miércoles, 19 de noviembre de 2014

¿Cómo medir la práctica clínica cotidiana?¿Vamos por buen camino?. Blogueado de Salud Comunitaria.


http://saludcomunitaria.wordpress.com/2014/11/19/como-medir-la-practica-clinica-cotidianavamos-por-buen-camino/
¿En qué medida estamos muy desviados de conocer y poder evaluar la práctica cotidiana y los resultados en salud de dicha práctica con los sistemas de información y los procedimientos de evaluación que utilizamos?
Dos referencias.
La primera, una reflexión de Guillermo García Velasco (Números, gráficos y silencio) en el último número de AMF joven:
Hay personas a las que llueven piedras 7 días a la semana. (Ken Loach)
Ayer tuvimos reunión de equipo. Se trataba de ver, en cada profesional, el nivel de cumplimentación de diferentes indicadores de calidad. En esa marejada de diagramas de barras que se presenta en cada gráfico vas buscando el «color» que te corresponde y de alguna forma, al compararte con los demás, vas interiorizando aquello en que puedes mejorar, algunas veces muy notablemente. Durante ese tiempo, no se habla de otra cosa que del porcentaje de adultos con riesgo cardiovascular calculado, o de diabéticos con hemoglobina glucosilada por debajo del 7 % o de la necesidad de constatar el hábito tabáquico. Y así con el resto de cosas. A veces, el efecto colateral e inmediato al salir de esas reuniones y volver a sentarse en la silla de la consulta es observar cómo con los primeros pacientes una «fuerza misteriosa» te empuja, con independencia del porqué acuden, a rellenar esas casillas que elevarán tu columna malva de resultados en la próxima reunión. Afortunadamente, ese furor dura poco. Eso es lo que sucede esta mañana con Jacqueline.
Viene a recoger un parte de confirmación. Está de baja por una cervicalgia que le imposibilita trabajar como soldadora. Es la tercera baja en un año, la primera fue por encontrarse muy deprimida a raíz del fallecimiento de una hermana en su país de origen y no poder ir para estar con su familia; en otra ocasión fue una lumbociática lo que la mantuvo apartada del trabajo. Salvo artrosis lumbar, nada más se apreciaba. En esta ocasión, tampoco aprecio signos de alarma en su cervicalgia y algo no acaba de encajar porque no veo que mejore con el paso de las semanas (ni creo que lo vaya a hacer). Le pregunto abiertamente por su trabajo, si le gusta, si es muy duro, si tiene algún problema con alguna persona, y es entonces cuando se abre la caja de pandora. Y me cuenta que lleva 6 meses sin cobrar y que ya no le queda nada que vender para sobrevivir, que no puede cobrar el paro al estar trabajando (aunque no le paguen) y por si fuera poco, tiene un aviso de desahucio al no tener dinero para pagar el alquiler. Ha pedido un préstamo a uno de esos bancos que anuncia la tele aunque sea a intereses muy altos, al menos para no irse a la calle. Lleva mucho tiempo sin enviar dinero a su familia y eso le apena mucho porque sabe que lo están pasando muy mal.
Cuando acaba de hablar y sale con el parte de confirmación, me doy cuenta de que mis ínfulas de rellenar casillas y protocolos han durado el tiempo en que creí ver agua en sus ojos. Entonces me sentí identificado con algo que leí en Diaris de trinxera (pero mucho mejor escrito) sobre el valor del silencio y de la escucha en nuestro trabajo. Ante eso, las casillas seguirán vacías”
Segunda referencia. Una entrada que ya colgamos hace tiempo a propósito de algunos indicadores propuestos por Jose Luis Turabián y Benjamín Pérez: Indicadores para reflexionar sobre la práctica de la Medicina de Familia
• Médicos/as de familia que usan algún tipo de entrevista centrada en el paciente y en el contexto
• Médicos/as de familia que mantienen en su entrevista clínica, y en la relación con colegas, un equilibrio entre empatía y asertividad
• Médicos/as de familia que usan sistemáticamente genogramas o algún sistema equivalente de conocimiento de los miembros familiares y sus relaciones
• Médicos/as de familia que usan siempre algún sistema para mantener una asistencia biopsicosocial
• Médicos/as de familia que mantienen una actitud proactiva de desmedicalización/desprescripción, prescriben por principio activo y evitan usar demasiado pronto nuevos fármacos
• Médicos/as de familia que mantienen una actitud reflexiva y crítica para tomas de decisión sobre demandas derivadas y sobre petición de pruebas complementarias
• Médicos/as de familia que no atienden a visitadores de laboratorios farmacéuticos
• Médicos/as de familia que mantienen sistemas para evitar de forma consciente el sobrediagnóstico
• Médicos/as de familia que mantienen una actitud reflexiva y crítica sobre «despistajes» y prevención
• Médicos/as de familia y centros de salud que presentan y atienden sesiones clínicas que incluyen aspectos y conceptos específicos de la especialidad
• Médicos/as de familia que realizan investigación basada en la reflexión sobre su práctica
• Médicos/as de familia que realizan algún tipo de medicina o actividad comunitaria
• Plazas MIR de medicina de familia cubiertas en la primera vuelta
• Residentes de medicina de familia que al terminar trabajan de manera estable en medicina de familia (no en pediatría, urgencias, técnico de salud…)

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