La sociedad ya identifica el mantenimiento de una dieta equilibrada, actividad física moderada y el bienestar emocional como los 3 pilares de una vida saludable. El sueño con salud es el cuarto hábito saludable, y así lo demuestra la evidencia científica disponible.
A pesar de la evidencia disponible que claramente relaciona los trastornos del sueño que comprometen tanto la cantidad como la calidad del sueño, con la manifestación de la ECV y otras consecuencias indeseadas, la protección del derecho a un sueño saludable no se lleva a cabo de manera adecuada. Así, todavía carecemos de un plan estratégico estatal destinado a proteger el sueño saludable y aún resulta necesario llevar a cabo acciones urgentes para abordar los desafíos actuales: Primero, promover la importancia de la salud del sueño como pilar de la vida saludable. Segundo, garantizar el derecho del ciudadano a dormir con salud. Tercero, promover la investigación en sueño con el objetivo de mejorar la descripción de la fisiopatología, caracterización y tratamiento personalizado de los trastornos del sueño.
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de muerte en el mundo. Entre los distintos factores de riesgo relacionados con el desarrollo de ECV, la hipertensión resulta ser el más importante, una enfermedad que afecta a 233 millones de ciudadanos europeos, de manera que uno de cada 3 ciudadanos en Europa es hipertenso .
La conservación de un buen estado de salud del sueño se considera la nueva frontera en la prevención cardiovascular . Así, numerosos estudios han señalado que una duración deficiente o una mala calidad del sueño se asocia estrechamente con el riesgo de desarrollo de ECV. La evidencia científica disponible fomenta la inclusión de las alteraciones del sueño entre los 10 principales factores de riesgo cardiovascular potencialmente modificables. La sociedad moderna considera una dieta equilibrada, la actividad física y el bienestar emocional como los 3 pilares de una vida sana. El flujo continuo de contribuciones científicas, que aportan nuevos conocimientos sobre la relación entre el sueño saludable y la salud cardiovascular, identifican la necesidad de incorporar al sueño saludable como cuarto pilar de la salud. Entre las distintas funciones biológicas, el sueño destaca por ser una función esencial con importantes implicaciones energéticas, reparadoras, conservadores y de supervivencia.
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