El
año pasado se publicaron dos conjuntos de directrices diferentes
sobre la gestión del colesterol. Uno de ellos fue elaborado por el
“American College of Cardiology / American Heart Association” (ACC /
AHA) y el otro por el “Kidney Disease Improving Global Outcomes Lipid
Work Group (KDIGO)”. Dentro de las directrices del ACC / AHA, se
recomienda el tratamiento con estatinas para las personas identificadas
como de alto riesgo de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular.
Dentro de este protocolo quedan definidas de alto riesgo los adultos
con diabetes , nivel alto de colesterol alto, antecedentes de
enfermedad cardiovascular aterosclerótica, o con un cálculo de riesgo a
10 años de al menos 7,5% utilizando la fórmula "Ecuaciones de Riesgo
de Cohorte Mancomunadas " (ecuaciones multivariantes obtenidas en
grandes estudios de cohortes.). Las guías KDIGO, por su lado y de forma
más simplificada, recomienda el tratamiento con estatinas a todos los
individuos con enfermedad renal crónica con edades comprendidas entre
los 50 y 79 años.
Un grupo de investigación se propuso evaluar el impacto que el contrastes entre estas dos directrices podrían tener sobre los pacientes con enfermedad renal crónica, y de forma adicional evaluaron la adecuación de las “Ecuaciones de Riesgo de Cohorte Mancomunadas” entre estos pacientes. Para ello utilizaron datos recogidos por el estudio REGARDS (“Reasons for Geographic and Racial Differences in Stroke”). Este estudio fue diseñado para investigar las causas de las diferencias regionales y raciales en la mortalidad por accidente cerebrovascular, y en él se trabajó con una cohorte multirracial prospectiva de 23.928 participantes; la incorporación de pacientes se efectuó entre 2003 y 2007, con seguimiento hasta diciembre de 2009.
Los investigadores observaron que, de acuerdo con las nuevas directrices establecidas por el ACC / AHA, el 92% de los pacientes con enfermedad renal crónica eran susceptibles de recibir tratamiento con estatinas; porcentaje que sitúa en el 100% de los casos según los parámetros indicados en la guía KDIGO. En sus conclusiones se destaca que ambas guías pueden considerarse equiparables, y el hecho de que en la práctica, el 42% y el 50% (según criterio ACC / AHA y KDIGO respectivamente) de los pacientes no están en tratamiento con estatinas cuando esto sería deseable, y consideran como prioridad el aumento de la utilización adecuada de las estatinas en esta población. Por otro lado sí se consideró que la precisión de las "Ecuaciones de Riesgo de Cohorte Mancomunadas " era adecuada para este grupo de pacientes y en consecuencia, que esta herramienta puede considerarse como de utilidad para guiar las propuestas terapeuticas en los pacientes con enfermedad renal crónica.
Un grupo de investigación se propuso evaluar el impacto que el contrastes entre estas dos directrices podrían tener sobre los pacientes con enfermedad renal crónica, y de forma adicional evaluaron la adecuación de las “Ecuaciones de Riesgo de Cohorte Mancomunadas” entre estos pacientes. Para ello utilizaron datos recogidos por el estudio REGARDS (“Reasons for Geographic and Racial Differences in Stroke”). Este estudio fue diseñado para investigar las causas de las diferencias regionales y raciales en la mortalidad por accidente cerebrovascular, y en él se trabajó con una cohorte multirracial prospectiva de 23.928 participantes; la incorporación de pacientes se efectuó entre 2003 y 2007, con seguimiento hasta diciembre de 2009.
Los investigadores observaron que, de acuerdo con las nuevas directrices establecidas por el ACC / AHA, el 92% de los pacientes con enfermedad renal crónica eran susceptibles de recibir tratamiento con estatinas; porcentaje que sitúa en el 100% de los casos según los parámetros indicados en la guía KDIGO. En sus conclusiones se destaca que ambas guías pueden considerarse equiparables, y el hecho de que en la práctica, el 42% y el 50% (según criterio ACC / AHA y KDIGO respectivamente) de los pacientes no están en tratamiento con estatinas cuando esto sería deseable, y consideran como prioridad el aumento de la utilización adecuada de las estatinas en esta población. Por otro lado sí se consideró que la precisión de las "Ecuaciones de Riesgo de Cohorte Mancomunadas " era adecuada para este grupo de pacientes y en consecuencia, que esta herramienta puede considerarse como de utilidad para guiar las propuestas terapeuticas en los pacientes con enfermedad renal crónica.
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