EL RMFYC FELIX ERNESTO COLICHÓN NOS ADJUNTA ESTE RESUMEN Y COMENTARIO de este artículo que revisa los problemas testiculares en la infancia desde el blog cuyo enlace se adjunta http://juanzaplana.blogspot.com/
Este artículo se centra en el diagnóstico, la
evaluación, las indicaciones para la derivación y el tratamiento de
algunos de los problemas testiculares más comunes hallados en pediatría.
Dr. Godbole PP
Paediatrics and Child Health 2012; 22:6; 230-234
Introducción
El diagnóstico y tratamiento de muchas anomalías testiculares en la
infancia puede ser difícil y frustrante para el médico de atención
primaria. Además, si estos problemas no se evalúan y tratan
oportunamente, pueden dejar secuelas significativas.
Congénitos
1- Testículos no descendidos
2- Hernia e hidrocele
1. Testículos no descendidos
Definición: Un testículo no descendido (criptorquidia) está detenido a lo largo de su trayectoria normal de descenso.
Incidencia: Se observa en aproximadamente el 1% de los recién
nacidos varones a término al año de edad; el 20% de los testículos no
descendidos son no palpables.
Etiología: El testículo se desarrolla a partir de la gónada
bipotencial a las 6 semanas de gestación bajo la influencia del gen SRY.
Las células de Sértoli y Leydig secretan sustancia inhibidora
Mülleriana (MIS) y testosterona, respectivamente. La secreción de MIS
causa regresión de las estructuras Müllerianas. El descenso testicular
se produce como resultado de una compleja interacción de varios factores
como testosterona, Péptido G relacionado con la calcitonina, insulina,
el gubernaculum, el proceso vaginal y la presión intra-abdominal. La
falla de cualquiera de estos mecanismos puede causar falta de descenso o
mal descenso testicular. Cuando un testículo es no palpable, puede
representar un testículo intra-abdominal o un síndrome de desaparición
del testículo (agenesia testicular).
El testículo retráctil se produce como resultado de una contracción hiperactiva del músculo cremáster.
Diagnóstico: El examen clínico es fundamental para el diagnóstico.
Es importante diferenciar entre el testículo no descendido verdadero y
el testículo retráctil. En los casos de testículo retráctil, el
testículo puede ser fácilmente llevado a la base del escroto y allí se
queda sin tensión. La estimulación del reflejo cremasteriano al rosar la
cara interna del muslo puede inducir a los testículos a retroceder a lo
largo de la línea normal de descenso. La típica historia es la de
testículos que son fáciles de ver y sentir en el escroto cuando el niño
está relajado en un baño tibio. Debe realizarse una búsqueda cuidadosa
para detectar un testículo ectópico superficial en la bolsa inguinal,
periné, cara interna del muslo o hasta en la base del pene. En los casos
de testículos no palpables bilaterales debe plantearse la sospecha de
una condición intersexual, y se debe caracterizar el perfil hormonal y
el cariotipo. Si el testículo no descendido es unilateral y se asocia
con una hipospadia proximal, también debe sospecharse una condición
intersexual y la evaluación debería realizarse en conjunto con un
endocrinólogo infantil.
Tratamiento: Huff y sus colegas caracterizaron los cambios que
tienen lugar dentro de los testículos en los primeros años de vida. Un
testículo no descendido sufre cambios estructurales dentro de los 2
primeros años y puede potencialmente afectar la fertilidad. Sin embargo,
la evidencia más reciente sugiere que los cambios pueden ocurrir mucho
antes, entre los 6 y 12 meses. Además, es más propenso a traumatismos y
torsión. El riesgo relativo de cáncer en un testículo no descendido es
3.7 - 7.5 veces mayor que el de un testículo que descendió normalmente.
La orquidopexia no reduce este riesgo, pero hace al testículo más
favorable para la autoevaluación.
Un testículo no descendido palpable unilateral debe ser observado
durante los primeros 3 meses de vida para aprovechar el aumento de la
testosterona que podría ayudarlo a descender aún más. El consenso actual
es que si el testículo permanece no descendido después de los 3 meses
de edad, es poco probable que descienda espontáneamente y por lo tanto
la intervención quirúrgica está justificada. Hutson y sus colegas
recomiendan la cirugía después de los 3 meses de edad en centros con
instalaciones adecuadas para llevar a cabo procedimientos a esta edad.
El tratamiento de elección para los testículos no palpables unilaterales
es la laparoscopía. Todos los pacientes se examinan bajo anestesia
general y, si el testículo es palpable, se realiza una orquidopexia
abierta. Si el testículo es aún no palpable, se realiza una laparoscopia
diagnóstica. Si el testículo es de buena calidad, puede ser llevado
hacia abajo mediante orquidopexia ya sea en uno o dos pasos según las
etapas del principio de Stephen Fowler. Hay un rol muy poco
significativo para la exploración inguinal aislada por un testículo no
palpable. Si la laparoscopía muestra vasos gonadales terminales y
conductos deferentes con extremo ciego en combinación con un testículo
no palpable, el paciente presenta agenesia testicular y no es necesario
ninguna acción adicional. Si la laparoscopía indica vasos gonadales
viables y conductos deferentes que salen del anillo interno, debe
explorarse la ingle para confirmar la presencia o ausencia de tejido
testicular viable.
Resultados: los pacientes con testículos no descendidos pueden
tener fertilidad potencialmente disminuida en la edad adulta. Los casos
de testículos no descendidos unilaterales tienen un mejor pronóstico de
fertilidad (se considera que tienen fertilidad normal si el testículo
contralateral está normalmente descendido) que aquellos con testículos
no descendidos o testículos intra-abdominales bilaterales.
La literatura sugiere una tasa de fertilidad de hasta el 80% para los
testículos no descendidos unilaterales y del 50-60% para los
bilaterales.
Testículos ascendidos
Algunos niños pueden presentarse más tardíamente en la
infancia con un testículo no descendido palpable. Se observa que estos
pueden ser colocados normalmente en el escroto en el examen postnatal y
en los siguientes controles de salud. Estos testículos se denominan
testículos ascendidos a diferencia de los testículos no descendidos. El
testículo ascendido es el resultado de un crecimiento diferencial del
niño, en comparación con el crecimiento de las estructuras del
gubernaculum y del cordón, por lo que el testículo queda fijado en una
posición más alta en relación al escroto. Los testículos ascendidos
pueden representar la cohorte de niños mayores sometidos a orquidopexia.
La incidencia de testículos no descendidos puede ser tan alta como del
32 al 50% en casos en los que un testículo es significativamente
retráctil. El ascenso testicular también puede ser iatrogénico
secundario a cirugía inguinal luego de la reparación de una hernia
inguinal. Se recomienda la orquidopexia y es común encontrar en el
momento de la cirugía un proceso vaginal obliterado en lugar de un
proceso vaginal permeable.
2. Hidrocele y hernia
Definición: La diferencia entre un hidrocele y una hernia se
refiere al calibre del proceso vaginal permeable que se desarrolla en
relación con el descenso de los testículos. La falla del cierre del
proceso vaginal (PV) puede conducir líquido peritoneal (Hidrocele) o
vísceras intra-abdominales (Hernia) dentro de un proceso vaginal
permeable.
Etiología: El PV se desarrolla durante el descenso de los
testículos y actúa como un conducto para que el testículo fetal
intra-abdominal pueda pasar al escroto. La historia natural es que el PV
se cierre espontáneamente dentro de los primeros 2 años de vida. Un PV
permeable puede estar presente en hasta el 60% de los niños en los
primeros dos meses de vida, momento en el que hay un descenso constante
hasta los 2 años de edad. Los niños con criptorquidia tienen con
frecuencia un PV permeable.
Diagnóstico: el PV permeable debe considerarse como una hernia potencial.
En consonancia con la alta incidencia de un proceso vaginal permeable en
el recién nacido, puede presentarse un hidrocele en el período
neonatal. Típicamente, el hidrocele se presenta sin dolor y con
inflamación escrotal de tamaño variable y la hernia inguinal como una
inflamación inguinal intermitente. En niños mayores, el hidrocele puede
manifestarse por primera vez después de una enfermedad viral o
gastroenteritis. El hidrocele puede dar una coloración azulada de la
piel. El tamaño puede variar durante el curso del día, siendo más
pequeño en la mañana o después de un período de descanso. El hidrocele
suele ser asintomático, pero en ocasiones los niños pueden quejarse de
molestias en la ingle o en el escroto. Es posible llegar por encima de
la tumoración escrotal. Los hidroceles característicamente presentan
transiluminación positiva aunque no es una prueba diagnóstica muy clara
en niños pequeños y lactantes porque el contenido del intestino en la
hernia atascada también puede dar esta apariencia (transiluminación
positiva). En los grandes hidroceles donde el testículo no es palpable
se recomienda realizar una ecografía, especialmente en bebés en los que
debe descartarse un hidrocele abdomino-escrotal. Si el proceso vaginal
sufre obliteración parcial, puede desarrollarse un hidrocele quístico a
lo largo del cordón. Esto se presenta como una tumoración indolora,
móvil y quística separada de los testículos, pero que se mueve con el
cordón al realizar una tracción suave sobre el testículo en dirección
hacia abajo. El hidrocele puede presentarse de formas inusuales, como un
hidrocele meconial con apendicitis o después de una hemorragia
intra-abdominal (hematocele).
Una hernia se presenta como una tumoración inguinal intermitente y puede
descender al escroto. Principalmente en los recién nacidos y prematuros
se puede presentar como una hernia incarcerada en su primera
presentación. No es posible llegar por encima de la tumoración y en la
mayoría de los casos se puede reducir de nuevo en el abdomen. Una hernia
incarcerada suele ser dolorosa y tumefacta y puede asociarse con
características de obstrucción intestinal.
Tratamiento: la historia natural del proceso vaginal es que se somete a la obliteración espontánea alrededor de los 2 años.
La cirugía está indicada si el hidrocele se presenta más allá de esta
edad y consiste en la ligadura alta del proceso y escisión parcial del
saco distal a través de una incisión pequeña en la ingle. Esto se hace
generalmente como un procedimiento con breve internación.
La necesidad de exploración de la ingle contralateral es controvertida.
En casos de hidrocele secundario a derivación ventriculoperitoneal o
catéteres de diálisis peritoneal, una vez realizado el diagnóstico, se
recomienda la ligadura bilateral precoz del PV para prevenir
complicaciones. Todas las hernias inguinales requieren el cierre
quirúrgico del PV; el momento de la cirugía depende de la edad del niño.
La cirugía se lleva a cabo tan pronto como sea posible para los niños
menores de 1 año de edad debido al mayor riesgo de incarceramiento. En
los niños prematuros internados en una unidad neonatal, la preferencia
de los autores es que la hernia se repare en algún momento previo al
alta.
Adquirido
Escroto agudo
Definición: El escroto agudo abarca una variedad de
condiciones que cursan con un dolor muy agudo e inflamación escrotal. El
correcto diagnóstico y una intervención oportuna son fundamentales para
un mejor resultado. El incumplimiento o retraso en el diagnóstico de la
torsión testicular es una de las causas más comunes de demanda por
negligencia médica.
Etiología:
1- Torsión del testículo
2- Torsión del apéndice del testículo (Hidátide de Morgagni)
3- Orquiepididimitis
4- Edema escrotal idiopático
5- Hidrocele agudo o hernia encarcelada
6- Trauma
1. Torsión testicular
La torsión testicular es una emergencia quirúrgica y puede ocurrir a
cualquier edad, aunque por lo general tiene una distribución bimodal. En
neonatos ocurre como resultado de la torsión del cordón espermático
fuera de la investidura de la túnica vaginal (conocida como torsión
extravaginal). En el grupo de mayor edad, esto ocurre como resultado de
una inserción alta de la túnica vaginal dando lugar a la típica
deformidad en badajo de campana que suele ser bilateral.
Diagnóstico: el paciente presenta una breve historia de inicio
súbito de dolor agudo en el escroto. Esto puede estar asociado con dolor
abdominal y vómitos. El análisis de orina es normal. El examen clínico
revela un testículo muy sensible y agrandado.
Puede acompañarse de edema y eritema. El testículo puede elevarse o
tener una situación anormal junto con la pérdida del reflejo
cremasteriano.
Tratamiento: El manejo de la sospecha de torsión testicular es la
exploración quirúrgica. Si el testículo es viable, se fija éste y el
contralateral en el mismo tiempo quirúrgico usando suturas no
absorbibles. Una alternativa es fijar los testículos en la bolsa de
dartos sin suturas. Aunque estudios tales como la ecografía con Doppler
se han descripto para el diagnóstico, se sabe que solo conducen a
prolongar los tiempos y reducir la posibilidad de salvar el testículo.
La tasa de recuperación de los testículos es inversamente proporcional
al tiempo de isquemia y disminuye significativamente después de 6 hs. de
isquemia completa.
En los casos de torsión neonatal o perinatal, la probabilidad de salvar
el testículo es poco frecuente. Sin embargo se han descripto casos de
torsión sincrónica.
El manejo en estos casos sigue siendo un tema de debate, algunos a favor
de no realizar ninguna intervención para favorecer el testículo
contralateral y otros que proponen la fijación del testículo
contralateral en la bolsa de dartos.
2. Torsión del apéndice del testículo (Hidátide de Morgagni)
El apéndice del testículo es un remanente embriológico del conducto
mesonéfrico en el polo superior del testículo que puede sufrir torsión.
El episodio es más insidioso que en la torsión testicular y los niños
tienden a presentarse más tarde con dolor de inicio insidioso. En las
primeras etapas puede observarse un típico punto “azul” en el polo
superior del testículo, pero muchas veces el diagnóstico es dificultoso
debido a la sensibilidad generalizada de los testículos y el edema y
eritema suprayacente. En estos casos, la exploración quirúrgica es la
norma y el diagnóstico se realiza en el momento de la exploración. No es
necesaria la fijación del testículo afectado ni del contralateral.
El tratamiento conservador puede considerarse si no hay ninguna duda
sobre el diagnóstico. Se indica analgesia regular hasta que cesa el
dolor, lo que puede tardar una semana o más desde la aparición de los
síntomas.
3. Orquiepididimitis:
Es poco frecuente en niños y no debe ser considerado como
el principal diagnóstico en un niño sin historia de alteraciones
urológicas o instrumentación de la vía urinaria reciente.
La orquiepididimitis puede ser de origen viral. Los niños se presentan
con dolor y agrandamiento testicular con una mayor duración de los
síntomas en comparación con la torsión testicular. El análisis de orina
puede mostrar microorganismos y en los casos de retraso en la consulta,
la ecografía puede revelar un epidídimo espeso con vascularización
aumentada pero con un testículo normal. En otros casos, el diagnóstico
se realiza exclusivamente en la exploración quirúrgica por sospecha de
torsión testicular. Tras el diagnóstico, es esencial la evaluación del
tracto renal para la evaluación de anormalidades estructurales.
4. Edema escrotal idiopático
Esta afección presenta un eritema rápidamente progresivo y edema
del escroto y el pene y puede extenderse hasta las ingles. Puede
observarse una raya roja que se extiende desde el periné. La etiología
exacta no está clara. El escroto se muestra edematoso e hipersensible y
puede ser difícil palpar el testículo a través del edema escrotal. Un
truco útil en estos casos es llevar al testículo fuera del escroto hacia
la ingle y palparlo allí donde tiene menos sensibilidad. Si hay alguna
duda, se debe explorar quirúrgicamente. El diagnóstico es clínico y el
proceso es a menudo auto-limitante, sin necesidad de intervención.
Otras condiciones adquiridas
1-Quiste del epidídimo
2-Microlitiasis testicular
3-Varicocele
4-Tumores testiculares
1. Quiste del epidídimo
Definición: Un quiste del epidídimo es una lesión quística, por lo
general derivada de la cabeza del epidídimo, típicamente en niños
peripuberales.
Esto también se conoce como espermatocele y se descubre incidentalmente,
pero puede causar una gran consternación entre el paciente y la
familia.
Etiología: Se forma como resultado de la obstrucción de los túbulos del
epidídimo resultando en un quiste lleno de espermatozoides. La
obstrucción del túbulo puede desarrollarse después de un traumatismo
escrotal o de una orquiepididimitis.
Diagnóstico: El diagnóstico suele ser clínico. La historia suele ser la
aparición de una masa quística asintomática sin dolor en el polo
superior del testículo.
En ocasiones puede causar molestias asociadas con la actividad física
como el deporte. El diagnóstico se confirma mediante una ecografía.
Manejo: Como los quistes son generalmente asintomáticos, no se necesita
intervención alguna, salvo dar la tranquilidad necesaria. Sin embargo,
si es sintomático, se realiza la intervención quirúrgica para
exploración y resección o marsupialización.
2. Microlitiasis testicular
La microlitiasis testicular (MT) es una enfermedad poco frecuente en los
niños que puede tener diagnóstico radiológico o histológico. La
apariencia en la ecografía es de múltiples focos ecogénicos de 1 a 3
mm. dentro del parénquima testicular. La condición se caracteriza por
calcificación dentro de los túbulos seminíferos. Existen pocos datos
sobre MT en niños ya que la mayoría son series en adultos. El manejo de
la MT en los niños también sigue siendo un tema de debate debido a la
relación reportada de MT con malignidad en la literatura en pacientes
adultos. El hallazgo de MT suele ser incidental en una ecografía de
testículo solicitada por otra condición no relacionada. Mackinnon y
colaboradores no encontraron en su revisión ninguna asociación entre la
MT y los tumores malignos en los niños y, por lo tanto, concluyeron que
en ausencia de factores de riesgo como criptorquidia, infertilidad, o
historia previa de cáncer testicular, la vigilancia de seguimiento de la
MT en niños es innecesaria.
3. Varicocele
Definición
Es una dilatación anormal de las venas testiculares en el plexo
pampiniforme causada por reflujo venoso. Es raro en los niños menores de
10 años de edad y se hace más frecuente al inicio de la pubertad. Se
encuentra en el 15% a 20% de los adolescentes, con una incidencia
similar en la edad adulta. Suele aparecer la mayoría de las veces en el
lado izquierdo (78% -93% de los casos). Los varicoceles del lado derecho
son poco comunes, y se evidencian en casos de varicocele bilateral,
pero rara vez se presentan como hallazgo aislado.
Diagnóstico
El varicocele es generalmente asintomático, rara vez causa dolor a esta
edad. Puede ser observado por el paciente o sus padres, o descubierto
por el pediatra en un control de rutina. El diagnóstico se basa en el
hallazgo clínico de una acumulación de venas dilatadas y tortuosas en
posición de pie; las venas son más pronunciadas cuando el paciente
realiza maniobras de Valsalva.
Clasificación y diagnóstico
El varicocele se clasifica en tres grados: Grado I - Valsalva positivo
(palpable con la maniobra de Valsalva solamente); Grado II - palpable
(palpable sin la maniobra de Valsalva); Grado III - visible (visible a
distancia). El tamaño de ambos testículos debe ser evaluado durante la
palpación para detectar un testículo más pequeño.
El reflujo venoso en el plexo pampiniforme se diagnostica mediante mapeo
de flujo con Doppler color en posición de decúbito supino y en posición
vertical. El reflujo venoso detectado en la ecografía sólo se clasifica
como varicocele subclínico. El examen ecográfico incluye la evaluación
del volumen testicular para discriminar hipoplasia testicular. En
adolescentes, un testículo que es menor en más de 2 ml en comparación
con el otro testículo se considera hipoplásico.
Tratamiento
Indicaciones
Hipoplasia testicular
Síntomas en un gran varicocele
Anormalidades comprobadas de los espermatozoides en adolescentes mayores.
Se puede realizar la ligadura de las venas espermáticas internas en los
diferentes niveles. El autor prefiere la ligadura alta en masa/división
de los vasos testiculares (arteria, vena y linfáticos) mediante el
abordaje laparoscópico. Se han descripto otros abordajes para reducir el
riesgo postoperatorio de hidrocele como la ligadura precisa de la
arteria y la sustitución de la ligadura linfática. Se puede realizar
abordaje inguinal o subinguinal abierto con magnificación.
4. Los tumores testiculares
Los tumores testiculares son raros en el grupo de edad pediátrica en
comparación con los que se producen en pacientes post-puberales. La
incidencia es de 0. 5% - 2 % / 100.000 niños y representan el 1% - 2 %
de todos los tumores pediátricos. Una revisión completa de los tumores
testiculares está más allá del alcance de este artículo. En comparación
con estudios en adultos, el mayor porcentaje de tumores testiculares
pediátricos son benignos.
La mayoría de los tumores testiculares se presentan como una masa
testicular observada por el paciente o su familia. La presentación
inicial puede ser como un hidrocele, y esto es importante para solicitar
una imagen en todo hidrocele donde el testículo no puede ser claramente
palpado. En ocasiones, los pacientes pueden presentar dolor. El examen
clínico revela una masa testicular dura.
Debe realizarse un examen físico completo junto con marcadores tumorales
(alfa-fetoproteína (AFP) y beta HcG). Los marcadores tumorales juegan
un papel en la evaluación y seguimiento de los tumores testiculares.
La evaluación radiográfica debe limitarse a la obtención de imágenes del
tumor primario (generalmente por ultrasonidos) y para descartar
metástasis. Antes de la cirugía suele realizarse una tomografía de
abdomen y tórax.
El abordaje quirúrgico es el de una orquiectomía inguinal alta a través
de una incisión en la ingle sin alcanzar la túnica vaginal.
Las estructuras del cordón se aíslan y se sujetan con un clamp. El
testículo se exterioriza a través de la incisión, y una vez que el tumor
se confirma por inspección directa, se secciona el cordón para ser
enviado para análisis histológico. Cada vez más frecuentemente para
ciertos tumores, la tendencia ha sido la cirugía conservadora del
testículo. El manejo postoperatorio depende de la histología y la
estadificación del tumor y puede requerir de cirugía adicional,
quimioterapia, radioterapia o terapia multimodal.
Comentario: Las afecciones testiculares en pediatría
abarcan un gran espectro de patologías congénitas y adquiridas que
requieren especial atención porque su diagnóstico y tratamiento
oportunos pueden prevenir secuelas graves. La derivación oportuna al
especialista, incluso a veces antes de solicitar estudios diagnósticos,
es imprescindible para dar curso al tratamiento adecuado.
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