lunes, 7 de julio de 2014

DICAF. Impacto del ensayo JUPITER sobre la prescripción de estatinas en prevención primaria.

Pharmacotherapy 2014;34(1):9–18
Un estudio canadiense evalúa los cambios en el patrón de nuevas prescripciones de estatinas en prevención primaria tras la liberación de los resultados del ensayo JUPITER. La rosuvastatina presentaba un crecimiento en la cuota de mercado de las estatinas ya antes del periodo de evaluación y, aun que el estudio concluye que no existe efecto significativo en este aumento derivados de la publicación del ensayo JUPITER, los hechos indican que casi dos tercios de las nuevas prescripcciones de estatinas realizadas al final del periodo de estudio se estaban realizando para la rosuvastatina. Los autores discuten posibles causas que expliquen esta realidad y apuntan que esta situación no se ajusta con una prescripción basada en la evidencia, dado que el conocimiento que se tiene hasta el momento apunta a que el tratamiento con rosuvastatina sólo se ajusta a una pequeña parte del total de posibles usuarios de estatinas en prevención primaria.
Las guías actuales recomiendan el tratamiento con estatinas en  personas para las que se estime   que se encuentran en alto riesgo de eventos cardiovasculares, independientemente de los niveles de colesterol,  y en  los individuos para los que se estimen niveles de riesgo  potencial    entre bajos y moderados, cuyos niveles de colesterol excedan  los umbrales definidos  para  tratamiento. Estas recomendaciones se basan en   los resultados obtenidos en el mayor ensayo de prevención primaria relativo al uso de estatinas, el ensayo JUPITER  (“Intervention Trial Evaluating Rosuvastatin”). Este ensayo demostró  que individuos con niveles de colesterol por debajo de los umbrales de tratamiento tradicionales pero con elevados niveles de Proteína C Reactiva de alta sensibilidad (hs-CRP) que recibieron tratamiento con rosuvastatina en comparación con placebo, presentaron reducciones significativas en los principales eventos cardiovasculares y en la  mortalidad.
Para determinar el impacto de ensayo JUPITER en la práctica clínica, se propuso un  estudio cuyo objetivo fue  determinar las tasas de nuevas prescripciones  de   rosuvastatina,  y de  todas las estatinas, en  prevención primaria   después de la publicación de estos  resultados. En este sentido, se llevó a cabo un análisis de series de corte transversal basado en la población utilizando las bases de datos de asistencia sanitaria administrativas de  Ontario, Canadá, entre el  1 de enero de 2003 y el 31 de marzo de 2011. Se definió  como nueva prescripción las situaciones en las que los pacientes recibieron   una prescripción de estatinas si no se les había recetado estatinas en los últimos 365 días. Se examinaron los registros computarizados de prescripción del Programa de Beneficios de Medicamentos de Ontario, que registra los medicamentos con receta dispensados ​​a todos los residentes de Ontario de 65 años o mayores. La muestra inicial incluyó a más de 900.000 pacientes potencialmente elegibles para la terapia con estatinas. El número de nuevos usuarios de estatinas durante este tiempo fue 456.239. De éstos, 165.430 (36%) fueron excluidos debido a que el  uso de estatinas se indicó para prevención secundaria; los 290.809 pacientes restantes fueron incluidos en el analisis.
Tras el cálculo de las tasas trimestrales de nuevas prescripciones de rosuvastatina, y del resto de estatinas,  se observó que, de forma  general, existían tendencias temporales significativas en la tasa de nuevas prescripciones para  todas las estatinas durante todo  el período de estudio (p = 0,99), con un rango de 7.9 a 12.7 de nuevas prescripciones por  cada 1.000 individuos por trimestre. A pesar de este aumento y del hecho que durante el mismo periodo, la cuota de mercado relativa de rosuvastatina (tasa  de incidencia de uso de rosuvastatina en comparación con todas las estatinas) aumentó del 9% al 65%, las tendencias en las nuevas prescripciones  de rosuvastatina  fueron similares antes y después de la publicación del ensayo JUPITER, y quedó demostrado  que la publicación  de estos  resultados no tuvo  impacto estadísticamente significativo en el patrón de  prescripción  de   rosuvastatina (p = 0,21) y del resto de estatinas (p = 0,41).  Este hallazgo contrasta  con los resultados obtenidos en estudios previos en los que sí se demostró un aumento significativo en la prescripción de estatinas   después de la publicación de ensayos  importantes (por  ejemplo, la publicación en  los países escandinavos del “Simvastatina Survival estudio” dio lugar a un cambio positivo significativo en la cuota de mercado de la simvastatina,  y  la liberación del   “West of Scotland Coronary Prevención Study” y del  estudio “Cholesterol and Recurrent Events”  se asociaron con un aumento en la cuota de mercado de pravastatina  relacionada con un aumento en su prescripción).

Los autores del estudio discuten acerca de estos resultados y apuntan diferentes factores que puedan explicar    por qué no se observa  aumento en la prescripción de rosuvastina ,y del resto de estatinas, tras la publicación de los resultados del ensayo JUPITER. En primer lugar, podría ser que los médicos fueran reacios a iniciar   tratamientos con estatinas en esta nueva población objetivo definida por el ensayo JUPITER,  debido a que en él se realizaron periodos de seguimiento relativamente cortos (la media de seguimiento en el ensayo fue de menos de 2 años) y podrían existir dudad sobre los  beneficios, o potenciales efecto adversos, de la terapia  a largo plazo. Además, las tasas significativamente más altas de diabetes de nueva aparición observadas durante  el ensayo JUPITER, así como los resultados de  un  meta-análisis de 2010 en el que se evaluó un mayor  riesgo de   diabetes  bajo  terapia con estatinas, pueden también  haber influido en  las tasas  de  prescripción de rosuvastatina y otras estatinas en  prevención primaria. En segundo lugar, con anterioridad a la publicación del ensayo JUPITER existía ya una tendencia creciente en la prescripción de rosuvastatina (debida probablemente a los efectos del marketing farmacéutico) y  este hecho puede haber enmascarado cualquier efecto significativo de la publicación del ensayo. También puede haber influido el hecho que la  rosuvastatina fuese  la única estatina que seguía siendo un producto de marca  durante  todo el período de estudio. La comercialización de la rosuvastatina probablemente presentó niveles superiores al de otras  estatinas cuando perdieron éstas  la protección de patentes durante el  período de estudio (2003 para la simvastatina y 2010 en el caso de la  atorvastatina), lo que podría explicar la tendencia creciente en su  uso  en las nuevas prescripciones,  independiente del ensayo JUPITER y las recomendaciones de las  guías clínicas. De forma  no menos importante cabe destacar, también a este  nivel,  que durante el  periodo de estudio las prescripciones de rosuvastatina  pasaron de no estar cubiertas económicamente  por el sistema de salud público a sí estarlo, por lo que la prescripción de rosuvastatina  sin prejuicio para el bolsillo del paciente podría haber jugado cierto papel en la tendencia alcista del uso de esta estatina en comparación con las demás.
Por otro lado, lo que resulta chocante a los autores de este estudio es que los resultados del ensayo JUPITER  sugieren que sólo una pequeña proporción de pacientes calificarían para la terapia con rosuvastatina (el resto de los ensayos de prevención primaria con rosuvastatina sólo han demostrado beneficio en su uso como sustitutivo), en cambio los datos reales al final del estudio indican  que a casi dos tercios de los nuevos usuarios de estatinas se les había prescrito rosuvastatina. Este dato, cuestionable desde el punto de vista clínico,  no es menor en el plano económico, dado que el uso de equivalentes  genéricos supondría una diferencia de coste muy importante en el gasto público. En este sentido, los autores  estiman necesaria una  mejora en la integración de la prescripción basada en la evidencia a la práctica clínica rentable.
Original:
Jennifer F. T. Teng, Tara Gomes, Ximena Camacho, Scott Grundy, David N. Juurlink, and Muhammad M. Mamdani

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