jueves, 23 de abril de 2015
(CMAJ Open) El uso de IBP en ancianos se asocia a ↑ riesgo de daño renal
En nuestra población de estudio de los adultos mayores, los que comenzaron la terapia con IBP tenían un mayor riesgo de lesión renal aguda y nefritis intersticial aguda. Estas son condiciones potencialmente reversibles que no pueden atribuirse fácilmente al tratamiento farmacológico. Los médicos deben apreciar el riesgo de nefritis intersticial aguda durante el tratamiento con IBP, controlar a los pacientes de manera adecuada y desalentar el uso indiscriminado de estos medicamentos.
(Preevid) ¿Por qué extremo se debe insertar un supositorio?
Respuesta
Se ha localizado escasa investigación que evalúe y haga
recomendaciones sobre la forma correcta de inserción de los supositorios
rectales, existiendo una gran incertidumbre sobre como realizar dicho
procedimiento.
Un ensayo(1) realiza previamente una encuesta a 620 personas (sanitarios y no sanitarios), de muy diferentes edades y nivel educativo, sobre con qué extremo introducían el supositorio por el recto. Todos, menos 2 personas, afirmaron que lo insertaban por el extremo afilado y la explicación mayoritaria era “por sentido común”: el 86,9% de los no sanitarios y el 84,6% de los sanitarios.
La segunda parte del estudio compara en 100 pacientes (adultos y niños), a los que se les solicita que se inserten un primer supositorio por el extremo afilado, y cuando se pusieran el segundo, lo introdujeran por el extremo romo o base. Resultó que, cuando se lo insertaron por el extremo romo o base lo retuvieron en el 98% de los casos y no hubo necesidad de empujar con el dedo a través del canal anal y hubo una menor frecuencia de expulsión. Por lo que los autores concluyen que, aunque el inventor del supositorio recomendó introducir este por el extremo afilado, los resultados sugieren que es mejor poner los supositorios introduciendo primero la base o extremo romo.
Una revisión narrativa(2) realizada tras preguntarse la autora si es importante insertar primero el extremo romo o el extremo puntiagudo de los supositorios, señala que en ausencia de una evidencia concluyente para recomendar un método en particular de inserción, parece que es necesario un enfoque por “sentido común”, pues aunque lo ideal sea que los pacientes reciban cuidados basados en las mejores evidencias, existe una gran ambigüedad al respecto, tanto en los libros de texto de enfermería como en la escasa investigación existente, que han cambiado radicalmente, tras las recomendaciones realizadas por el pequeño ensayo clínico anteriormente nombrado(1). Si realmente importa por que extremo se debe insertar el supositorio, entonces puede afirmarse que se requiere urgentemente una investigación más extensa.
También otra revisión narrativa(3) valora cual es el extremo correcto de inserción de los supositorios. Señala que habría diferentes recomendaciones según si la prescripción del supositorio tiene diferente propósito: generalmente, para la evacuación intestinal se aconsejaba introducir la parte cónica primero; y para la absorción de algún tipo de fármaco, no habría consenso sobre si introducir primero la parte roma o la parte cónica. Además señala que, en la información a los pacientes, algunos laboratorios recomiendan insertar los supositorios a través del extremo afilado, otros recomiendan su inserción por el extremo plano, mientras otros (minoría) no especifican de qué manera deben colocarse. Por tanto, podrían existir problemas legales por usar un extremo u otro para su inserción, ya que el fabricante no se haría responsable si hubiera eventos adversos y no se ha aplicado el supositorio de la forma en la que él lo recomienda.
Los autores de la revisión indican que no parece haber otra investigación más reciente además del anterior ensayo(1), que ha tenido una gran influencia en la práctica de enfermería, pero que no tiene suficiente calidad metodológica (estudio pequeño, con bastantes limitaciones).
Concluyen señalando que la inserción de supositorios rectales, ya sea como fármaco o para lograr la evacuación del intestino, es una práctica muy común, pero con respecto al procedimiento correcto existe inconsistencia y discrepancia, tanto en la educación/formación como en la práctica de enfermería; además señalan la importancia de investigar para proporcionar recomendaciones basadas en evidencias fiables.
Aunque un manual de procedimientos de enfermería(4) mas actual con respecto a la administración de fármacos vía rectal recomienda administrar el el supositorio por la parte no cónica.
Un ensayo(1) realiza previamente una encuesta a 620 personas (sanitarios y no sanitarios), de muy diferentes edades y nivel educativo, sobre con qué extremo introducían el supositorio por el recto. Todos, menos 2 personas, afirmaron que lo insertaban por el extremo afilado y la explicación mayoritaria era “por sentido común”: el 86,9% de los no sanitarios y el 84,6% de los sanitarios.
La segunda parte del estudio compara en 100 pacientes (adultos y niños), a los que se les solicita que se inserten un primer supositorio por el extremo afilado, y cuando se pusieran el segundo, lo introdujeran por el extremo romo o base. Resultó que, cuando se lo insertaron por el extremo romo o base lo retuvieron en el 98% de los casos y no hubo necesidad de empujar con el dedo a través del canal anal y hubo una menor frecuencia de expulsión. Por lo que los autores concluyen que, aunque el inventor del supositorio recomendó introducir este por el extremo afilado, los resultados sugieren que es mejor poner los supositorios introduciendo primero la base o extremo romo.
Una revisión narrativa(2) realizada tras preguntarse la autora si es importante insertar primero el extremo romo o el extremo puntiagudo de los supositorios, señala que en ausencia de una evidencia concluyente para recomendar un método en particular de inserción, parece que es necesario un enfoque por “sentido común”, pues aunque lo ideal sea que los pacientes reciban cuidados basados en las mejores evidencias, existe una gran ambigüedad al respecto, tanto en los libros de texto de enfermería como en la escasa investigación existente, que han cambiado radicalmente, tras las recomendaciones realizadas por el pequeño ensayo clínico anteriormente nombrado(1). Si realmente importa por que extremo se debe insertar el supositorio, entonces puede afirmarse que se requiere urgentemente una investigación más extensa.
También otra revisión narrativa(3) valora cual es el extremo correcto de inserción de los supositorios. Señala que habría diferentes recomendaciones según si la prescripción del supositorio tiene diferente propósito: generalmente, para la evacuación intestinal se aconsejaba introducir la parte cónica primero; y para la absorción de algún tipo de fármaco, no habría consenso sobre si introducir primero la parte roma o la parte cónica. Además señala que, en la información a los pacientes, algunos laboratorios recomiendan insertar los supositorios a través del extremo afilado, otros recomiendan su inserción por el extremo plano, mientras otros (minoría) no especifican de qué manera deben colocarse. Por tanto, podrían existir problemas legales por usar un extremo u otro para su inserción, ya que el fabricante no se haría responsable si hubiera eventos adversos y no se ha aplicado el supositorio de la forma en la que él lo recomienda.
Los autores de la revisión indican que no parece haber otra investigación más reciente además del anterior ensayo(1), que ha tenido una gran influencia en la práctica de enfermería, pero que no tiene suficiente calidad metodológica (estudio pequeño, con bastantes limitaciones).
Concluyen señalando que la inserción de supositorios rectales, ya sea como fármaco o para lograr la evacuación del intestino, es una práctica muy común, pero con respecto al procedimiento correcto existe inconsistencia y discrepancia, tanto en la educación/formación como en la práctica de enfermería; además señalan la importancia de investigar para proporcionar recomendaciones basadas en evidencias fiables.
Aunque un manual de procedimientos de enfermería(4) mas actual con respecto a la administración de fármacos vía rectal recomienda administrar el el supositorio por la parte no cónica.
Referencias (4):
- Abd-el-Maeboud KH, el-Naggar T, el-Hawi EM, Mahmoud SA, Abd-el-Hay S. Rectal suppository: commonsense and mode of insertion. Lancet. 1991 Sep 28;338(8770):798-800. [Resumen] [Consulta: 21/04/2015]
- Kyle G. Should a suppository be inserted with the blunt end or the pointed end first, or does it not matter? Nurs Times. 2009 Jan 20-26;105(2):16. [Resumen] [Texto Completo] [Consulta: 21/04/2015]
- Bradshaw A, Price L. Rectal suppository insertion: the reliability of the evidence as a basis for nursing practice. J Clin Nurs. 2007 Jan;16(1):98-103. [Resumen] [Texto Completo] [Consulta: 21/04/2015]
- Manual de procedimientos generales de enfermería. Hospital Universitario Virgen del Rocío. Servicio Andaluz de Salud. Unidad de Apoyo a la Calidad de los Cuidados. 2012
(Aten Primaria) Las intervenciones para revisar la adecuación del tto son eficaces: ranelato de estroncio.
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S021265671500089X
Resumen
Objetivo
Analizar
el impacto de una estrategia de adecuación de ranelato de estroncio
tras la emisión de recomendaciones, en base a las notas de
farmacovigilancia emitidas por la Agencia Española de Medicamentos y
Productos Sanitarios, así como el grado de aceptación.
Diseño
Estudio prospectivo de intervención desde abril de 2012 a noviembre de 2014.
Emplazamiento
Área de Gestión Sanitaria Sur de Sevilla.
Participantes
Pacientes con prescripción activa de ranelato de estroncio.
Intervenciones
Se
realizó en cuatro fases, ligada a la emisión de notas de
farmacovigilancia sobre ranelato de estroncio por la Agencia Española de
Medicamentos y Productos Sanitarios, listados de pacientes y
recomendaciones de adecuación.
Mediciones principales
Adecuación del tratamiento con ranelato de estroncio y grado de aceptación de las recomendaciones por los facultativos.
Resultados
Desde
el inicio del estudio, con 182 pacientes incluidos, hasta el comienzo
de la revisión de la adecuación por farmacia, se produjo una reducción
del 87,9%. La prescripción de ranelato de estroncio era inadecuada en 16
pacientes de los 22; 11 por no cumplir criterios de tratamiento, tres
por no haber tenido tratamiento previo con otros medicamentos para
prevención de fracturas y dos por contraindicación. El grado de
aceptación de las recomendaciones fue del 87,5%, produciéndose en diez
pacientes la suspensión de ranelato de estroncio y en cuatro, el cambio a
alendrónico o alendrónico/colecalciferol.
Conclusiones
El
número de pacientes con prescripción de ranelato de estroncio ha
disminuido considerablemente. Las intervenciones dirigidas a la revisión
de la adecuación del tratamiento, en base a las alertas de
farmacovigilancia han sido efectivas.
Noticias e-butlletí groc. Leucoencefalopatía multifocal progresiva en pacientes tratados con dimetilfumarato
La Agencia alemana de medicamentos (Federal Institute for Drugs and Medical Devices, BfArM)
ha alertado de casos notificados de LMP (leucoencefalopatía multifocal
progresiva) en pacientes tratados con dimetilfumarato. En Alemania hasta
ahora se han notificado 9 casos en relación con la administración de la
especialidad Fumaderm para la psoriasis y 2 casos relacionados con la
administración de Tecfidera para la esclerosis múltiple.
Hace unos meses describíamos el caso de una paciente con esclerosis múltiple tratada con dimetilfumarato durante más de 4 años, que desarrolló una linfopenia persistente grave y que presentó una LMP con desenlace mortal (e butlletigroc noticias, noviembre 2014). Comentábamos también algunos casos notificados de LMP asociada a una linfopenia grave en 4 pacientes con psoriasis tratados con dimetilfumarato. Recientemente hemos tenido conocimiento de un posible segundo caso de LMP asociado al tratamiento con dimetilfumarato en un paciente con esclerosis múltiple, así como de nuevos casos en pacientes con psoriasis (arznei-telegramm 2015, abril).
El centro de farmacovigilancia holandés ha recibido la notificación de una paciente con psoriasis tratada con dimetilfumarato que desarrolló una LMP pero sin linfopenia.
Estos casos justifican la vigilancia estrecha y periódica del recuento de linfocitos y de la aparición de nuevos síntomas neurológicos. En caso de linfopenia grave o de síntomas sugestivos de LMP se recomienda retirar el fármaco.
Hace unos meses describíamos el caso de una paciente con esclerosis múltiple tratada con dimetilfumarato durante más de 4 años, que desarrolló una linfopenia persistente grave y que presentó una LMP con desenlace mortal (e butlletigroc noticias, noviembre 2014). Comentábamos también algunos casos notificados de LMP asociada a una linfopenia grave en 4 pacientes con psoriasis tratados con dimetilfumarato. Recientemente hemos tenido conocimiento de un posible segundo caso de LMP asociado al tratamiento con dimetilfumarato en un paciente con esclerosis múltiple, así como de nuevos casos en pacientes con psoriasis (arznei-telegramm 2015, abril).
El centro de farmacovigilancia holandés ha recibido la notificación de una paciente con psoriasis tratada con dimetilfumarato que desarrolló una LMP pero sin linfopenia.
Estos casos justifican la vigilancia estrecha y periódica del recuento de linfocitos y de la aparición de nuevos síntomas neurológicos. En caso de linfopenia grave o de síntomas sugestivos de LMP se recomienda retirar el fármaco.
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