Para adentrarnos en el análisis de la prostitución desde el posicionamiento abolicionista pediremos a quien esté leyendo que deje de lado los clichés, estereotipos y lugares comunes que con carácter reiterativo giran en torno a la prostitución y la trata de mujeres con fines de explotación sexual, y que cumplen la función de normalizar y naturalizar esta forma de violencia contra las mujeres y esta vulneración de los derechos humanos.
Desde distintos ámbitos, incluido el sanitario, cuando se aborda la prostitución se tiende a reproducir el imaginario social que identifica prostitución como sinónimo de prostituta y que hace recaer toda la carga de esta institución sobre las mujeres prostituidas como si ellas fueran las únicas personas implicadas en el entramado de la prostitución. No obstante, esta es una institución relacional y no existe prostituta sin prostituidor, esto es, la prostituta existe para satisfacer el deseo de los hombres prostituyentes.
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