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CONCLUSIONES
1. La evidencia científica que se dispone sobre el uso de trazodona para el insomnio es limitada, siendo en su mayor parte ensayos clínicos con pocos pacientes, generalmente con trastornos depresivos de base.
2. Las principales guías de práctica clínica no la recomiendan como tratamiento del insomnio, especialmente a largo plazo.
3. Puede valorarse su uso cuando las terapias cognitivo-conductuales no han surtido efecto o se toleran mal los hipnóticos, teniendo en cuenta las características del paciente, durante un período corto de tiempo y a dosis bajas.
4. Por su perfil de seguridad se debe tener especial precaución en ancianos y pacientes con patología cardíaca.
5. El uso de trazodona para el insomnio no se encuentra entre las indicaciones de la ficha técnica, por lo que requiere cumplir los requisitos normativos (uso excepcional, justificación en la historia clínica y solicitud de consentimiento informado al paciente).
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