miércoles, 9 de diciembre de 2015

Medicina Clínica. Actualización en las estrategias terapéuticas de la insuficiencia cardiaca crónica.

La insuficiencia cardiaca (IC) es considerada hoy en día la gran epidemia dentro de las enfermedades cardiovasculares, afectando a más de 23 millones de personas en todo el mundo, y con una previsión de incremento de su prevalencia en torno al 25% en el año 20301. En España más del 80% de los casos diagnosticados acontecen en pacientes con edad superior a los 65 años, y su prevalencia alcanza el 10% en la población mayor de 70, representando la primera causa de hospitalización en este grupo2.
A pesar de los avances en el tratamiento, la morbimortalidad sigue siendo excesivamente elevada, con una mediana de supervivencia de 5 años tras el inicio de los primeros síntomas clínicos3. El hecho de que no se haya reducido en la magnitud que se esperaba se debe a varias causas. En primer lugar, tenemos evidencia de que la implementación de las medidas farmacológicas es aún insuficiente4. La causa de esta infrautilización reside principalmente en la complejidad del tratamiento, que exige la combinación de diferentes fármacos de forma progresivamente escalonada, cuyos efectos secundarios obligan a una estrecha monitorización de los mismos, sobre todo durante el período de escalonamiento de las dosis. Otra razón, no menos importante, es la limitada representatividad de los pacientes evaluados en los ensayos clínicos con respecto a los que se atienden en la «vida real». En este sentido, debe destacarse que la mayor parte de los ensayos clínicos excluyen a enfermos de edad avanzada, que representan en la práctica diaria la población más numerosa de pacientes con IC, al igual que sucede con los pacientes con fracción de eyección preservada (IC-FEP).
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