La evidencia de una interacción entre metotrexato y penicilinas se limita a informes de casos y estudios en animales. Hasta el momento, no hay evidencia concluyente de que algún grupo de pacientes en particular tenga más riesgo de que ocurra una interacción, y no parece estar relacionado con la dosis. Si se requiere el uso concomitante de metotrexato y penicilina, los pacientes deben ser monitoreados cuidadosamente durante el tratamiento. El control puede incluir la medición de plaquetas y recuentos sanguíneos dos veces por semana durante dos semanas, con la medición de los niveles de metotrexato si el paciente presenta síntomas.
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