La fibrilación auricular es una
activación rápida (entre 350 y 600 latidos por minuto) y desorganizada
de las aurículas, debido a la aparición de múltiples frentes de
activación simultáneos. Durante la fibrilación auricular no se produce
una contracción auricular efectiva, por lo que se pierde la ayuda
auricular a la contracción cardiaca y se favorece la formación de
trombos en las aurículas debido al remanso de sangre en su interior.
La fibrilación auricular es la arritmia cardíaca más frecuente (más de nueve millones de personas, en Europa y los EEUU) y su prevalencia aumenta con la edad (más del 5% en los mayores de 80 años) y con la existencia de patología cardíaca subyacente. Se asocia a un aumento de la mortalidad y la morbilidad debido principalmente a factores hemodinámicos (circulatorios) que aumentan el riesgo de padecer insuficiencia cardíaca e incrementan de tres a cuatro veces el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ictus).
Aun que la evidencia es limitada se ha especulado que los anti-inflamatorios no esteroideos (AINE) puede aumentar el riesgo de fibrilación auricular a través de sus efectos adversos renales (retención de líquidos, alteraciones electrolíticas, y la desestabilización de la presión arterial). Los AINE también pueden contribuir a la fibrilación auricular por su capacidad inhibitoria sobre la producción de la enzima ciclo-oxigenasa, que puede aumentar la presión sanguínea como resultado de la retención de líquidos. Por otro lado la necesidad de utilización de AINE implica la existencia inflamación subyacente, lo que también es factor de riesgo de la fibrilación auricular Las personas mayores son de especial preocupación debido a que la prevalencia del uso de los AINE y la incidencia de la fibrilación auricular aumenta con la edad.
El estudio Rotherdam es, un estudio de base poblacional en el que se ha estado siguiendo el desarrollo de problemas de salud y factores de riesgo asociados entre los adultos mayores de 55 de edad años desde 1990 en un barrio de Rotterdam, Países Bajos. A partir de datos recogidos en este estudio, un grupo de especialistas investigó la asociación entre uso de AINE y el riesgo de fibrilación auricular. Se incluyeron en el análisis la información de 8.423 participantes sin fibrilación auricular al inicio del estudio. Las situaciones de fibrilación auricular se determinaron a partir de las evaluaciones de los electrocardiogramas registrados en la historia médica de los participantes. El uso de AINE se obtuvo de los registros automatizados de prescripción por vinculación con las farmacias implicadas en la dispensación y que colaboraron con la investigación.
Durante el período medio de seguimiento, que fue de cerca de 13 años, 857 de los 8.423 participantes desarrollaron fibrilación auricular, 261 de las cuales nunca habían utilizado AINE, mientras que 554 habían utilizado AINE en el pasado, y 42 tomaban estos medicamentos cuando fueron diagnosticados. El uso actual se asoció (después de valorar otros factores de riesgo, como la edad, el sexo y los problemas cardiovasculares subyacentes) con un 76% mayor riesgo de fibrilación en relación a los que nunca habían utilizado este tipo de medicación. Del mismo modo, el uso reciente (con los anteriores 30 días) de estos fármacos fue ligado a un 84% mayor riesgo de fibrilación auricular. La toma de dosis más altas mostró una tendencia a estar vinculada a un mayor riesgo, aun que no de forma estadísticamente significativa.
La prueba de que existe una relación entre AINE y riesgo de fibrilación auricular parece clara, y los investigadores abogan por la realización de más estudios que permitan conocer el mecanismo que subyace tras esta asociación.
http://bmjopen.bmj.com/content/4/4/e004059 .
Fuente DICAF.
La fibrilación auricular es la arritmia cardíaca más frecuente (más de nueve millones de personas, en Europa y los EEUU) y su prevalencia aumenta con la edad (más del 5% en los mayores de 80 años) y con la existencia de patología cardíaca subyacente. Se asocia a un aumento de la mortalidad y la morbilidad debido principalmente a factores hemodinámicos (circulatorios) que aumentan el riesgo de padecer insuficiencia cardíaca e incrementan de tres a cuatro veces el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ictus).
Aun que la evidencia es limitada se ha especulado que los anti-inflamatorios no esteroideos (AINE) puede aumentar el riesgo de fibrilación auricular a través de sus efectos adversos renales (retención de líquidos, alteraciones electrolíticas, y la desestabilización de la presión arterial). Los AINE también pueden contribuir a la fibrilación auricular por su capacidad inhibitoria sobre la producción de la enzima ciclo-oxigenasa, que puede aumentar la presión sanguínea como resultado de la retención de líquidos. Por otro lado la necesidad de utilización de AINE implica la existencia inflamación subyacente, lo que también es factor de riesgo de la fibrilación auricular Las personas mayores son de especial preocupación debido a que la prevalencia del uso de los AINE y la incidencia de la fibrilación auricular aumenta con la edad.
El estudio Rotherdam es, un estudio de base poblacional en el que se ha estado siguiendo el desarrollo de problemas de salud y factores de riesgo asociados entre los adultos mayores de 55 de edad años desde 1990 en un barrio de Rotterdam, Países Bajos. A partir de datos recogidos en este estudio, un grupo de especialistas investigó la asociación entre uso de AINE y el riesgo de fibrilación auricular. Se incluyeron en el análisis la información de 8.423 participantes sin fibrilación auricular al inicio del estudio. Las situaciones de fibrilación auricular se determinaron a partir de las evaluaciones de los electrocardiogramas registrados en la historia médica de los participantes. El uso de AINE se obtuvo de los registros automatizados de prescripción por vinculación con las farmacias implicadas en la dispensación y que colaboraron con la investigación.
Durante el período medio de seguimiento, que fue de cerca de 13 años, 857 de los 8.423 participantes desarrollaron fibrilación auricular, 261 de las cuales nunca habían utilizado AINE, mientras que 554 habían utilizado AINE en el pasado, y 42 tomaban estos medicamentos cuando fueron diagnosticados. El uso actual se asoció (después de valorar otros factores de riesgo, como la edad, el sexo y los problemas cardiovasculares subyacentes) con un 76% mayor riesgo de fibrilación en relación a los que nunca habían utilizado este tipo de medicación. Del mismo modo, el uso reciente (con los anteriores 30 días) de estos fármacos fue ligado a un 84% mayor riesgo de fibrilación auricular. La toma de dosis más altas mostró una tendencia a estar vinculada a un mayor riesgo, aun que no de forma estadísticamente significativa.
La prueba de que existe una relación entre AINE y riesgo de fibrilación auricular parece clara, y los investigadores abogan por la realización de más estudios que permitan conocer el mecanismo que subyace tras esta asociación.
http://bmjopen.bmj.com/content/4/4/e004059 .
Fuente DICAF.
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