Guía de Práctica Clínica sobre prevención secundaria de ictus. Una #GPC de @aetsa_ para #RedETS y @GuiaSalud.
https://www.aetsa.org
Documentar la variabilidad de la práctica clínica, analizar sus causas y adoptar estrategias
orientadas a eliminarla, han demostrado ser iniciativas que fomentan la toma de decisiones
efectivas y seguras, centradas en los pacientes, por parte de los profesionales sanitarios. Entre
dichas estrategias destaca la elaboración de Guías de Práctica Clínica (GPC), «conjunto de
recomendaciones basadas en una revisión sistemática de la evidencia y en la evaluación de los
riesgos y beneficios de las diferentes alternativas, con el objetivo de optimizar la atención
sanitaria a los pacientes».
Entre las prioridades del Ministerio de Sanidad se encuentra consolidar la elaboración
de GPC, coordinadas desde GuíaSalud, en el marco de la Red Española de Agencias de
Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud (SNS). Es
en este contexto en el que se enmarca la Guía de Práctica Clínica sobre prevención secundaria
de ictus, actualizada en los aspectos relacionados con el uso del tratamiento antitrombótico
para la prevención de ictus isquémico de origen cardioembólico.
Existe un aumento progresivo de toma de conciencia sobre la importancia que tienen las
enfermedades cerebrovasculares y, en particular, el ictus, como problemas clínicos y
sociosanitarios. El ictus es una causa importante de mortalidad y morbilidad cognitiva y física
en todo el mundo, que afecta a los pacientes y a sus familias, con un impacto creciente en los
costes sociales y económicos.
De forma paralela, el cuerpo de conocimiento sobre la prevención, el tratamiento y la
rehabilitación de las personas con ictus también se ha incrementado. Además se ha puesto de
manifiesto el valor de los estilos de vida y del tratamiento de los factores de riesgo en la
prevención de esta enfermedad. Hemos aprendido a limitar la afectación neurológica con la
terapia trombolítica, que minimiza el daño cerebral. Pero, sobre todo, hemos aprendido que
el tiempo de reacción en todos los niveles de atención y la especialización profesional de todos
ellos, es crucial para lograr el tratamiento efectivo y para reducir las consecuencias de esta
enfermedad sobre la salud. La atención sanitaria al ictus ha mostrado así su complejidad, ya
que implica intervenciones preventivas, terapéuticas y de manejo clínico, que deben ejecutarse
de manera coordinada y, sobre todo, a su tiempo.
Disponer de una Guía de Práctica Clínica sobre prevención secundaria de ictus ayudará
a disminuir la variabilidad de la práctica clínica en el tratamiento antitrombótico de estos
pacientes, así como a facilitar la accesibilidad y la equidad en su atención sanitaria. Además,
esperamos que la incorporación de los pacientes en el desarrollo de la Guía, permita facilitar
los procesos de comunicación y toma de decisiones compartida entre los pacientes y sus
familiares y los profesionales implicados.
Esta Guía es el resultado del trabajo de un amplio grupo de profesionales expertos. En el
grupo de trabajo han participado también familiares y cuidadores, y se ha tenido en cuenta la
evidencia cualitativa sobre sus experiencias y valores. Aunque se hayan identificado limitaciones
en la evidencia científica, creemos que las recomendaciones elaboradas contribuirán a mejorar
la calidad asistencial, ayudarán a disminuir la variabilidad de la práctica clínica y favorecerán los
procesos de comunicación y la toma de decisiones compartida
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