales de cáncer.
Se obtuvieron datos de 1.44 millones de personas, con una mediana de edad de 59 años al inicio del seguimiento (rango de 18 a 98 años), un porcentaje de mujeres del 57% y una mediana de índice de masa corporal (IMC) de 26. Los niveles elevados de AFTO se asociaron a edades más jóvenes, mayor nivel educativo, un menor IMC y una menor probabilidad de ser fumador / a. Durante una mediana de 11 años de seguimiento se diagnosticaron 186.932 cánceres incidentes.
Se compararon los niveles más bajos de AFTO (hasta el percentil 10) con los niveles más elevados (a partir del percentil 90). Los niveles más elevados de AFTO se asociaron a una menor incidencia de casos en 13 de los 26 tipos de cánceres estudiados. Esta asociación inversa fue más fuerte (reducción del riesgo superior al 20%) en 7 cánceres: adenocarcinoma esofágico, cáncer de hígado, pulmón, riñón,cardias gástrico, endometrio y leucemia mieloide. La reducción del riesgo fue menor pero estadísticamente significativa en el cáncer de colon, cabeza y cuello, recto, vejiga y mama. En el caso del cáncer de vesícula biliar, intestino delgado y linfoma no Hodgkin el riesgo también fue menor pero sin llegar a la significación estadística. Paradójicamente, los niveles más elevados de AFTO se asociaron a una mayor incidencia de cáncer de próstata (principalmente cáncer no avanzado) y melanoma. En global, los niveles elevados de actividad física se relacionaron con una disminución del 7% en el riesgo de presentar cualquier tipo de cáncer (Hazard Ratio -HR- 0.93, IC 95% 0.90-0.95).
Los resultados obtenidos se pueden ver en esta figura:
Con el objetivo de analizar la relación entre el nivel de AFTO y el riesgo de cáncer, se seleccionaron y analizaron los resultados de 12 estudios prospectivos (8 de los Estados Unidos y 4 de Europa). Se consideraron AFTO todas aquellas actividades físicas, de intensidad moderada o vigorosa, realizadas durante el tiempo libre y a discreción del paciente, a fin de mantener la salud o estado físico. En los diferentes estudios se usaron diversos métodos para cuantificar esta variable. Para armonizarlos, se convirtieron todos los valores en una escala de percentiles, con lo que el 0 correspondía a baja y el 100 en actividad alta. Los diagnósticos de cáncer se recogieron a través de cuestionarios o revisiones de las historias clínicas y de los registros nacionales de cáncer.
Se obtuvieron datos de 1.44 millones de personas, con una mediana de edad de 59 años al inicio del seguimiento (rango de 18 a 98 años), un porcentaje de mujeres del 57% y una mediana de índice de masa corporal (IMC) de 26. Los niveles elevados de AFTO se asociaron a edades más jóvenes, mayor nivel educativo, un menor IMC y una menor probabilidad de ser fumador / a. Durante una mediana de 11 años de seguimiento se diagnosticaron 186.932 cánceres incidentes.
Se compararon los niveles más bajos de AFTO (hasta el percentil 10) con los niveles más elevados (a partir del percentil 90). Los niveles más elevados de AFTO se asociaron a una menor incidencia de casos en 13 de los 26 tipos de cánceres estudiados. Esta asociación inversa fue más fuerte (reducción del riesgo superior al 20%) en 7 cánceres: adenocarcinoma esofágico, cáncer de hígado, pulmón, riñón,cardias gástrico, endometrio y leucemia mieloide. La reducción del riesgo fue menor pero estadísticamente significativa en el cáncer de colon, cabeza y cuello, recto, vejiga y mama. En el caso del cáncer de vesícula biliar, intestino delgado y linfoma no Hodgkin el riesgo también fue menor pero sin llegar a la significación estadística. Paradójicamente, los niveles más elevados de AFTO se asociaron a una mayor incidencia de cáncer de próstata (principalmente cáncer no avanzado) y melanoma. En global, los niveles elevados de actividad física se relacionaron con una disminución del 7% en el riesgo de presentar cualquier tipo de cáncer (Hazard Ratio -HR- 0.93, IC 95% 0.90-0.95).
Los resultados obtenidos se pueden ver en esta figura:
De: JAMA Intern Med. 2016 Jun 1; 176 (6): 816-25.
Después de ajustar los resultados por el IMC, se observó una discreta atenuación de la asociación para el adenocarcinoma de esófago, el cáncer de hígado, de riñón y de cardias gástrico, y se anuló la asociación con el cáncer de endometrio, pero en 10 de los 13 cánceres la relación inversa entre los niveles elevados de AFTO y la menor incidencia de cáncer siguió siendo estadísticamente significativa. Las asociaciones fueron similares en los pacientes con sobrepeso u obesidad y en los pacientes con peso normal. El tabaquismo modificó la asociación en el caso del cáncer de pulmón pero no en el resto de cánceres relacionados con el tabaco.
Después de ajustar por región geográfica, uso de terapia hormonal, sexo, raza y tiempo de seguimiento no se observaron cambios relevantes en el efecto de estas asociaciones. Sólo en ajustar según la dieta, se observó un ligero aumento en el riesgo de padecer adenocarcinoma esofágico, cáncer de hígado y cáncer rectal.
Este estudio sugiere que los niveles elevados de AFTO asocian a un menor riesgo de sufrir 13 de 26 tipos de cánceres analizados. La reducción del riesgo observada para el total de cánceres fue del 7% y, en 7 de estos cánceres, esta fue superior al 20%. El IMC y el tabaquismo prácticamente no modificaron esta asociación.
Las evidencias nos invitan, una vez más, a fomentar y promover activamente la realización de actividad entre nuestros pacientes. Esto se puede hacer desde las consultas y también a través de actividades comunitarias sencillas, como las que se analizaron en un artículo del anterior número del boletín, por ejemplo.
Después de ajustar los resultados por el IMC, se observó una discreta atenuación de la asociación para el adenocarcinoma de esófago, el cáncer de hígado, de riñón y de cardias gástrico, y se anuló la asociación con el cáncer de endometrio, pero en 10 de los 13 cánceres la relación inversa entre los niveles elevados de AFTO y la menor incidencia de cáncer siguió siendo estadísticamente significativa. Las asociaciones fueron similares en los pacientes con sobrepeso u obesidad y en los pacientes con peso normal. El tabaquismo modificó la asociación en el caso del cáncer de pulmón pero no en el resto de cánceres relacionados con el tabaco.
Después de ajustar por región geográfica, uso de terapia hormonal, sexo, raza y tiempo de seguimiento no se observaron cambios relevantes en el efecto de estas asociaciones. Sólo en ajustar según la dieta, se observó un ligero aumento en el riesgo de padecer adenocarcinoma esofágico, cáncer de hígado y cáncer rectal.
Este estudio sugiere que los niveles elevados de AFTO asocian a un menor riesgo de sufrir 13 de 26 tipos de cánceres analizados. La reducción del riesgo observada para el total de cánceres fue del 7% y, en 7 de estos cánceres, esta fue superior al 20%. El IMC y el tabaquismo prácticamente no modificaron esta asociación.
Las evidencias nos invitan, una vez más, a fomentar y promover activamente la realización de actividad entre nuestros pacientes. Esto se puede hacer desde las consultas y también a través de actividades comunitarias sencillas, como las que se analizaron en un artículo del anterior número del boletín, por ejemplo.
Moore SC, Lee IM, Weiderpass E, Campbell PT, Sampson JN, Kitahara CM, Keadle SK, Arem H, Berrington de Gonzalez A, Hartge P, Adami HO, Blair CK, Borch KB, Boyd E, Check DP, Fournier A, Freedman ND, Gunter M, Johannson M, Khaw KT, Linet MS, Orsini N, Park Y, Riboli E, Robien K, Schairer C, Sesso H, Spriggs M, Van Dusen R, Wolk A, Matthews CE, Patel AV. Association of Leisure-Time Physical Activity With Risk of 26 Types of Cancer in 1.44 Million Adults. JAMA internal medicine. 2016 Jun 1; 176 (6) :816-25. link
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