lunes, 27 de enero de 2014

Valvulopatías crónicas medicamentosas. Sesión DICAF

 La revue Prescrire 2013; 33 (359): 668-672
Valvular, 09/05/2013: Larousse

La aparición de lesiones valvulares pueden tener diferentes orígenes y cabe destacar que su aparición puede tener también un origen medicamentoso.
El término valvulopatía se refiere a las situaciones de anomalía en el funcionamiento las válvulas cardiacas. Los pacientes afectados de valvulopatías pueden presentar un cuadro clínico de fatiga, dificultad para respirara, edema pulmonar agudo, angina, síncope,…
En situaciones crónicas la evolución de la afectación suele ser gradual y asintomática, generándose de forma progresiva una sobrecarga hemodinámica a nivel coronario que puede conducir a insuficiencia cardiaca provocando, en ocasiones, situaciones de muerte súbita. Las valvulopatías crónicas pueden deberse a distintas causas, principalmente causas congénitas (malformaciones), inflamatorias (por fiebre reumática, aun que poco común en nuestro entorno), infecciosas (endocarditis), degenerativas, relacionada con la edad, isquémica por insuficiencia coronaria (angina de pecho, infarto). Actualmente se conoce que también pueden deberse al uso de medicamentos. Las valvulopatías de origen medicamentosos, se han identificado principalmente en el uso fármacos con propiedades serotoninérgicas (posiblemente debido a que la serotonina estimula el crecimiento de fibroblastos y la fibrogénesis conduce a válvulas espesas, recubiertas de depósitos fibrosos que pueden influir en la perdida de su funcionalidad, aunque parece que también juega un papel importante el tipo concreto de receptor serotoninérgico involucrado ). En este caso, la evolución de las lesiones una vez retirado el medicamento puede ser de lenta regresión a la situación previa o puede darse sólo una estabilización de las lesiones o incluso, en algunos casos, su agravamiento.
Otro grupo de medicamentos involucrados en la aparición crónica de lesiones valvulares lo constituyen los derivados del ergo, cuando estos hayan sido tomados a dosis altas o por tiempos muy prolongados (por lo general no se observa aparición de lesiones para tratamientos cortos). Entre los derivados del ergo cabe incluir la bromocriptina y la cabergolina indicadas en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson y en la hiperprolactinemia. Para la enfermedad de Parkinson, se recomienda pues el uso de no derivados del ergo como puede ser el ropinirol, aunque en el caso de hiperprolactinemia , el bromocriptina y la cabergolina son los fármacos de referencia. También se pueden encontrar medicamentos basados en sustancias derivadas del ergo en preparados contra la migraña (dihidroergotamina) y la hipertensión (dihidroergocristina).
Por otro lado, se ha demostrado que los derivados de la fenfluramina (deribado anfetamínico anorexigénico) aumentan el riesgo de aparición de valvulopatías y por lo tanto , aunque ya no están comercializados, debe tenerse especial vigilancia sobre otros derivados anfetamínicos que sí están comercializados como el metilfenidato y el bupropión. Por último destacar que existen sospechas acerca de los medicamentos, que en dosis excesivas, pueden inducir hipercalcemia y / o hiperfosfatemia y en consecuencia, la calcificación de tejidos blandos como es el caso de las sales de fosfato intravenosas, los anticálcicos basado en carbonato de calcio y la vitamina D entre otros, aunque este es un tema que aún está en discusión.

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