Somos la traca. La pasada semana nos ha dado el subidón a los primaristas al conocer que el Senado ha aprobado una moción en
la que insta al Gobierno a dotar a la Atención Primaria de más
capacidad resolutiva, evitando la excesiva burocratización y
convirtiéndola en el eje del Sistema Nacional de Salud….. o al leer que en Andalucía se ha firmado una Declaración,
entre el Colegio Oficial de Médicos de Granada, el Consejo Andaluz de
Colegios de Médicos, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos
y la Escuela Andaluza de Salud Pública, por la que se comprometen a
trabajar conjuntamente en el desarrollo profesional, la investigación y
la innovación, la formación y el impulso de la atención primaria como
ejes de la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud.
¿Os suenan este tipo de declaraciones?
Llevamos demasiado tiempo en esta tesitura. Son ya muchos años de declaraciones pomposas, de denuncias sin consecuencias, de muchos movimientos bienintencionados sin resultados plausibles, con el fin de recuperar, defender y propiciar el papel de la Primaria. Y sabéis a donde nos llevan?
Llevamos demasiado tiempo en esta tesitura. Son ya muchos años de declaraciones pomposas, de denuncias sin consecuencias, de muchos movimientos bienintencionados sin resultados plausibles, con el fin de recuperar, defender y propiciar el papel de la Primaria. Y sabéis a donde nos llevan?
A NINGÚN SITIO.
La realidad se empeña en demostrarnos que como no cambiemos el
planteamiento de nuestras actuaciones, la Primaria va acabar como la
chica de los recados de otros
Llevamos demasiado tiempo ante el dilema de las pastillas (será por deformación profesional)
La píldora roja y su opuesta, la píldora azul, son símbolos que
representan la elección entre abrazar la a veces dolorosa verdad de la
realidad (roja) y la dichosa ignorancia de la ilusión (azul)
La Primaria lleva demasiado tiempo eligiendo la pastilla azul y viviendo
"la dichosa ignorancia de la ilusión", viviendo permanentemente en un
mundo virtual donde prima la catarsis como forma de supervivencia y la
queja lastimosa/patética y la reivindicación fallida/frustrante como
expresión intrínseca de nuestra esencia como colectivo. No nos atrevemos
a tomarnos la pastilla roja
A mi esto, salvando las distancias y las ideologías, me recuerda al 15
M. Solo cuando un movimiento ideológico se trasforma en acción vislumbra
alguna posibilidad de alcanzar cambios alineados con sus objetivos.
La clave está en que para iniciar ese cambio de estrategia es preciso
encontrar líderes que lo lleven a cabo, cuestión nada fácil de
estructurar.
Ha pasado el tiempo de los discursos teóricos. Es la hora de las posturas firmes.
- O tomamos los órganos de poder donde se toman las decisiones que afectan al papel que debe desempeñar la primaria, lo que se antoja imposible. Por dos razones: Una porque suelen ser cargos de libre designación y a los adscritos al sector crítico no les nombran ni por casualidad y dos porque en el caso (improbable) de un posible nombramiento, el famoso "virus de la gestión" suele producir habitualmente (excepciones honrosas, haberlas, hailas) una amnesia de los discursos previos.
- O somos capaces de agruparnos en torno a personas líderes u organizaciones referentes que planteen la reivindicación como la negociación de un convenio franja en relación a los aspectos organizativos y profesionales de la Atención Primaria.
Y no hay otra. Si no nos movemos continuaremos siendo unos cenutrios,
servidores de intereses ajenos y veremos como nuestra ilusión se
convierte en apatía, en desidia, en rutina, en resignación.
Negras tormentas agitan los aires
nubes oscuras nos impiden ver,
aunque nos espere el dolor y la muerte,
contra el enemigo nos llama el deber.
El bien más preciado es la Primaria
hay que defenderla con fe y valor,
alza la bandera primarista
que llevará a la sanidad pública
a recuperar su dignidad.
En pie Primaria, a la batalla
hay que derrocar a la reacción.
¡A las barricadas, a las barricadas,
por el triunfo de la Dignidad y la Razón!
Que no tontos, que es una broma.
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