martes, 1 de marzo de 2016

JAMA. Manejo de la enfermedad de Graves: revisión

La enfermedad de Graves (EG) es la causa más frecuente de hipertiroidismo persistente en adultos. Los pacientes con EG deben recibir fármacos antitiroideos, iodina radiactiva (IRA) o cirugía (tiroidectomía casi total). El abordaje óptimo depende de las preferencias del paciente y los factores clínicos. Un ciclo de 12 a 18 meses de fármacos antitiroideos resulta en una remisión en el 50% de los pacientes, pero puede causar reacciones adversas, como agranulocitosis y hepatoxicidad, principalmente en los primeros 90 días de tratamiento.

El tratamiento con IRA y con cirugía provoca la destrucción o la retirada de la glándula, por lo que se necesita tratamiento de reemplazo de por vida. Además, el uso de IRA se ha asociado con el desarrollo o el empeoramiento de oftalmopatía tiroidea en el 15-20% de los pacientes. La cirugía es beneficiosa en pacientes con nódulos tiroideos sospechosos o malignos, hiperparatiroidismo concurrente o bocio que no pueden recibir fármacos antitiroideos. La cirugía se asocia con complicaciones como el hipoparatiroidismo y parálisis de las cuerdas vocales en una minoría de pacientes. En el embarazo, lo recomendable son los fármacos antitiroideos, aunque algunas mujeres optan el tratamiento definitivo con IRA o cirugía antes de quedarse embarazadas para evitar posibles efectos teratogénicos. E

En resumen, el manejo de la EG incluye el tratamiento con fármacos antitiroideos, IRA o tiroidectomía, dependiendo de las preferencias del paciente y sus características clínicas, como edad, presencia de arritmia o cardiopatía isquémica, bocio y gravedad de la tirotoxicosis.

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