Comptagotes (01/07/2015)
Gladys Bendahan
El insomnio es un síntoma que genera consultas frecuentemente a la
atención primaria de salud. El tratamiento principal debe incluir
siempre medidas no farmacológicas. Cuando hay que recurrir a un
tratamiento farmacológico, suele recomendarse el uso de una
benzodiazepina a corto plazo, prescripción que desgraciadamente tiende a
cronificarse. Hay que recordar que las benzodiazepinas a largo plazo no
han demostrado ser eficaces en el manejo del insomnio y que, además, se
asocian a reacciones adversas como potencial de abuso y dependencia,
riesgo de caídas o deterioro cognitivo.
El estudio, realizado en dos centros de atención primaria de
Asturias, evalúa la efectividad de asociar una intervención educativa
breve al tratamiento farmacológico del insomnio.
Pacientes que consultar por insomnio y no tomaban previamente
benzodiacepinas fueron alternativamente asignados al grupo intervención o
al grupo control tras aleatorizó el primer paciente de cada grupo.
Todos los pacientes iniciaron tratamiento con lorazepam 1mg y fueron
citados para llevar a cabo 4 visitas consecutivas breves de 15 minutos y
una visita de evaluación al mes. El grupo intervención fue instruido
con medidas de control de estímulos, higiene del sueño y técnicas de
relajación y respiración (tabla1).
En el grupo intervención se observó un 34,6% de paro de tratamiento
farmacológico y un 46,2% de "curación", establecido como la mejora del
Índice de calidad del sueño de Pittsburgh (<6 o reducción del 50%),
claramente superior a la del grupo control: 16,7% y 4,2%
respectivamente.
Repercusiones en la práctica clínica
Conseguir que los pacientes
tengan unos buenos hábitos del sueño ayuda a evitar la cronificación del
tratamiento con benzodiazepinas y los riesgos de tolerancia y
dependencia que conllevan. Los buenos hábitos del sueño deberían ser
siempre el tratamiento de primera elección y más aún en las personas
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