USAR con cabeza, recuerdo Boletín 2020.
CONCLUSIONES
1. Las gliflozinas se han mostrado seguras en los estudios de seguridad cardiovascular, aunque las características de estos estudios y la inconsistencia de los resultados no permiten sacar conclusiones sobre la relevancia clínica de sus posibles beneficios. Sí parece que existe un beneficio a nivel de hospitalizaciones por insuficiencia cardiaca y en la función renal.
2. Se deben utilizar con precaución en pacientes con edad mayor de 65 años y con enfermedad renal por los riesgos asociados a la depleción de volumen. No se recomienda iniciar tratamientos si FGe < 60 ml/min/ 1,73 m2 .
3. Las infecciones genitales constituyen un efecto de clase muy frecuente pudiendo llegar a ser muy graves, como la gangrena de Fournier o fascitis necrotizante del perineo.
4. Se debe considerar y monitorizar el riesgo de cetoacidosis diabética, especialmente en pacientes con baja reserva insulínica o con factores precipitantes.
5. El incremento de riesgo de amputaciones no traumáticas para canagliflozina y ertugliflozina no puede descartarse para el resto de gliflozinas. Es necesaria una monitorización frecuente de los pacientes con mayor riesgo: pie diabético, enfermedad vascular periférica o neuropatía periférica.
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