Existe un vínculo entre la salud bucal y la salud sistémica. Condiciones como la demencia y la neumonía están asociadas con una mala salud bucal.
Las personas mayores frágiles reciben atención regular por parte del personal médico y de enfermería, pero tienden a no ir al dentista con regularidad o solo buscan tratamiento cuando hay un problema dental. Por tanto, la colaboración entre dentistas y otros profesionales sanitarios es cada vez más importante. La salud bucal debe evaluarse con regularidad. Esto permite la derivación temprana a un dentista. Los fármacos anticolinérgicos, particularmente en la polifarmacia, pueden tener un efecto deletéreo profundo sobre la función salival y la salud bucal. Una revisión de la medicación puede permitir reducir la carga anticolinérgica. Además del cepillado regular, los productos preventivos orales pueden ser apropiados en personas mayores frágiles.
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