Más de 21 millones de nacimientos anuales son afectados por la diabetes (DBT) materna en todo el mundo. En 2016, en EE. UU., la prevalencia de DBT preexistente (tipo 1 o 2) y DBT mellitus gestacional (DMG), en mujeres que dieron a luz un bebé vivo, fue de 0,9% y de 6,0%, respectivamente. En la actualidad, se han redoblado esfuerzos para diagnosticar y tratar la DBT más precozmente en el embarazo. La DBT DMG tiene implicaciones significativas para la díada materno-fetal.
- La DBT tipo 1 se asocia con 2-5 veces mayor riesgo de complicaciones mayores, como las anomalías congénitas, los mortinatos y la muerte neonatal; mientras que el 50% de los bebés sufren complicaciones como la prematurez, feto más grande en relación a la edad gestacional e internación en una unidad neonatal de cuidados intensivos.
- Las mujeres con DBT tipo 2 suelen tener cambios menos dramáticos en el metabolismo de la glucosa y son menos propensos a la cetoacidosis diabética (CAD) y parto por cesárea, comparadas con aquellas embarazadas con DBT1.
Sin embargo, los estudios son contradictorios respecto de si la descendencia tiene tasas similares o más bajas de malformaciones congénitas y muerte fetal, en comparación con aquellas con DBT.
La diabetes mellitus gestacional (DMG) es diagnosticada en el segundo o tercer trimestre del embarazo, en ausencia de DBT manifiesta pregestacional.
- Las mujeres con DMG tienen 30% más de riesgo de parto por cesárea y 50% más de riesgo de hipertensión gestacional.
- Su descendencia tiene 70% más de riesgo de prematurez y 30% más de probabilidad de que el feto sea más grande para la edad gestacional.
- La DMG está estrechamente asociada con la DBT2 materna en el futuro.
- Cada vez hay mayor evidencia de que la exposición a cualquier forma de DBT durante el embarazo confiere mayor riesgo de adiposidad infantil, resistencia a la insulina y alteraciones del desarrollo neurológico.
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