martes, 18 de abril de 2023

Guía de Práctica Clínica sobre prevención secundaria de ictus. Una #GPC de @aetsa_ para #RedETS y @GuiaSalud.

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Documentar la variabilidad de la práctica clínica, analizar sus causas y adoptar estrategias orientadas a eliminarla, han demostrado ser iniciativas que fomentan la toma de decisiones efectivas y seguras, centradas en los pacientes, por parte de los profesionales sanitarios. Entre dichas estrategias destaca la elaboración de Guías de Práctica Clínica (GPC), «conjunto de recomendaciones basadas en una revisión sistemática de la evidencia y en la evaluación de los riesgos y beneficios de las diferentes alternativas, con el objetivo de optimizar la atención sanitaria a los pacientes». Entre las prioridades del Ministerio de Sanidad se encuentra consolidar la elaboración de GPC, coordinadas desde GuíaSalud, en el marco de la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud (SNS). Es en este contexto en el que se enmarca la Guía de Práctica Clínica sobre prevención secundaria de ictus, actualizada en los aspectos relacionados con el uso del tratamiento antitrombótico para la prevención de ictus isquémico de origen cardioembólico. Existe un aumento progresivo de toma de conciencia sobre la importancia que tienen las enfermedades cerebrovasculares y, en particular, el ictus, como problemas clínicos y sociosanitarios. El ictus es una causa importante de mortalidad y morbilidad cognitiva y física en todo el mundo, que afecta a los pacientes y a sus familias, con un impacto creciente en los costes sociales y económicos. De forma paralela, el cuerpo de conocimiento sobre la prevención, el tratamiento y la rehabilitación de las personas con ictus también se ha incrementado. Además se ha puesto de manifiesto el valor de los estilos de vida y del tratamiento de los factores de riesgo en la prevención de esta enfermedad. Hemos aprendido a limitar la afectación neurológica con la terapia trombolítica, que minimiza el daño cerebral. Pero, sobre todo, hemos aprendido que el tiempo de reacción en todos los niveles de atención y la especialización profesional de todos ellos, es crucial para lograr el tratamiento efectivo y para reducir las consecuencias de esta enfermedad sobre la salud. La atención sanitaria al ictus ha mostrado así su complejidad, ya que implica intervenciones preventivas, terapéuticas y de manejo clínico, que deben ejecutarse de manera coordinada y, sobre todo, a su tiempo. Disponer de una Guía de Práctica Clínica sobre prevención secundaria de ictus ayudará a disminuir la variabilidad de la práctica clínica en el tratamiento antitrombótico de estos pacientes, así como a facilitar la accesibilidad y la equidad en su atención sanitaria. Además, esperamos que la incorporación de los pacientes en el desarrollo de la Guía, permita facilitar los procesos de comunicación y toma de decisiones compartida entre los pacientes y sus familiares y los profesionales implicados. Esta Guía es el resultado del trabajo de un amplio grupo de profesionales expertos. En el grupo de trabajo han participado también familiares y cuidadores, y se ha tenido en cuenta la evidencia cualitativa sobre sus experiencias y valores. Aunque se hayan identificado limitaciones en la evidencia científica, creemos que las recomendaciones elaboradas contribuirán a mejorar la calidad asistencial, ayudarán a disminuir la variabilidad de la práctica clínica y favorecerán los procesos de comunicación y la toma de decisiones compartida


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