Parece que desde hace un tiempo estamos más sensibilizados con la prevención cuaternaria, cuestionando lo que hacemos, la seguridad de los tratamientos que prescribimos y cómo mejorar constantemente. No hay un día en el que, frente al ordenador de la consulta, no miremos el listado de fármacos tras escuchar síntomas referidos al azar: “me mareo”, “se me seca la boca” “mi padre está raro”. Y es que todos sabemos que los fármacos tienen sus efectos secundarios, estando a la cabeza las famosas benzodiacepinas y opioides mayores pero ¿y el resto? ¿Qué dice la evidencia?
En los últimos años se han publicado diferentes estudios sobre la carga anticolinérgica y su efecto perjudicial, sobre todo en población de edad avanzada, dado que, por un lado, este grupo de edad está más expuesto a tener reacciones adversas a medicamentos por los cambios fisiológicos relacionados con el envejecimiento (farmacodinamia y farmacocinética) y, por otro lado, son pacientes que van a presentar con mayor frecuencia patologías subsidiarias de tratamientos que conlleven el uso de fármacos anticolinérgicos.
Pero, ¿qué es eso de “carga anticolinérgica”
Es el efecto acumulativo de tomar uno o más medicamentos con capacidad para desarrollar efectos anticolinérgicos adversos, principalmente antimuscarínicos, como por ejemplo antiparkinsonianos, broncodilatadores inhalados, antimuscarínicos, antidepresivos y antipsicóticos entre otros.
Esta carga debe poder ser cuantificable y para ello existen unas escalas de evaluación validadas, dónde se evalúan las funciones cognitivas y motoras de los pacientes, sin haber actualmente una que sea de referencia sobre otras, aunque cabe destacar que la mayoría de los estudios utilizan la DBI (Drug Burden Index), seguida de la ARS (Anticholinergic Risk Scale), la ACB (Anticholinergic Cognitive Burden Scale) y la ADS (Anticholinergic Drug Scale)2.
Barriendo para casa, podemos nombrar la herramienta https://www.anticholinergicscales.es/, que es una calculadora gratuita de libre acceso creada por el grupo de trabajo de Envejecimiento, pacientes pluripatológicos y con enfermedades avanzadas del Instituto de Biomedicina de Sevilla, utilizando nueve escalas de cuantificación y el cálculo de la DBI. Su uso es sencillo, se van introduciendo los medicamentos utilizados por el paciente y el número obtenido dará una clasificación de riesgo de desarrollar efectos adversos anticolinérgicos según cada escala.
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